30 octubre 2009

Handke y morir en verano

Hacemos como si la soledad fuera un problema. Tal vez es una idea fija: como el miedo a morir en verano, cuando más rápido llega la putrefacción (Peter Handke)

26 octubre 2009

Daniel Tammet y la sinestesia

La experiencia de combinar números con colores o sensaciones está bien documentada en los casos de sinestesia, pero la capacidad mental que ha demostrado Tammet y el grado de habilidad desarrollado en cuanto a las asociaciones que realiza es inusual. En su mente, cada número posee una única forma, color, textura y emoción. De forma intuitiva, Tammet puede "ver" los resultados de complejas operaciones matemáticas dentro de un paisaje que recrea su mente inconsciente sin esfuerzo, pudiendo distinguir de un solo vistazo, por ejemplo, si un número es primo o compuesto. Su particular forma de ver los números lo ha llevado a describir algunos de ellos como "especialmente feos" (caso del 289), o al 333 como "atractivo", o al número Pi, como "especialmente hermoso". Otros números como el 6, no parecen poseer una imagen clara. Tammet no solamente se ha limitado a describir verbalmente sus visiones matemáticas, sino que también ha sido capaz de realizar composiciones artísticas como una acuarela en la que plasma Pi. (Sobre Daniel Tammet)

22 octubre 2009

Havel y el post-comunismo

"Lo que más me costó", dice con una expresión traviesa, "fue tener que hablar de manera diplomática: no podía decir todo lo que hubiera querido. Para una persona como yo, que toda la vida estaba acostumbrada a decir lo que opinaba, la obligación de expresarme de un modo frío, distante y diplomático resultó dificilísimo". "Tras la caída del sistema totalitario", afirma Havel, "en los países del antiguo bloque soviético comenzó una etapa transitoria: el poscomunismo. Una fase de rápida y masiva privatización, no delimitada por ningún marco jurídico sólido, en la cual la antigua nomenclatura comunista controla tanto las informaciones como los contactos, lo que la convierte en el núcleo y la parte más influyente de la nueva clase empresarial". Esas personas, una vez enriquecidas y aupadas a las esferas del poder democrático, tuvieron ante todo la habilidad de limitar la libertad de expresión y de reunión política, tan necesarias a la democracia. Acostumbradas a ejercer el poder limitando el de los demás, esas nuevas clases surgidas de la antigua administración empresarial acoplan sin apenas disimulo el poder económico con el político y el control de los medios de comunicación. "Así han establecido algo que suelo llamar capitalismo mafioso", dice Havel.

Ninguno de los países que, hace 20 años, se desembarazaron del totalitarismo ha podido evitar los dos fenómenos que caracterizan el poscomunismo: la corrupción y la desmoralización en cuanto desánimo y pérdida del sentido ético.

En los países que vivieron bajo el comunismo, la población vive sumida en la frustración y la apatía generalizadas. Havel llama a esta atmósfera, que paraliza la sociedad, la "depresión poscomunista". El ex preso Havel compara ese extraño estado a la psicosis de un prisionero en libertad: "Cuando un preso, acostumbrado a vivir durante años en una estrecha celda con una estrictísima disciplina, sale de la cárcel y experimenta todo lo que de insólito tiene la libertad, cree que todo le está permitido, pero sufre bajo el peso de las decisiones que hay que tomar continuamente, mientras antes eran el Estado y el Partido quienes decidían".

Los ciudadanos de los países poscomunistas suelen tener ideas bastante más conservadoras que los habitantes de la Europa occidental. Desconfían de principios que puedan recordar la propaganda comunista, como educación o sanidad para todos. Según Havel, se trata de una reacción al régimen anterior: "La gente critica cualquier tipo de regulación estatal porque les parece comunista. Nos hace falta equilibrio, perspectiva. Y la llegada de nuevas generaciones, más serenas que las que vivieron los excesos ideológicos".

