14 septiembre 2015

La perdida del paraiso y los nacionalismos

(Edward Munch)

¿Por que se dice que México es un pais melancólico?
 Porque el canon asumió que el mexicano es un ser melancólico. Pero no es una idea sólo mexicana. Forma parte de la definición de la identidad nacional en muchas partes del mundo. Está la melancolía de la pérdida de las colonias en la Generación del 98 en España, el spleen en Inglaterra, la saudade en Portugal. Es un concepto antiguo, por eso lo que caracteriza la melancolía de un portugués es lo mismo que caracteriza la de un mexicano, la misma sustancia negra de la nostalgia por un pasado perdido. Es la tristeza de la pérdida del paraíso original, algo que tienen en común todos los nacionalismos.
Una particularidad importante es que en la España medieval se asociaba la melancolía a la población judía. Pero donde se da un desarrollo enorme del concepto es en el Siglo de Oro. En las ciencias naturales, en la filosofía, en la literatura y de manera destacada en el Quijote de Cervantes. Posteriormente la Generación del 98 es una matriz de melancolía que influye en la literatura española y desde luego en los escritores mexicanos, en primer lugar Octavio Paz. Lo que para los del 98 fue la pérdida del Imperio, en la cultura mexicana es la pérdida del supuesto edén originario, el pasado prehispánico del que subsiste sólo la figura del indio triste.

¿Por qué ha insistido en la conexión de la modernidad con la melancolía? 
 Tradicionalmente se ha pensado que la melancolía es un sentimiento antiguo, característico del romanticismo como queja ante el capitalismo. Pero si se examina bien es un sentimiento que está dentro de la modernidad. El propio Max Webber desarrolla la idea como parte del espíritu capitalista. La melancolía es exaltada desde los albores del capitalismo: Hamlet es el gran melancólico inglés. El capitalismo no llega sólo con un aura de modernidad que traerá la felicidad y a un hombre nuevo. También llega teñido de negruras y espíritu saturnino.

¿Y ahora la melancolía ha pasado de moda?
 Ha adquirido tonalidades nuevas. Ya no se le llama melancolía sino síndrome bipolar o enfermedad maníaco-depresiva. Es la época del combate contra la depresión, de la expansión del sentimiento de soledad, que crece enormemente en los centros urbanos. Podemos decir, por ejemplo, que Estados Unidos desprecia el sentimiento de melancolía, pero al mismo tiempo reconoce su presencia en todos los polos de la sociedad. Yo creo que es un elemento central de su cultura.

¿Ha oído que las redes sociales van a disolver la identidad?
Lo he oído, pero no lo entiendo muy bien. La cultura de las redes implica una hiper-conectividad pero también una extrema soledad, la soledad de un individuo ante una pantalla, mucho más conectado que antes pero más solo que nunca.

(Roger Bartra)




10 septiembre 2015

El azar y el orden. La pintura y la escritura

(Pierre Klossowski)
 ....el lenguaje, en tanto que depende del sentido común, altera el motivo particular con respecto a la receptividad general. Al renunciar a la escritura, que se prestaba constantemente al malentendido, me constreñía a no pronunciarme de otro modo que mediante el cuadro, exponiéndome a hacer sentir mis visiones a mis contemporáneos antes que a hacérselas comprender.

Ningún contenido de experiencia se puede nunca comunicar más que en virtud de rodadas conceptuales excavadas en los espíritus a través del código de los signos cotidianos. Y a la inversa, este código de signos cotidianos censura todo contenido de experiencia. Desenlace: la imagen, el estereotipo. El estereotipo tiene una función de interpretación ocultadora. Pero si se la acentúa hasta la desmesura, viene él mismo a operar la crítica de su interpretación ocultadora.

Nos encontramos aquí con el problema de lo arbitrario, del azar y de la necesidad. O sea, el problema del juego. Hay una necesidad de jugar. Pero al jugar se experimenta lo contrario. Si no hubiera contrario, no se podría jugar. Comenzamos a jugar porque creemos que hay un azar. Y después entramos en un orden del que no podemos escapar.

