28 enero 2021

La Ciudad solitaria (11)


Durante la noche, en la ciudad, aparece el silencio urbano, más amable. Sigue la vida atenuada. Pequeños ruidos, una televisión que apenas se oye, los camiones de la limpieza, interiores iluminados que se ven a través de las ventanas. 

En los pueblos el silencio es mas poderoso, la naturaleza esta omnipresente. Lo siento mas amenazante, como si la muerte y su poder anduvieran mas cerca.

La vejez me hace volver mas al pasado. Me entretengo con una fantasía, como un guion de una película: "padezco una enfermedad incurable que me augura un corto tiempo de vida y decido reconciliarme con las personas que he conocido a lo largo de mi vida. Aquel malentendido, aquella situación que provoco una ruptura, aquella persona a la que quería y jamas se lo dije, aquella decisión que no tome y aquella otra que tome."

No se si seria una película romántica, de auto ayuda o de terror. Hago una lista y comienzo las visitas. 

Película romántica: Todas las personas se acuerdan de mi, me aprecian, lo pasado "pelillos a la mar". Con algunas de ellas reanudo la relación. Todos me ayudan a "conocerme mejor", mi vida "ha tenido sentido". Muero en paz. (Encontrar en el ultimo momento un tratamiento para mi enfermedad incurable creo que seria demasiado)

Película de auto ayuda: Lo mismo que la romántica pero con frases lapidarias, silencios y mas escenas en la naturaleza, conversaciones en el campo. 

Película de terror: En las sucesivas visitas casi nadie se acuerda de mi y sufro varios episodios de no reconocer físicamente a las personas que visito. Cuando cito circunstancias y desencuentros (con arrepentimiento y emoción), tengo que repetirlos varias veces para que se acuerden. No he significado nada en sus vidas, apenas una experiencia de acierto/error. Las relaciones reanudadas no terminan de comenzar, no tenemos nada que decirnos y el pasado que compartimos lo guardamos en la memoria de manera diferente, no es el mismo pasado. Vuelvo a casa deprimido y fallezco antes de tiempo por el stress. Aprendo, tristemente, que el pasado, la memoria del pasado, es inútil, es únicamente un laboratorio de mentiras piadosas para justificar  nuestra desidia, cobardía y a veces maldad.  

Mis vecinos de enfrente, a los que no conozco y solo observo a través de su ventana indiscreta, me tranquilizan, solo vivo su presente. Siempre hacen lo mismo, ven la TV, cenan, apenas hablan entre ellos, cualquier noche es igual a la anterior, no hay pasado,  solo repetición y presente. 

En el libro de P. Ouspensky: La extraña vida de Ivan Osokin, se narra la historia de Ivan, un joven que se enamora y llega a la ruptura, al desencuentro. Tiene la oportunidad, por una circunstancia mágica de volver atrás y reparar o cambiar lo que hizo. El autor  reescribe la novela de manera idéntica lo que nos hace entender que somos siempre inevitables repeticiones, asignaturas pendientes a las que volvemos una y otra vez como Sisifos encarnados, como una forma de resistencia al cambio.

El cambio obliga a ejercer cierta violencia, cierta acción, cierto pensamiento lateral. 


"Cuando creíamos que teníamos las respuestas de repente cambiaron todas las preguntas (Mario Bennedetti)"

2 comentarios:

Manuela Plumed dijo...

Vuelves con fuerza !!! Me ha gustado mucho.gracias por compartir

Rafa dijo...

Gracias...... Un abrazo