19 marzo 2020

La Pandemia (1)



Hoy acaba el cuarto día de aislamiento, tras el avance de la epidemia provocada por el "maldito" virus, mas bien el "puto" virus. No me asusta la soledad, no me asusta morir, pero siento que algo ha cambiado. La narrativa social ha entrado en la Ciencia Ficción. Hemos visto películas y leído novelas sobre pandemias, pero como siempre,  únicamente como entretenimiento, para consumir y "emocionarnos" cuando al final la familia se reencuentra y tras las efusiones de rigor lloran al abuelo muerto, por la enfermedad.  Ya no oigo en las escaleras a los trabajadores sociales a ver si "el anciano no sale y le ha pasado algo", están atareados en que no se mueran en las residencias. 
Solo salgo a comprar, con mascarilla, así no tengo que afeitarme tanto y me muestro solidario, no acumulo papel higienico, aunque con mi estreñimiento tengo hasta el 2021. 
Sigo las recomendaciones, organizo mi tiempo, hago un leve ejercicio, el reloj de pulsera que me regalaron tras la jubilación me repite "muévete", cuento los pasos, veo las noticias, veo alguna película y leo y duermo mucho. El sueño es la única posibilidad de otra vida, no la "otra, otra" en la que no creo, sino una intermedia, como un avatar. 
Los discursos son constantemente tranquilizadores, lo que me pone muy nervioso y a determinadas horas hay aplausos y caceroladas como en una cárcel brasileña.
En realidad a mi no me ha cambiado mucho la vida, pero a los demás si, lo que me duele. Yo vivía un poco de la vida de los demás, y ahora esa vida ha desaparecido de la vista. El voyeur que hay en mi está sin alimento.
La pequeña seguridad que me daba la pensión, mis pequeños ahorros y mi aceptable salud ha desaparecido. El mundo esta globalizado y los problemas también. Qué nuevo problema se inventaran?, según Alfredo, mi amigo, esto es un virus que han soltado los americanos........al principio parecía que para hundir a los chinos, pero ellos han salido airosos, por ahora.
Recibo alguna llamada telefónica, Estas bien?. Si y tu?. Alfredo tras enviudar se encuentra mal solo, necesita "compartir" con alguien, o sea que le "hagan las cosas" y que le sostengan la cháchara. Siempre me cuenta lo que ha hecho en el dia, lo cuenta secuencialmente, por orden, lo que resulta el mejor remedio para el insomnio que conozco, se me olvidan los miedos, deseo ir a dormir y le agradezco el efecto pesado-sedante que provoca en mi.
Leo poco al ir a dormir, se me cansa la vista y no encuentro novelas refugio, que me metan en la historia y me saquen de la mía. Solo me queda prometerme que haré algo más de ejercicio al dia siguiente e imperceptiblemente casi me encuentro rezando al Niño Jesús. Me asombro de lo que consigue el miedo, la vejez y el futuro convertido en presente. Buenas Noches
(Evaristo Cienpozuelos)

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