En el hombre, el origen de la creación es la necesidad de redimir su existencia. Se le ofrece una abundancia tal, que lo aplasta si no logra encontrar una réplica a esta riqueza agobiante. Así, busca constantemente crear el equivalente de esta riqueza.
(Pierre Klossowski)

09 septiembre 2015

La sopa a la misma hora

 

Cesare Pavese tenía seis años cuando su padre murió de un tumor cerebral a la edad de cuarenta y siete años.

Se quedo solo, con su madre y su hermana mayor, Maria. Vivirá hasta su muerte en casa de su hermana, que le servirá la sopa siempre a la misma hora. Antes de dar a luz a Cesare y a Maria, la madre había tenido tres hijos, muertos cuando eran aún muy niños.

"No es verdad que la muerte nos llegue como si se tratara de una experiencia frente a la cual todos somos novicios... Todos antes de nacer ya estábamos muertos (El oficio de vivir)

En Turín, en agosto de 1950, Cesare Pavese se suicida. Tiene cuarenta y dos años.

"Sólo veo colinas y para mí, cercanas o alejadas, llenan el cielo y la tierra con sus costados dibujados con firmeza"

"Hemos nacido para vagar por estas colinas, sin mujeres y con las manos en la espalda".



08 septiembre 2015

Los boligrafos y Margaret Thatcher



En el centro de salud, en el mostrador donde te dan la citas, trabaja una señora antipatiquísima, de color verde, baja, delgada, pero casi gorda. Me cae de maravilla. Viste como Margaret Thatcher, se peina como Margaret Thatcher, y tiene las mismas pulgas que Margaret Thatcher. No puede decirse que no sea en algún sentido Margaret Thatcher. Nunca da los buenos días, ni sonríe, ni te dice adiós. No le echaría una cuerda si se estuviese ahogando. Definitivamente, se parece muchísimo a Margaret Thatcher, de quien recuerdo que Christopher Hitchens decía que era una mujer bastante sexy. La señora del centro de salud también es sorprendentemente sexy, pese a su color, su estatura, su peso y a que no tiene un pelo bonito, ni unas facciones sutiles, ni unos gestos magnéticos. Pero es sexy, al menos en el sentido irreal que lo era Thatcher.

Pese a ser una persona muy maleducada, a mí me resulta terriblemente simpática. Simpática a más no poder. Y todo porque le pone nombres a sus bolígrafos. Esa clase de ridiculez me fascina. Me parece algo tan estúpido, que me gusta. No lo puedo evitar. Admiro a las personas que bautizan los objetos, hasta los más insignificantes, como unas tijeras o una linterna. Hace pocos supe que Thomas Edward Lawrence (Lawrence de Arabia) tuvo siete motocicletas, y a todas ellas las llamó George, en honor a su amigo George Bernard Shaw. Con George VII sufrió un accidente y se mató. Final más bonito no se puede planear. Pero más innovador que T.E. Lawrence fue David Herbert Richards Lawrence, el autor de ‘El amante de Lady Chatterley’, novela que consagra momentos irrepetibles, como cuando el autor bautiza los genitales de Constance y Mellors como lady Jane y John Thomas.
Cuando voy a pedir cita, alguna mañana escucho cómo Margaret Thatcher —vamos a llamarla así— le dice a su compañera: "Pásame a Tobías". "Quién es Tobías?", le pregunta la chica de color beige, alta, gorda, aunque casi delgada, que se sienta a su lado. "El boli rojo", le aclara la señora  antipatiquísima, con ese tono cansado que se te pone cuando  repites  un  millón  de veces que Tobías es el puto boli rojo.

La gente desagradable, sin empatía con los demás, hacia los que experimenta un desprecio que no sabe disimular, me produce una enorme atracción y curiosidad, intensificada por el hecho de que a menudo trabaja en departamentos de atención al público, al que odia. Habitualmente son individuos de pocas palabras. Miran de soslayo, usan los silencios —cortos, medios, eternos— con gran propiedad, que solo quiebran con suspiros profundos. Muy profundos y oscuros. Evocan ciertas formas rotundas de la técnica, como un martillo o la bomba de Orsini. Ostentan un repertorio amplio de gestos. Si tienen que decir "sí", se limitan a asentir con la cabeza, como si negasen, en realidad. En cambio, si tienen que decir "no", prefieren decir "imposible", para abreviar. Tal vez tengan facilidad de palabra, pero nunca hacen uso de ella, por seguridad. Su punto fuerte es la mímica. No hay que meter una frase, según su filosofía, donde cabe un gesto.

