12 agosto 2020

No volveré tocarte/No te veré morir

(Idea Vilariño)

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

(Ya no:Idea Vilariño)


Tal vez debí quedarme en los amores quietos que podrían llenar mi vida con un nombre en vez de buscar al evadido del hombre, despojado, sin alma, ser puro, esqueleto. (Idea Vilariño)

04 agosto 2020

La ficcionalizacion de lo real



(Matrix:Baterias humanas)

"........... Pero llega el lunes y todo vuelve a empezar. Nada termina nunca. ¿O sí? ¿Y si todo acabó hace tiempo y solo vemos las sombras de lo que fue y escuchamos el eco de nuestros gritos?"

 "Una cosa es el mundo real y otra el relato que describe el mundo real y ese es nuestro plano habitado: el de lo que leemos, vemos, imaginamos y pensamos que es el mundo real."

" Quizá 2020 y la pandemia del COVID-19 sea el clímax de esta serie que comenzó aquel 11 de septiembre. Llevamos veinte temporadas. En algún momento habrá que poner punto y final a esta ficción televisiva en que se ha convertido el mundo. Pero, ¿y si no acaba nunca? ¿Y si el plan es que nuestra vida sea como una capítulo tras otro de una sitcom y mientras estamos atrapados en esa sucesión de chistes malos y tragedias individuales, el mundo sigue adelante? Pero, adelante ¿hacia dónde?"

 "El 11 de septiembre de 2001 nos equivocamos. No estábamos viendo una película, la estábamos viviendo."

 "En unos pocos años, las fronteras entre Estados perdieron su función principal: mantener a los pobres separados. Y lo cierto es que desde que comenzamos a estar todos un poco más conectados, el proceso sinérgico entre la ficcionalización de la realidad y la hiperrealidad digital se magnificó. Ambas se sostenían y retroalimentaban la una a la otra, de forma que a medida que aumentaba la hiperrealidad digital, la percepción de la realidad se ficcionalizaba. Con el paso de los años, hemos trasladado la realidad de un lugar a otro."

"Nadie cree ya en el sistema, pero seguimos adelante por inercia. Energía que es utilizada por el statu quo para modelar el mundo a su medida, en la realidad y en la ficción. Es como la doctrina del shock de Naomi Klein, aunque un paso más allá: además de aterrorizados estamos hipnotizados por lo que pasa ahí fuera."

"Ni siquiera hay cortes para publicidad porque todo es publicidad."

"Caida del muro. Para la posteridad queda el mensaje: Thatcher y Reagan tenían razón, no había alternativa. Fin de una era. El modo de vida americano al alcance de todos. Sitcom, ven a mí. Libres del fantasma de la utopía pudimos centrarnos en lo que interesaba: consumir. Los años noventa fueron un colocón de liberalismo económico sin precedentes que sirvieron para establecer las bases de los que somos hoy en día y lo que conocemos como siglo XXI, la superproducción. Burbuja tras burbuja, producto financiero de riesgo y millones de dólares que pasan a lo alto de la pirámide. Y así aceptamos y normalizamos a todo trapo un sistema cuya tecnología, medios y bienestar avanzan, pero que no se ponen a disposición de los ciudadanos, sino de aquellos que pueden pagarlos. Una sociedad que se sustenta en la desigualdad de oportunidades, la necesidad de unos y la abundancia de otros, en la que está bien visto el lucro, no mediante el fruto del trabajo propio, sino mediante el beneficio conseguido gracias al trabajo de otros. No es que sea perfecto, pero es lo único que funciona. Y además encaja a la perfección con aquello que nos hace humanos: el deseo de ser más que los otros, pisar cabezas, medrar a cualquier precio y cambiar de teléfono todos los años."

"Tranquilos, no es culpa nuestra. No del todo. Por una parte es imposible escapar del realismo capitalista. De una sociedad disciplinaria a una sociedad de control. De Foucault a Deleuze. Hemos pasado de estar dirigidos en la escuela, la universidad y el centro de trabajo, a estar sometidos por una red invisible de control cuyas reglas y principios nos aplicamos, de tal forma, que somos nuestro propio carcelero y represor y primera línea de la represión de nuestros vecinos. Por otra parte, es el marco conceptual del realismo capitalista el que nos marca los límites y las fronteras de nuestra realidad. Incluso cuando creemos que nos oponemos, lo hacemos dentro de ese marco. Luchamos contra la máquina desde la máquina. Hace décadas que la oposición al sistema ha sido moduladora del sistema, aceptando que se pueden y deben cambiar las cosas, pero sin salirse del marco conceptual establecido. Solo se puede luchar contra el capitalismo para mejorarlo, no para superarlo. Como dijo Ursula K. Leguin: hubo un tiempo en que el poder absoluto de los reyes parecía indestructible. Nadie podía ver un futuro más allá. Y sin embargo, cayeron."

"Aunque una cosa es ser víctimas de este marco conceptual presente y otra cerrar los ojos y hacerse el ciego. Me fascinan aquellos que piensan que dentro de no mucho todos conduciremos coches eléctricos. Queridos, el coche eléctrico es una estafa. Parece el futuro, pero en realidad pertenece al pasado. Por el momento no es más que una distracción para exprimir al máximo los beneficios antes de que todo se vaya al garete. Dentro de veinte años las autopistas estarán vacías. Nadie va a tener coche propio tal y como lo hemos vivido en los últimos sesenta años. Se acabó. Lo que pasa es que, si los gerifaltes que se lucran y controlan el cotarro fuesen sinceros, una turba enfurecida saldría a la calle a quemar cosas. Y nadie quiere que se quemen cosas, especialmente los gobiernos, que son los primeros en ser arrojados a la pira porque la gente corriente todavía cree que son los que están al cargo y tienen capacidad para cambiar las cosas. Respuesta equivocada. Gracias por participar."

