29 enero 2021

La ciudad solitaria (12)


Por la noche el tiempo y la manera de sentirlo cambia. Se expande, predomina "el tiempo interior" (Bergson) , tiempo intuido, sentido, verdadero y simultáneo que desconoce la sucesión, la cronología y la enumeración, frente al "otro tiempo" el exterior, el tiempo del reloj, de la sucesión, el tiempo contaminado por el espacio.

Sigo mirando la ventana indiscreta de mis vecinos de enfrente como quien observa un hormiguero. Me absorben,  llevándome al vacío de su interior, como un agujero negro. No observo nada especial, en realidad no destaca nada, no sucede nada evidente, están sentados, cenan, fuman, ven la TV, pero me succionan, me hipnotizan, como si la extrema simplicidad me atrajera irremediablemente. 

En la vida todas las decisiones anteriores, las bifurcaciones, las explicamos, según Borges,  de una manera reduccionista, secuencial, lineal y eliminando todas las posibilidades que quedaron incógnitas al elegir una de ellas. En realidad en el tiempo interior, todas las posibilidades, todas las bifurcaciones,  han sucedido. 

"En el tiempo interior no hay sucesión sino la pura ínter-penetración de todos los estados mentales que forman una totalidad orgánica, una "simultaneidad de estados" que representan la realidad de nuestro tiempo mental. (Younoszai). La simultaneidad se hace concreta en el presente, en el instante, en el momento actual que contiene la totalidad de la vida. El presente, cada instante autónomo, nos define precisamente por ser simultáneo, omni-comprensivo" (Borges). 

Internamente vivimos en un eterno "presente" donde los "nudos" no resueltos se repiten y solo cambian las situaciones que son, únicamente, ejercicios variados del mismo problema.

Cuantos "problemas", mejor conflictos (J. A. de Marco), hemos sido capaces de resolver. Probablemente pocos, yo aun sigo pensando que en mi plato hay menos comida que la que le dan a los demás, que el silencio es un castigo y no un ejercicio de profundidad del otro, evitando la falsa tranquilidad de la certeza. 

¿A que viene todo esto?, ¿me han conectado vía bluetooth a alguna entidad cósmica?. En realidad no soy así, no se que es eso del eterno presente. Solo padezco pequeños síntomas de malestar: no me reconozco en el espejo, el abotagamiento de la cara, las ojeras y la tez amarillenta no son mías. El anciano que se levanta a orinar por la noche lo han incorporado a mi vida, apenas le conozco, pero me cuesta llevarlo, andar con el.

Imagino que la muerte es el instante en que el eterno presente se actualiza y la realidad del cuerpo es insoslayable.....

Vaya día .........“La felicidad tenía que ser otra cosa, algo quizá más triste que esta paz y este placer, un aire como de unicornio o isla, una caída interminable en la inmovilidad”.(Cortazar)










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