Nunca ha visto a alguien que farfulle de modo tan atroz y poético como Margaret. "Pff", "buurrr", "ufff", "grr". En el fondo, hace haikus. Ella da por hecho que entiendes su idioma, con el que te dice, siguiendo el hastío de Marlene Dietrich, que "si pudieras marcharte ahora y volver hace diez años...". No sé por qué, pero a mí eso me encanta. Me hace reír. Me casaría con ella. Nunca me haría caso, y yo no tendría que devolvérselo. Es como el protagonista de ‘Chicago, año 30’, donde el abogado Thomas Farrell pone sus servicios a disposición de Rico Angelo, el gánster más poderoso de la ciudad. En un momento dado, el letrado le espeta a su cliente: "Me ocupo de tus negocios, Angelo. Incluso defiendo a tus hombres, pero me niego a comer contigo".

07 mayo 2015

La literatura y el horror de lo real

 
Ricardo Piglia

"Los grandes relatos de Borges giran sobre la incertidumbre del recuerdo personal, sobre la vida perdida y la experiencia artificial. La clave de este universo paranoico no es la amnesia y el olvido sino la manipulación de la memoria y de la identidad. Tenemos la sensación de habernos extraviado en una red que remite a un centro cuya sola arquitectura es malvada.

La función del Estado como aparato de vigilancia, la función de lo que suele llamarse la inteligencia del Estado, es la de inventar y construir una memoria incierta y una experiencia impersonal.

El héroe vive en la pura representación, sin nada personal, sin identidad. Héroe es el que se pliega al estereotipo, el que se inventa una memoria artificial y una vida falsa. La cultura de masas (o mejor seria decir la política de masas) ha sido vista con toda claridad por Borges como una maquina de producir recuerdos falsos y experiencias impersonales. Todos sienten lo mismo y recuerdan lo mismo y lo que sienten y recuerdan no es lo que han vivido.

La practica arcaica y solitaria de la literatura es la réplica (seria mejor decir el universo paralelo) que Borges erige para olvidar el horror de lo real. La literatura reproduce las formas y los dilemas de este mundo estereotipado, pero en otro registro, otra dimensión, como en un sueño.

La lectura es el arte de construir una memoria personal a partir de experiencias y recuerdos ajenos. Las escenas de los libros leídos vuelven como recuerdos privados. "

16 marzo 2015

El bienestar me deja para el arrastre



Sin embargo, existen personas que ni siquiera necesitan que el mejor momento de la jornada les proporcione felicidad. Creo que estoy entre ellas. Es como si el bienestar nos dejase para el arrastre. Oscar Levant, que en sus espectáculos tendía a declarar su desafecto hacia cualquier forma de felicidad, afirmaba que para evitarla, un día decidió darle la espalda al alcohol. “Yo no bebo. No me gusta. Me hace sentir bien”, decía.

28 noviembre 2014

La naturaleza siempre intenta matarme


En América todo el mundo quiere ser famoso, es una enfermedad típicamente americana. Ya no se distingue la diferencia entre ser alguien destacado o simplemente famoso. Mi madre decía que mi nombre nunca debía aparecer en un periódico, con tres excepciones, 'la noticia de tu nacimiento, la de tu boda y tu esquela funeraria'. En Estados Unidos creen que todos tus problemas se resuelven cuando eres famoso, pero lo único que haces es adquirir otros problemas, que por otro lado no me parecen tan graves. Detesto a las estrellas que se quejan como si tuvieran que bajar a una mina todos los días, como el que cada día se despierta y tiene que acudir a un trabajo que detesta. Tengo poca paciencia con las celebridades quejicas, '¡ay, fotos no, por favor!'. Entonces, ¿para qué te hiciste actriz, querida? Es parte del trabajo.