"......ya casi vivimos en esa distopía ciberpunk de metrópolis y conectividad, pero seguimos sin tener coches voladores como tampoco llegaremos a tener coches eléctricos. Ambas cosas no pertenecen al futuro. Es el trampantojo del sueño capitalista, la zanahoria que cuelga del palo. El único futuro posible crece en el extrarradio de ese camino tan bien delimitado desde hace años. Y es que todo futuro sustentado sobre la economía de mercado y consumo, materias primas inagotables, combustibles sólidos y energía barata, producción deslocalizada y explotación laboral, no es factible ni tolerable. Es una quimera. Acéptalo."

"Pero, entonces, si no voy a tener un coche volador que funcione con energía mágica, ¿qué va a pasar conmigo? ¿para qué estoy pagando una hipoteca? ¿Qué clase de mundo nos espera? Respuesta rápida: el abismo." 

 "El imaginario colectivo de la sociedad contemporánea va a la deriva desde hace décadas gracias al discurso dominante. Nos dicen que nada va a cambiar, todo seguirá más o menos igual, solo hay que añadir coches voladores y realidad aumentada, pero sabemos que es mentira, que no puede ser de ninguna manera porque esto no va a resistir ni una década más. Y la otra opción es el desastre." 

"Prisioneros de este presente capitalista, vivimos atrapados en la disociación entre el tedio y el consumo. Todo lo que no participa y alimenta la necesidad de consumo, resulta tedioso. Y a esa dicotomía se enfoca toda nuestra existencia, interior y exterior. Necesitamos más series, películas, libros, música, fútbol, talent shows… en una montaña rusa interminable de hype e insatisfacción. De ahí se explica que haya gente que ve series y películas a doble velocidad para seguir el ritmo del trending topic, la existencia de discos duros en los que acumular productos culturales que nos ocuparían tres o cuatro vidas para poder disfrutarlos o suscribirse a varias plataformas digitales solo para navegar en menús interminables sin llegar a decidirse por nada. Todo ocurre en el territorio de la ficción, la única ficción posible y dominante y donde se levantan los cimientos del mundo presente. Este es el uróboro por el que la ficción y la realidad están unidas, se complementan y alimentan. Entendemos el mundo, pasado, presente y futuro, por aquello que nos dijeron y vimos que fue, es y será."

"No es que el sistema se venga abajo, es que está muerto desde hace años. Somos necrófagos alimentándose de la podredumbre y ni siquiera nos hemos dado cuenta. Me recuerda ese chiste. Un tipo cae de un avión a diez mil metros y no para de repetirse: por el momento todo va bien; por el momento todo va bien. Pero lo importante no es la caída. Es el aterrizaje. Y en este momento, nadie sabe dónde ni cómo vamos a aterrizar."

¿Qué pasa con el futuro, Doc? ¿Nos volvemos todos gilipollas? (Marty McFly)

"El mundo real ha desaparecido de nuestras vidas. Está tan lejos que ya no podemos ni imaginarlo. En esta burbuja nuestra tenemos todo lo necesario para conocer la realidad, nuestra realidad. Las puertas de la revolución, recogida de firmas, testimonios de primera mano, la verdad sobre las vacunas, pornografía y palabras silenciadas. El tránsito de lo real hacia la hiperrealidad no va a detenerse, al contrario, seguirá adelante. Y mientras pasarán cosas que no creeremos a pesar de ser familiares, en cierta manera, esperadas. El mundo se nos muestra con una infinitud de capas en la que también se oculta, un juego de espejos. Como si viviésemos encerrados en nuestras pequeñas celdas individuales que a su vez convergen todas en planos virtuales que sentimos como propios, pero que no dejan de ser ficciones. Otra vez las hermanas Wachowsky, sí."

"El miedo, como dijo H. P. Lovecraft, es la emoción más intensa y primitiva de todas las que nos hacen humanos. A día de hoy, el primigenio que hemos adorado durante años ha aparecido en las aguas revueltas del Pacífico. Ya asoma en la distancia y no podemos huir porque somos incapaces de apartar la mirada; los ojos fuera de sí, al borde de la locura abismal venida a acabar con nosotros, insignificantes y aterrorizados humanos. El horror ante la incertidumbre, ante un mundo que todavía no tiene nombre, un lugar desconocido."

"Nuestros propios fantasmas nos persiguen: fantasmas de lo que fuimos, de aquello que nos narraron junto al fuego hace tiempo. Un cuento sobre propiedad privada y trabajo asalariado, una historia de amor y dolor, de individuos libres que consiguen lo que desean. Un relato de cosas que ya no existen, que no son nuestras. Lo hemos visto tantas veces. Hay quien está dispuesto a matar y morir por volver a ese mundo que quedó atrás. Otra quimera, falsas esperanzas. Porque todos somos fantasmas en una mansión victoriana. Espectros que por la noche escuchan murmullos, cadenas y crujir de dientes. Podemos levantar muros, inyectar miles de millones en la industria automovilística y pagar a los turistas para que vengan, da igual. El mundo no va a volver a ser lo que fue. Afortunadamente, por otra parte. La única pregunta que interesa es: ¿será lo que nos dijeron que sería?"

(Guillem Lopez: La fabrica de sueños: Hiperrealidad y ficcionalizacion de lo real. Jot Down)