26 noviembre 2020

Los veranos no son veranos, el triunfo de las creencias




"En España suele estar mal visto todo lo superficial. Lo frívolo, el entretenimiento, es pecado, de alguna manera. Generar algo que no existe con una intención que no sea lucrativa sino el disfrute en sí mismo, aunque después se convierta en tu profesión, está mal. Incluso la progresía más dura, quieras que no, lo tiene también en la cabeza. Aquí lo importante, lo bueno, es lo serio. Ya lo era con Felipe II: El Escorial es feo, pero es serio. La diversión, el entretenimiento, son cosas por las que hay que pasar, pero con cuidado y mucha vigilancia. La ficción en general se permite si sirve para algo, si supone una lección, una moraleja. Pero en sí misma, es pecado. En otros países el protestantismo acabó con esta visión de la vida. Aquí, nos ha llevado a un sentido del humor muy extraño, negro, a encontrar en lo oscuro la diversión. Nos lleva a Goya."

"Lo que da miedo es no tener las cosas claras. Por eso estamos aterrados ahora, porque nada es seguro. Los que nos vendían un mundo, un sistema coherente, un cierto orden de cosas, nos han mentido. Los veranos no son veranos, los inviernos no son inviernos, puedes morir sin un por qué y los científicos no siempre te lo pueden explicar. Todo eso nos llena de terror y por eso triunfan las creencias y no la ciencia. Las creencias te dicen verdad/mentira, bueno/malo. Las cosas están claras y tú te sientes bien. Cuando de pronto te invade la sensación de que vivimos en un mundo carente de sentido, prefieres que te digan: “No, no, no, tiene sentido, pero lo desconocemos; hay seres detrás que manejan los hilos”. Entonces tú dices, “Menos mal. El problema es que yo estaba mal informado”. Si te dicen que no hay nadie detrás, solo el caos, te mueres de miedo. Por eso hasta las películas de terror son reconfortantes."