Ambos coincidimos en que el fallo de Gran Hermano son sus protagonistas, personas que no consiguen captar nuestra atención. "La vida de esas personas no me interesa lo más mínimo. Es como un mal casting para una película. Es muy warholiano. Warhol lo hizo primero, enchufar una cámara sobre alguien que duerme, como un documental dramatizado. Así que a mí ya no me puede interesar, y me sorprende que todo el mundo esté pendiente de ver cómo un tío se afeita. Es un ejercicio de voyeurismo para la gente de clase media que nunca ha tenido la oportunidad de ver una película de Warhol. Visto así, no está tan mal".

“Lo que más miedo da es quedarse en casa y no salir a ver lo que hay fuera. Eso sí que es algo que hay que temer”.

"No, nunca estoy aburrido. Mientras pueda observar a los seres humanos nunca me aburriré. Cuando era joven me gustaba hacer dedo y me planteé cuál sería la diferencia en hacerlo a esta edad. Y hay muchas. Una es que nadie intenta tener sexo contigo. Cuando tienes 19 años todos quieren. Otra es que ya no hay autoestopistas. La gente tiene miedo por los asesinos en serie, las películas de terror.

“Estoy muy bien aquí. Nunca he tenido un trabajo real. Lo único que hice fue trabajar en una librería, y ya casi no quedan. Para mí el éxito es poder comprar cualquier libro sin mirar el precio y no tener que estar rodeado de gilipollas. Eso es ser rico. No tiene nada que ver con el dinero”.

"Nada es seguro. Si te quedas en casa un avión puede estrellarse contra ella. Un amigo mío se cayó del tejado esta semana haciendo un trabajo. La naturaleza conspira para matarte desde que naces. La gente dice que ama la naturaleza. Yo no, siempre intenta matarme.

(John Waters)

19 noviembre 2014

Cambiar todo el tiempo para permanecer igual

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El amor es percibido como patológico si es muy intenso. Hoy lo normal es ser promiscuo. Hasta tal punto estamos obsesionados con la idea moderna de hacer cosas, de ser dinámicos. Pero yo soy un romántico.

¿Conoce usted Islandia? ¡Oh! Es el país donde querría vivir. No parece de este mundo, no hay árboles, ni hierba siquiera, es como otro planeta, como si Dios no hubiera terminado allí la creación.

Alain Badiou dice algo bonito, ‘el siglo XX ha muerto, la izquierda debe comenzar otra vez’. Ya no tenemos que enfrentarnos a esa dicotomía izquierda y derecha. El modelo del siglo XX ya no sirve. Ya no se trata de reinventar la socialdemocracia y su Estado de Bienestar, eso ya no funciona. No sabemos qué es lo que nos salvará pero que hay que trabajar en diferentes sentidos para buscarlo, y no hablo de utopías. Porque el liberalismo como tal está perdiendo Europa, y solo hay dos alternativas, una Europa autoritaria o inventar algo nuevo”.

"En el capitalismo, las cosas tienen que cambiar todo el tiempo para permanecer igual”. Lo anómalo no existe y, lo que es peor, no lo esperemos.

(Slajov Zizek)

18 noviembre 2014

La ficcion de la certidumbre

Carlos Labbe
Este libro (piezas secretas contra el mundo) busca que quien lo lea desmonte una ficción, la de la certidumbre; aquí la posibilidad permanente es lo incomprensible porque eso debe ser la literatura, lucha contra los órdenes impuestos al lenguaje, propuesta de otras narrativas más integradoras.

¿Por qué esa forma nervada de escritura, tanta vuelta hasta llegar al núcleo, hasta dar con el hueso? Me gusta pensar el revés de una escritura convencional como algo nervado como si pudiéramos dar vuelta cualquier ficción que un narrador jerarquiza en principio, medio y fin y, al hacerlo, aparecieran los nervios palpitantes, las arterias y más abajo el esqueleto. Pero todo eso está mezclado, es cochino, no puedes mirarlo sin mancharte. Eso quiero leer: un cuerpo.

