Creo que al final solo se trata de encontrar la propia voz. Escribir lento o no escribir porque a lo mejor no hay nada que decir. Llegar a visualizar la posición en que uno esta y transmitirlo.
Sigo sin decir nada, al final la dificultad de escribir es la falta de argumentos.
"Los diarios son un género literario que te libera de la esclavitud del argumento, entre otras cosas. Miles de escritores no han podido completar un libro porque no han encontrado los elementos con los que hacer que la obra pase de diez páginas. Yo calculo que he dejado de escribir treinta o cuarenta novelas porque no tenía el argumento necesario. En cierto sentido, puedo decir que soy autor de muchas novelas que no he escrito todavía, algunas de ellas buenísimas. No sé en qué sitio me deja eso dentro del panorama narrativo. Supongo que en algún lugar intrascendente, encerrado en uno de esos cajones de armario falsos, decorativos, en los que la humedad te carcome en silencio, y cuando mueres ni siquiera dejas un cadáver. Lo que si sé es que el argumento, en especial su ausencia, me ha hecho mucho daño. Y también me ha proporcionado gran felicidad.
Millones de lectores se arrojan a un libro buscando exclusivamente un argumento, que tenga aspecto de edificio, o castillo, con habitaciones y pasadizos. Los hechos encadenados los mecen, proporcionándoles un placer semejante al de un chapuzón en la piscina. Tal vez el agua esté caliente, por efecto del verano, e incluso del pis, pero caer en ella, como en una especie de infancia feliz, es cuanto les piden a un libro. El infierno tan temido de estos lectores es precipitarse a un libro sin argumento. Sienten que se le rompen los huesos en el golpe contra el lenguaje puro y duro, que para ellos equivale a una piscina vacía. Es una pena. En ocasiones el argumento ni siquiera es lo que un autor cuenta en sus libros. El qué ocurre dentro de una novela, pongamos, no siempre es la sucesión de acontecimientos en los que nadas. Infinidad de veces, cuando un escritor se pone a escribir una historia, está hablando de otras cosas muy diferentes y no lo advierte. Resulta común que tú, como autor, ignores qué escribiste realmente, hasta que viene un tercero y te lo aclara: «Tú escribiste de esto, esto y esto, aunque no lo sepas, imbécil». Y en efecto, así es. ¿Cómo pudiste no darte cuenta? (Juan Tallon)
Este Tallon me ha devuelto cierta posición al intentar escribir, me gusta su desenfado. Me quedo tranquilo por no escribir. Nunca he tenido argumentos. En esta vida sin aventuras la repeticion no es argumento. No controlo el tiempo, ni la comprension de lo que me sucede, solo el asombro de lo imprevisto. Los argumentos me asaltan pero al intentar atraparlos se escabullen. Quizas la memoria no sea secuencial..........siempre elucubrando.
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13 septiembre 2025
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