25 marzo 2020

La Pandemia (4): El poema de la Pandemia


La situación actual se va a prolongar por mucho tiempo. El encierro cederá pero la situación de protección y prudencia continuará meses. Navego mucho por la red buscando noticias, consuelo, explicaciones. Me he encontrado con "El poema de la Pandemia", un texto sereno
“Y la gente se quedó en casa. Y leía libros y escuchaba. Y descansaba y hacía ejercicio. Y creaba arte y jugaba. Y aprendía nuevas formas de ser, de estar quieto. Y se detenía. Y escuchaba más profundamente. Algunos meditaban. Algunos rezaban. Alguno bailaban. Algunos hallaron sus sombras. Y la gente empezó a pensar de forma diferente.
Y la gente sanó. Y, en ausencia de personas que viven en la ignorancia y el peligro, sin sentido y sin corazón, la Tierra comenzó a sanar.
Y cuando pasó el peligro, y la gente se unió de nuevo, lamentaron sus pérdidas, tomaron nuevas decisiones, soñaron nuevas imágenes, crearon nuevas formas de vivir y curaron la tierra por completo, tal y como ellos habían sido curados".



Este texto ha sido publicado en un blog inglés, aunque no es original de la autora del blog sino que se remonta al año 1800, en una epidemia de peste. 

No somos los primeros que viven una situación que nadie pensó que podría volver a ocurrir. No se si aprenderemos a vivir de otra manera. Porque los buenos propósitos de hace 200 años no se han cumplido. Cuando todo esto acabe la vorágine seguirá, seguiremos ocupando el tiempo para evadirnos de la conciencia de que no sabemos que hacer con nuestra vida. 

La famosa frase achacada a John Lennon, resume la situación: "La vida es eso que sucede mientras hacemos planes. 

(Evaristo Cienpozuelos)





22 marzo 2020

La Pandemia (3)

El grito: Edward Munch

El mundo se reduce a nuestra vivienda. El enemigo esta dentro, acecha para la invasión,  en el pomo de una puerta, en cualquier superficie. Nos hemos reducido drásticamente el espacio exterior y al mismo tiempo también podemos tener invadido el espacio interior. Estamos evolucionando de la ciencia ficción al terror.

En realidad y no es pose, no me importa mucho morir, no creo que me suceda nada tremendamente nuevo e interesante en la vida que me queda. El mundo actual es tan cambiante e imprevisible que nunca pensé que me sentiría tan perdido.

Primero las etapas de la vida nos las indican,  sutilmente, como se indican  estas cosas, sin nombrarlas. No sabes lo que vas a hacer pero sabes lo que no vas a hacer, porque no se te ocurre, porque en tu modelo no cabe.

Luego, tras un arduo y  trabajoso periodo de reflexión, de vivencias y  errores empiezas a pensar que sabes lo que haces, que decides. Craso error. Si, decides, pero dentro de los limites de tu modelo, inmodificable, inalterable, Puedes modificar el software pero no el hardware.

Cuando llegas a la vejez, ese periodo en que no esperan nada de ti, te tratan con amabilidad y hasta ternura, pero como si nunca supieras lo que haces o tu discurso estuviera siempre fuera de tiempo. Te llaman señor y te dejan el asiento en el autobús los chicos de la concertada. Te conviertes en una excusa para que los demás demuestren su bondad. 

Intento ser positivo, frase repetida que se ha convertido en un slogan vacío. Hay que recordar la frase de B. Russell diciendo que un optimista es un imbécil simpático y un pesimista un imbécil antipático. Puede que eso cambie en la vejez, seguimos siendo imbéciles pero ya no nos importa tanto caer simpáticos. 

Se ha producido el viraje, lo que parecía imposible ha sucedido. Lo real ha traspasado lo ilusorio, lo imposible ha sucedido, la publicidad del Corte Ingles resulta ridícula por su infantilismo. Se acabaron las carreras hacia las rebajas. La rebaja la tenemos en casa y ha venido para quedarse. 

"No somos soñadores. Estamos despertando de un sueño que se convierte en una pesadilla. No estamos destruyendo nada. Estamos viendo cómo el sistema se destruye a sí mismo." (Slajov Zizek)

21 marzo 2020

La Pandemia (2)



Sigue el aislamiento, el encierro, el intento de tragar lentamente lo que jamás imaginamos que nos podía suceder. He bajado la basura, he ido a comprar, pocas cosas, todo nos lleva hacia la austeridad , como si el permiso para la alegría del consumo  hubiera desaparecido. 

Nunca había sentido tan intensamente como ahora el cambio de paradigma. Creo que ha acabado una época y empieza otra impredecible. Los comentarios de tranquilidad, tan racionales, se quedan ajenos a la realidad. No se si sabremos vivir con la incertidumbre que acaba de nacer.