¿Cómo eliminar el realismo jerárquico, estereotipado y ‘reductivo’ de las ficciones que fundan las narrativas de instituciones como jardines de infantes, escuelas y universidades.?
Dos espejismos, dos quimeras de múltiples cabezas: la filosofía buscando la experiencia del lenguaje y la novela el lenguaje de la experiencia”

¿Por qué organizar entonces la narración como si fuera un método de investigación científica? 
Para que en la lectura uno se dé cuenta de que la ciencia, como todo conocimiento arrogante, es nada más una ficción aplicada. ¿Qué pasaría si dejáramos de creerle masivamente a la estadística, la economía o la medicina occidentales?.

¿Y qué juego le permite el videojuego en la novela? 
Pensar las narrativas que nos gobiernan la cabeza, nos reglamentan el cuerpo, nos señalan qué sentir, hacia dónde ir y hacia qué página avanzar. La posibilidad de ese juego es para lo cual existen aún los libros literarios, los artefactos estéticos. Un trance que no promete necesariamente revelaciones o efectos placenteros: la confusión, el abrumarse, la desesperanza y el aburrimiento son experiencias comunes que podríamos ocupar para la búsqueda crítica y productiva que es la literatura.


17 noviembre 2014

Todos somos novelistas de nosotros mismos

Javier Cercas
  Por eso es una novela. Porque formula una pregunta, pero no la responde, o no al menos de manera clara y taxativa. El impostor juega en el filo de la ironía: ahí todo es una cosa y su contraria. Como en todas las novelas desde El Quijote, o como en todas las novelas que a mí me gustan. Don Quijote está loco, pero también está cuerdo: eso es la ironía; y eso es la novela como género. Este libro, que apela a El Quijote sin parar, juega en la frontera de la ironía, entendida como instrumento de conocimiento. La ironía significa que algo puede ser dos cosas al mismo tiempo. O más. La ironía muestra que la verdad moral es una verdad poliédrica, que somos muchas cosas a la vez. Por eso la novela es el antídoto absoluto contra los fanatismos. La respuesta a la pregunta del libro es que no hay respuesta; la respuesta es el propio libro, la propia pregunta: eso es una novela. El Quijote es eso; y de ahí venimos todos. La novela no es el género de las respuestas, sino de las preguntas, y cuanto más complejas, mejor. En El impostor intento presentar a Marco en toda su complejidad. ¿Este hombre es un mentiroso? Sin ninguna duda. ¿Ha engañado? Por supuesto. ¿Ese engaño tiene alguna justificación? Ninguna. Lo interesante para mí es tratar de entender por qué hizo lo que hizo. Esa es la pregunta que me interesa. Mi propósito, de entrada, no era ni salvar ni condenar. Marco se inventó una vida para sobrevivir. Eso, en mayor o menor medida, lo hacemos todos: todos somos novelistas de nosotros mismos. Y ofrecemos a los demás una imagen que no siempre es la verdadera. Marco no puede soportar lo que es, un hombre corriente que ha tenido miedo, que ha sido cobarde, que ha sido humillado. Ha vivido una existencia miserable, y se inventa otra, como Alonso Quijano se inventa a Don Quijote. Y, después de pasarse la vida encerrado en un taller mecánico, se fabrica una vida de héroe, vive lo que no ha vivido nunca, cambia de mujer y de trabajo y de ciudad, de todo. La ficción de algún modo le salva, como nos pasa a todos. Pero lo que dice este libro es que, al final, hay que afrontar la verdad, como la afronta Don Quijote, que antes de morir vuelve a ser Alonso Quijano. Y esto vale para los individuos, pero también para las colectividades.

