26 noviembre 2022

El sillón y la biblioteca


Me gusta sentarme en un sillón de la biblioteca, cerca de los grandes ventanales que dan a la calle. Cojo cualquier libro como excusa para sentarme y dormito. Me rodea El Silencio, alguna vez turbado por parejas, hablando en voz baja, seriamente,  de libros, como si quisieran asentar la conversación y la amistad, intuyendo temerosamente que el deseo no va a durar para siempre. 

Son los momentos del día en los que siento que no debo nada a nadie, he pagado el tributo que me permite aminorar la culpa que produce el egoísmo de no querer llevar ninguna carga, de nada ni de nadie. Dormito hieráticamente, intentando no roncar y con la dificultad de colocar la cabeza sin acabar con dolor de cuello.

El tiempo esta detenido, obedece a otro orden, el del sueño, cinco minutos parecen una hora o una hora pasa en un segundo. Intento no hacer ruido, esos ruidos y crujidos del cuerpo prohibidos en una biblioteca. La tripa siempre me traiciona, pero es como si perteneciera a otro cuerpo.

Pienso en dejar el libro que "no estoy leyendo" y coger un comic, esa vuelta a la infancia, pero un comic de adultos, ahora son tendencia, pero no consigo mover el cuerpo.

Miro a mi alrededor, todo el mundo sigue leyendo, con interés, con el interés suficiente para olvidarse por unos momentos de la pesadez de la vida... ya empezamos..

Pensar en soluciones obliga a crear problemas,....  

El sillón, el ventanal y la calidez de los libros me rodean. Tanta inteligencia archivada, autores muertos hace años con los que quizás hubiera congeniado.....

Cuando ya no puedo prolongar mas mi inmovilidad, y siento que debo levantarme e irme, devuelvo el libro en su estantería y salgo a la calle a zambullirme de nuevo en su movimiento, esa falsa actividad que encubre..... no se muy bien el que.

Convertir una biblioteca en un lugar de paso, un no lugar, no solo para la gente que allí coincide, sino para miles de vidas, ficciones, ideas, durmiendo en sus encuadernaciones.

Con la vejez, como un avatar, uno alterna el tiempo entre el magma de las ideas y el magma del sueño.... (recortado por las noches.....)¡Maldita próstata!..

(Evaristo Cienpozuelos)





25 noviembre 2022

Agustín García Calvo y los gilipollas

 

(Agustín García Calvo)

..así que "gilipollas" quería decir "el que hace, dice o piensa lo que le mandan desde Arriba, pero convencido de que lo hace, dice y piensa porque le da la gana, porque le sale de sus ideas y gustos propios". Y eso pienso que describe bastante bien el sentido con que el insulto se lanza ordinariamente, ¿no le parece a usted?

 "De acuerdo, pues, con la interpretación del insulto popular, ese muchacho que, nada más montarse en el tren, se cala los auriculares para tragarse la murga chocha que le han metido todas las veces que dure el viaje, mientras hojea la revista de motos a todo cromo que se ha comprado voluntariamente, es ciertamente un gilipollas; y la niña que se mete un cojincito de espuma plástica en el hombro, porque no es que se lo hayan mandado, sino que le hace ilusión a ella llevar hombreras, y si se rapa el pelo a lo  punky  o se lo enreda en cordelitos, es porque le ha venido ese gustito a ella, ésa es igualmente una gilipollas; y es un gilipollas desarrollado ese ejecutivo que se viste de ejecutivo y, con su maletín de ejecutivo y con su cara de saber lo que hace, porque es un hombre de su tiempo, se coge el avión para estar en Tokio mañana para resolver ese negocio que le han preparado por TELEX de tal manera que tenga que estar mañana en Tokio: ¿le parece a usté bastante gilipollez? ¿O no? Y en fin, esa joven señora que, según los consejos del Consultorio Psicológico, se pone a quitarse a golpe de rodillo las grasitas de la cintura y a comprarse sostenes de puntillitas con el fin de salvar su matrimonio, con un ahínco tan íntimo y personal como si fuera ella la que ha inventado el Matrimonio y la encargada por consiguiente de salvarlo, también, la pobre, qué se le va a hacer, es una gilipollas; ¿o no cree usté? Pues ya ve: de ésos y tales está compuesta la Mayoría democrática, y así va el mundo."

(Agustín García Calvo: El País) (1990)




20 noviembre 2022

El hombre que mas sabia de cosas que no interesaban a nadie

(Rafael Sánchez Ferlosio)

El escritor Rafael Sánchez Ferlosio es el hombre que más sabe de cosas que no interesan a nadie, nunca lee los libros que están de moda, vive solo, odia la literatura, puede vestir con suma elegancia un traje ajado, la camisa arrugada, la corbata torcida, y al verlo caminar así por la calle con babuchas y una garrota nadie podrá decir que no es un gran caballero. Estar loco no significa haber perdido la razón, sino haberse quedado a solas con la propia sabiduría. En cualquier debate banal de sobremesa, él utiliza argumentos de Tito Livio; si se habla de política actual, Ferlosio cuenta percances parecidos que le sucedieron a un Dux de Venecia; en caso de conflicto bélico, lo solventa siguiendo la estrategia de Alcibíades. Cuando discutes con él, enseguida se adentra en un laberinto de textos clásicos o de documentos medievales, y a través de ellos lo pierdes de vista de modo que, habiéndote dejado a este lado de la ignorancia, no hay más remedio que darle la razón aunque sea de lejos con la mano. Estar loco no es sino decir verdades sencillas con sentido común que suenan de forma explosiva en medio de un mundo de idiotas. De la anfetamina, Ferlosio pasó a los somníferos, y de éstos al germen de trigo. Ha experimentado la soledad hasta convivir en el mismo piso con las ratas, que de monólogo interior son las que más entienden, y mientras los platos sucios se iban apilando en la cocina también crecían montones de páginas dedicadas al estudio del infinitivo, meditaciones sobre viajes de Clavijo a Tamerlán, soluciones logísticas a la guerra del Peloponeso, hasta que tuvo que rescatarlo una noche Javier Pradera antes de que entraran con la fumigadora las brigadas del Ayuntamiento, las cuales también encontraron, además de cucarachas, baúles repletos de cartografías de una civilización paralela que Ferlosio está creando. Tiene una mirada entre desvalida e inquisitiva. El dolor de la vida lo ha dejado elegante, cansado, tímido, esquivo con los imbéciles, sabio y tierno con los amigos. Totalmente verdadero.