Me estoy envolviendo en esa seriedad depresiva con tintes de "la vida es asi", que tanto odio, ese hablar con pedantesca suficiencia, aunque ahora tras los cursos de habilidades sociales se disimula con cierta ironía y una falsa humildad. Esa suficiencia que encubre la falta de dones, de creatividad, la gente creativa que tiene "realmente" algo que decir no se preocupa tanto de la comunicación.

Alfredo sigue "agobiado", solo baja a la calle a comprar el Marca, como si la ruleta del deporte le hiciera olvidarse de la realidad. 

Yo me defiendo con mis mecanismos obsesivos, mis rutinas procrastinadoras, mis pequeñas tablas de gimnasia, los aplausos a las ocho y todas esas cosas que nos envuelven en la "solidaridad", esa que sentimos cuando nos pasa algo a nosotros, no al que pide en la entrada del supermercado. 

He reordenado los estantes del trastero y abierto huecos para mantener una "reserva estratégica" de papel higiénico, pañuelos, papel de cocina, algunos botes.

Íbamos hacia el futuro, lanzados, interconectados, y volvemos hacia el pasado, el virus del 18.

Miro por la ventana y a cualquier hora veo el interior de la casa de los vecinos de enfrente. No tienen cortinas ni bajan la persiana. Los veo leer, ver la TV, incluso hacer gimnasia. Siguen aparentemente igual, ahora me doy cuenta el agradecimiento que les debo, son hieráticos como los samurais, intemporales, las mismas rutinas que hace diez años, y transparentes, no tienen sótanos en su vida ni nada que ocultar. Son eternos, inmutables, lo que nos falta en esta azarosa época de cambios impredecibles.

Como diría Borges: "Me gustaría ser valiente. Mi dentista asegura que no lo soy".
(Evaristo Cienpozuelos)




19 marzo 2020

La Pandemia (1)



Hoy acaba el cuarto día de aislamiento, tras el avance de la epidemia provocada por el "maldito" virus, mas bien el "puto" virus. No me asusta la soledad, no me asusta morir, pero siento que algo ha cambiado. La narrativa social ha entrado en la Ciencia Ficción. Hemos visto películas y leído novelas sobre pandemias, pero como siempre,  únicamente como entretenimiento, para consumir y "emocionarnos" cuando al final la familia se reencuentra y tras las efusiones de rigor lloran al abuelo muerto, por la enfermedad.  Ya no oigo en las escaleras a los trabajadores sociales a ver si "el anciano no sale y le ha pasado algo", están atareados en que no se mueran en las residencias. 
Solo salgo a comprar, con mascarilla, así no tengo que afeitarme tanto y me muestro solidario, no acumulo papel higienico, aunque con mi estreñimiento tengo hasta el 2021. 
Sigo las recomendaciones, organizo mi tiempo, hago un leve ejercicio, el reloj de pulsera que me regalaron tras la jubilación me repite "muévete", cuento los pasos, veo las noticias, veo alguna película y leo y duermo mucho. El sueño es la única posibilidad de otra vida, no la "otra, otra" en la que no creo, sino una intermedia, como un avatar. 
Los discursos son constantemente tranquilizadores, lo que me pone muy nervioso y a determinadas horas hay aplausos y caceroladas como en una cárcel brasileña.
En realidad a mi no me ha cambiado mucho la vida, pero a los demás si, lo que me duele. Yo vivía un poco de la vida de los demás, y ahora esa vida ha desaparecido de la vista. El voyeur que hay en mi está sin alimento.
La pequeña seguridad que me daba la pensión, mis pequeños ahorros y mi aceptable salud ha desaparecido. El mundo esta globalizado y los problemas también. Qué nuevo problema se inventaran?, según Alfredo, mi amigo, esto es un virus que han soltado los americanos........al principio parecía que para hundir a los chinos, pero ellos han salido airosos, por ahora.
Recibo alguna llamada telefónica, Estas bien?. Si y tu?. Alfredo tras enviudar se encuentra mal solo, necesita "compartir" con alguien, o sea que le "hagan las cosas" y que le sostengan la cháchara. Siempre me cuenta lo que ha hecho en el dia, lo cuenta secuencialmente, por orden, lo que resulta el mejor remedio para el insomnio que conozco, se me olvidan los miedos, deseo ir a dormir y le agradezco el efecto pesado-sedante que provoca en mi.
Leo poco al ir a dormir, se me cansa la vista y no encuentro novelas refugio, que me metan en la historia y me saquen de la mía. Solo me queda prometerme que haré algo más de ejercicio al dia siguiente e imperceptiblemente casi me encuentro rezando al Niño Jesús. Me asombro de lo que consigue el miedo, la vejez y el futuro convertido en presente. Buenas Noches
(Evaristo Cienpozuelos)

17 marzo 2020

El Tiempo 1: Una época de inmovilidad frenética

(Luciano Concheiro)

"Si me viera obligado a señalar un rasgo que describiera la época actual en su totalidad, no lo dudaría un segundo: elegiría la aceleración. Este fenómeno explica en buena medida, como funcionan hoy dia la economia, la politica, las relaciones sociales, nuestros cuerpos y nuestra psique."