13 noviembre 2014

La vejez y la observación

 "No hay nada bello en la vejez", sostiene Geraldine Chaplin

"No hay nada bello en la vejez, es una desgracia, una masacre". 
"Desde los 45 años veo la muerte en cada esquina".
"La vejez es el preludio de la muerte, un país sin mapas donde sólo existe una autopista que lleva al fin".
"Muchos viejos descubren de repente una isla desconocida dentro de ellos mismos, que es el pasado, y comienzan a vivir en él. El problema es que yo no me acuerdo".
"Cuando uno envejece puede ser un poco más observador porque nadie le ve".
"Cuando te enamoras, pierdes la dignidad y ver a una persona vieja pelleja que pierde la dignidad es algo obsceno"
"Antes creía que el cine podía cambiar el mundo pero ahora no estoy segura, sólo creo que una película puede cambiar la forma de pensar de una persona sobre el mundo".





10 noviembre 2014

Amar al enemigo y odiar al amigo

 
Alberto Boco
En alguna etapa de la vida es probable que la amistad tenga más que ver con esa suerte de apareamiento de los afectos con un otro, más por lo que se nos parece que por lo que difiere de nosotros. Me parece razonable que así sea cuando el humano, en los primeros años de su vida, busca reafirmar su identidad, siempre frágil, ante la evidente superioridad, tanto de lo llamado real como de lo imaginario. Después, es discutible si los amigos son o no son otras versiones de uno mismo, o cuan bueno es que sea de ese modo. 

Tengo para mí que si algo me enriquece es lo diferente y no lo semejante, y que si algo me hace crecer como persona es lo que se me opone y no lo que me facilita las cosas o me mantiene en zonas de comodidad. Ya que estamos con esto recuerdo una frase del Zaratustra de Nietzsche que dice que el hombre del conocimiento tiene que aprender a amar al enemigo y a odiar al amigo. Si la experiencia poética es, como sostengo, una forma azarosa e inefable de acceder a espacios de conocimiento (y a lo mejor por puertas no convencionales), además de una experiencia estética, de un lenguaje para dar testimonio, y muchas otras cosas más, entonces esa frase se comprende más fácilmente aunque no sea sencillo digerirla.
(Alberto Boco)

13 septiembre 2014

La indolencia: Si apenas queda tiempo de llorarse




A veces la Indolencia no es mas que la impotencia, la insensibilidad o la fatiga de tanto luchar inútilmente.


INDOLENCIA

¡No me digáis que sigo siendo
una pobre mujer
equivocada!
Lo sé.
y sé más cosas todavía.
Sé que he soñado tanto
que convertí en inútiles
las más puras verdades;
sé que inventé yo misma
los más altos obstáculos;
sé que la vida era otra cosa,
¡y entonces ya lo sabía!
Pero una nace a veces así, torpe
y desmesuradamente triste,
y todo cuanto toca
se le va convirtiendo en cenizas.
Porque yo tuve dieciséis años
y aspiré a ser como un dios en la tierra.
Aspiré a dignificar a los hombres,
a enorgullecerme de mí misma.
Pero, ¡ya pasó!
Todo cuanto vosotros podáis echarme en cara,
hace mucho que yo me lo vengo repitiendo.
Extranjera en el mundo,
he contemplado la dicha de los otros
con una desesperada indiferencia.
Pero ya nada importa nada.
Aquí sigo en mi puesto,
con mi adolescente actitud de ávido hastío,
con mi lamentable corazón de muchacha
apasionadamente muerto.
¿Qué más da sentirse desdichada
si apenas queda tiempo de llorarse?
Es tarde para rectificar toda una vida
y, además,
ya lo sabéis,
soy indolente...

(Susana March)

09 septiembre 2014

La sociedad del cansancio




A diferencia de lo que ocurría en tiempos pasados, cuando el mal procedía del exterior, ahora el mal está dentro del propio hombre, subraya Han: “La depresión es una enfermedad narcisista. El narcisismo te hace perder la distancia hacia el otro y ese narcisismo lleva a la depresión, comporta la pérdida del sentido del eros. Dejamos de percibir la mirada del otro. En uno de los últimos textos que he escrito insisto en que el mundo digital es también un camino hacia la depresión: en el mundo virtual el otro desaparece”. ¿Hay posibilidades de vencer ese estado depresivo? “La forma de curar esa depresión es dejar atrás el narcisismo. Mirar al otro, darse cuenta de su dimensión, de su presencia”, sostiene. “Porque frente al enemigo exterior se pueden buscar anticuerpos, pero no cabe el uso de anticuerpos contra nosotros mismos”.