Havel explica que los ciudadanos sienten ira porque, durante el comunismo, para sobrevivir tuvieron que plegarse forzosamente al régimen: "Adaptándose acabaron colaborando con el comunismo aunque no estuvieran de acuerdo con él. La gente se sentía humillada por tener que decir lo contrario de lo que creía. En la democracia, toda la ira y el odio acumulados despertaron y la gente se ha lanzado a buscar chivos expiatorios". A todos les cuesta aceptar que hubo quien no se plegó al régimen porque ese ejemplo les pone ante un espejo que refleja una imagen insufrible de sí mismos.

"La UE padece esa antigua enfermedad europea que es la tendencia a aceptar el mal", reflexiona Havel, "a cerrar los ojos y cooperar con países autocráticos y a veces incluso dictatoriales. Creo que los nuevos miembros de la UE, que tienen una experiencia reciente del totalitarismo, deberían alertar a la UE en este sentido. Porque la complacencia hacia el mal nunca ha obligado al mal a retirarse".

(Vaclav Havel)

15 octubre 2009

Boris Cyrulnik y la resiliencia

"La capacidad para superar los problemas y salir incluso fortalecido de esas situaciones recibe en psicología el nombre de resiliencia. La palabra procede de un vocablo que se usa en ingeniería para designar en que medida un material puede soportar un choque". "La resiliencia depende de nuestra maestria a la hora de establecer relaciones afectivas seguras. Es la habilidad de saber construirse, en cada ocasión, un entorno afectivamente seguro desde el que explorar el mundo" "Los que escalamos las colinas, mas o menos empinadas, de nuestra propia existencia tambien necesitamos campos base emocionales para sentirnos seguros, para sentirnos capaces" (Boris Cyrulnik)

12 octubre 2009

La fabricación del miedo

En las dictaduras todo está muy desnudo, uno ve todo lo que no debe ver o aquello que en otras sociedades no está a la vista con tanta nitidez. Y uno ve también cómo repercute esto en la literatura. Sobre todo en negativo: apenas has descrito algo y ya viene la policía secreta. Es el miedo de los aparatos represivos frente a la literatura, frente a la urgencia con que se leen los libros. Y es que bajo las dictaduras las fronteras de las personas son trazadas intencionalmente y vigiladas por los aparatos represivos. Tienen una finalidad. Ésta consiste en prohibir la libertad, impedir que surja la idea de libertad. La función de esas fronteras es dañar a las personas, destruirlas psíquicamente, hacerlas dependientes del miedo, domarlas. Funciona en cada dictadura, precisamente porque éstas trabajan el día entero en esa dirección, perfeccionan cada vez más su método hasta reducirlo al absurdo, hasta que se viene abajo por sí mismo. Pero las dictaduras eurorientales se colapsaron, implosionaron, no explotaron. Creo que, en parte, reventaron a causa de su delirio perfeccionista, del delirio de afinar tanto la represión que había un sector creciente de la sociedad que no era productivo, que sólo se dedicaba a la vigilancia, que generaba persecución y temor. La única labor productiva que merecía la pena era la fabricación del miedo y, al final, sólo se tenía un montón de miedo. La industria era un depósito de chatarra; la agricultura estaba destruida. Así les había ido también a los soviéticos. Al fin y al cabo, los soviéticos no disolvieron su imperio por altruismo o por bondad, sino porque sencillamente ya no había modo de solventarlo. (Herta Müller)

04 octubre 2009

La encrucijada

...... No tengo la sensación de ser yo quien escribe libros, sino que estos son escritos a través de mí, y una vez que me traspasan me siento vacío y no queda nada...... Nunca tuve, ni tengo, la percepción de mi identidad personal. Me aparezco a mí mismo como el lugar en el que algo pasa, pero no hay un "yo". Cada uno de nosotros es una especie de encrucijada en la que suceden cosas. La encrucijada es totalmente pasiva: algo ocurre allí, y otra cosa, igualmente valida, en otro lado. No hay elección, es una cuestión de azar. (Levi-Strauss)