"La nuestra es la época de la aceleración. La concepción temporal de la Modernidad era como una escalera ascendente sin fin: rectilínea, arrojada hacia el futuro y articulada por la noción de Progreso. En cambio, la concepción temporal que hoy predomina es más bien como una página web de scroll infinito. Percibimos una sucesión constante de eventos que se desplazan unos a otros rápidamente. No hay dirección, no se va a ningún lugar. Es un ciclo interminable cuyo único elemento es la aceleración. 
La Historia terminó porque no hay una narración coherente (un metarrelato hubiera dicho Lyotard) que aglutine lo que sucede. Cuando más podemos aspirar a construir un listado de hechos, parecidos a los Anales Medievales. 
La imagen que mejor explica cómo experimentamos el tiempo es la de una rueda para hámster que gira a una gran velocidad pero no se desplaza. Vivimos en una época de inmovilidad frenética."

"La aceleración ha sido utilizada por el capitalismo como mecanismo para cumplir su necesidad básica (la obtención sin fin de ganancias). 
En política ha generado una política oportunista y cortoplacista, que piensa ante todo en la coyuntura y depende de los medios de comunicación.
En las personas ha constituido un tipo de subjetividad: sujetos dispersos, estresados, ansiosos, deprimidos, necesitados de sustancias estimulantes, que siempre están con prisas." 

(Luciano Concheiro: Contra el tiempo, filosofía practica del instante)


15 marzo 2020

La nostalgia por un pasado que nunca fue

Joke J. Hermsen


La nostalgia significa sentir dolor por una patria que no existe

"La melancolía puede ser inspiradora, pero también peligrosa. Hoy mucha gente se siente amenazada y reacciona con ira si cree que alguien ofende a sus tradiciones, su cultura y su país"

"En nuestra moderna sociedad occidental no existe hoy demasiado espacio para lidiar con la tristeza, las malas noticias, la decepción o el dolor. Lo hemos escondido cada vez más. Decimos que estamos bien y que todo va bien porque no tenemos tiempo para pensar si va mal".

"Mi hipótesis es que la melancolía, como defendían algunos filósofos griegos, es constitutivo de lo humano.Es un sentimiento que nace, por decirlo de algún modo, de la consciencia del discurrir del tiempo y la asunción de que todo, absolutamente todo, perece o perecerá ante nuestros ojos"

"Está en nuestra naturaleza reflexionar sobre el paso del tiempo y, en ocasiones, anhelar algo que ya no tenemos", llámese juventud, pasado, infancia, patria o lo que fuere.

"Somos seres melancólicos por naturaleza pero en tiempos de falta de ataraxia, es decir en tiempos de inquietud, este carácter melancólico se acentúa y está a merced de ser manipulado", explica.

"Una de las peores manifestaciones de la melancolía es la nostalgia. Porque la nostalgia significa sentir dolor por una patria que no existe. Y este dolor reclama un retroceso en el tiempo que puede ser la génesis del fanatismo", reflexiona. Según Hannah Arendt hay que tener cuidado cuando un líder político azuza la nostalgia en lugar de hablar de futuro, en lugar de ofrecer esperanza. Hablar de 'vuelta a los orígenes' siempre puede terminar en fanatismo y totalitarismo".

El arte de tener tiempo para el arte

"Cada día que pasa, toma fuerza la nostalgia de un pasado glorioso que nunca existió realmente, pero que junto con el miedo al futuro, resulta una atractiva forma de fe. Hay que combatir esto con las herramientas que podamos".

"Parece que no tenemos tiempo de enfrentar la melancolía, de extraer algo positivo de ella. Porque para esto necesitamos un análisis pausado de nuestra situación, y el pensamiento neoliberal ha impuesto en nosotros una cultura del rendimiento perpetuo que destierra el tiempo de este análisis".

"Deberíamos tomarnos muy en serio el arte, la música, el cine, la lectura... la cultura en general. Porque son herramientas con las que los seres humanos se narran y mediante ellas nos enfrentamos a visiones distintas de nuestra realidad. A través de las cuales abrazamos la pluralidad y la multiculturalidad como genes mismos de una sociedad democrática".

"Arendt ya nos dijo que el totalitarismo es el acta de defunción de la pluralidad".

(Joke J. Hermsen: La melancolía en tiempos de incertidumbre)