Para precisar lo que sugiere recurre a Jean Baudrillard, el enemigo exterior adoptó primero la forma de lobo, luego fue una rata, se convirtió más tarde en un escarabajo y acabó siendo un virus. Hoy, sin embargo, “la violencia, que es inmanente al sistema neo-liberal, ya no destruye desde fuera del propio individuo. Lo hace desde dentro y provoca depresión o cáncer”. La interiorización del mal es consecuencia del sistema neo-liberal que ha logrado algo muy importante: ya no necesita ejercer la represión porque esta ha sido interiorizada. El hombre moderno es él mismo su propio explotador, lanzado solo a la búsqueda del éxito. Siendo así, ¿cómo hacer frente a los nuevos males? No es fácil, dice. “La decisión de superar el sistema que nos induce a la depresión no es cosa que solo afecte al individuo. El individuo no es libre para decidir si quiere o no dejar de estar deprimido. El sistema neoliberal obliga al hombre a actuar como si fuera un empresario, un competidor del otro, al que solo le une la relación de competencia”.

Retomando la idea hegeliana de la dialéctica del amo y del esclavo, Byung-Chul Han denuncia que “el esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento”. Y lo ha hecho a cambio de un modo de vida escasamente interesante, “la mera vida, frente a la vida buena”, dice, casi pura supervivencia. A cambio de eso, el hombre cede su soberanía y su libertad. Pero lo más llamativo es que el propio amo ha renunciado también a la libertad al convertirse en explotador de sí mismo. Ha interiorizado la represión y se ve abocado al cansancio y la depresión. Pero el cansancio y la depresión no se pueden interpretar como alienación, en el sentido tradicional marxista. “Solo la coerción o la explotación llevan a la alienación en una relación laboral. En el neo-liberalismo desaparece la coerción externa, la explotación ajena. En el neo-liberalismo trabajo significa realización personal u optimización personal. Uno se ve en libertad. Por lo tanto, no llega la alienación, sino el agotamiento. Uno se explota a sí mismo, hasta el colapso. En lugar de la alienación aparece una auto-explotación voluntaria. Por eso, la sociedad del cansancio como sociedad del rendimiento no se puede explicar con Marx. La sociedad que Marx critica, es la sociedad disciplinaria de la explotación ajena. Nosotros, en cambio, vivimos en una sociedad del rendimiento de autoexplotación”. El hombre se ha convertido en un animal laborans, “verdugo y víctima de sí mismo”, lanzado a un horizonte terrible: el fracaso.


(Byung-Chul Han)

08 septiembre 2014

El biombo y la ficción

 

“Llevamos siglos separando ficción y realidad con un biombo imaginario, el biombo —gran invento japonés— divide en dos espacios una habitación y nos ofrece la posibilidad de diferenciar las dos áreas. Pero la separación es artificial, puesto que oculta que, de hecho, hay un solo espacio. En la narrativa, hay también un solo espacio, pues nada hay tan equivocado como creer que se puede narrar lo que sucede en la vida cuando en realidad contarlo exige siempre inventar".

05 septiembre 2014

La anestesia de la forma


"Siempre he pensado en mí como realista. El mundo en el que vivo consiste en 250 anuncios al día y en un montón increíble de opciones de entretenimiento, la mayoría de las cuales son subvencionadas por corporaciones que quieren venderme cosas"

"Una de las cosas que hace la televisión es ayudarnos a negar que estamos solos. Frente a las imágenes televisadas, podemos tener el fascímil de una relación sin el esfuerzo de una relación verdadera. Es una anestesia de la forma" 


04 septiembre 2014

Continuidad de los Parques

 
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. 

Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.


Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.



    (Julio Cortazar)

02 septiembre 2014

Nada vivo tiene remedio

Roberto Bolaño
 No me importan las batallas aunque siga pensando en códigos finalisticos, en realidad todos son códigos de perdedores, nadie encuentra lo que anda buscando.

Por dos razones: nadie sabe que anda buscando y aunque lo consiga transmitir nadie entiende que es lo que "realmente" anda buscando.

Deberíamos callar pero no porque callar sea hermoso o discreto sino porque no hay nada que decir. Las palabras solo adornan, no cambian nada, me ha engañado su fuerza.

No sabia que se pudiera estar tan perdido y que el gimoteo patético y ridículo se convierta en un compañero habitual, de una vida aceptable, posible, razonable, todas esas palabras que solo reflejan el desgaste de una vida.

El mundo esta vivo y nada vivo tiene remedio y esa es nuestra suerte

(Roberto Bolaño)








04 julio 2014

Los Recuerdos





"... Al final, lo que queda siempre es lo imaginado. Porque al final no queda lo vivido, sino el recuerdo de lo vivido. Todo lo que nos ha pasado únicamente podemos ya imaginarlo. A la larga todo es imaginado.... no veo el problema" (Enrique Vila Matas).
  
 " Además, no veo mi memoria como algo preciso o estático. Por eso en la ficción autobiográfica mi objetivo sigue siendo la creación de un efecto, no trato de levantar acta de la realidad. Así que “autobiográfico”, para mí, es más cercano al significado de “ficción” que al de “autobiografía”. 


"Una literatura del yo, de la subjetividad extrema, claro que tiene que existir y debe existir. Pero si solo existieran literatos solipsistas toda la literatura terminaría convirtiéndose en un servicio militar obligatorio del mini-yo o en un río de autobiografías, de libros de memorias, de diarios personales, que no tardaría en devenir cloaca , y la literatura también entonces dejaría de existir. Porque ¿A quien demonios le interesan las idas y venidas sentimentales de un profesor? ¿Quien puede decir sin mentir como un verraco, que es más interesante el día a día de un triste profesor madrileño, por muy atildado que sea, que las pesadillas y los sueños y las ambiciones del insigne y ridículo Carlos Argentino Daneri?. Nadie con tres dedos de frente. Ojo: no tengo nada en contra de las autobiografías, siempre y cuando el que la escriba tenga un pene en erección de treinta centímetros. Siempre y cuando la escritora haya sido una puta y a la vejez sea moderadamente rica. Siempre y cuando el pergeñador de semejante artefacto haya tenido una vida singular." (Roberto Bolaño)

"Desconfío del recuerdo, como del sexo, pero los dos me atan a la vida. Siempre se desconfía de lo más importante, esa es nuestra cobardía"
"Lo que se recuerda, aunque no sea cierto, es en cambio la verdad" (Joan Margarit) 

03 julio 2014

La cumbre del vacio

(Bohumin Hrabal)
El hombre es como un collage, hecho de elementos no muy bonitos, que, vistos como un conjunto, comienzan a mostrarse interesantes y curiosos. "la debilidad es mi fuerza, la derrota es mi triunfo, los pensamientos que me pasan por la cabeza mientras bajo la escalera son los más válidos, son los que he olvidado decir ante el tribunal, ser miedoso es mi vitalidad, estar abandonado representa para mí permanecer entre muchedumbres, mi parloteo es mi retorica, el folclore de la capital es mi estética, el abandono permanente es mi puntualidad, el no cumplir con la palabra es mi fidelidad. De esta manera todos mis errores y vicios son mi aguja magnética que siempre señala hacia la bella y virtuosa estrella polar, quieta e inmóvil, en torno a la que todo gira...."

Sabia que cuanto más escribía menos quedaba de él mismo, y eso lo constataba con alegría, porque sentía que, en el fondo, cuanto más disminuía más crecía y que cada vez había de empezar de cero.......... "Cuando emprendí mis textos, era solo para aprender a escribir...." Y cada vez sabía con más seguridad que nunca aprendería de verdad, porque la cumbre de los esfuerzos humanos es "saber no saber", de acuerdo con la doctrina de Lao-Tse. Escribiendo intentaba enterarse de algo más sobre sí mismo, sobre el mundo, sobre todas las cosas...... y no era consciente de que lo que buscaba en el fondo era, escribiendo, llegar al máximo vacío, a la cumbre del vacío, o sea, a la cumbre de todo.......