29 enero 2021
La ciudad solitaria (12)
28 enero 2021
La Ciudad solitaria (11)
Durante la noche, en la ciudad, aparece el silencio urbano, más amable. Sigue la vida atenuada. Pequeños ruidos, una televisión que apenas se oye, los camiones de la limpieza, interiores iluminados que se ven a través de las ventanas.
En los pueblos el silencio es mas poderoso, la naturaleza esta omnipresente. Lo siento mas amenazante, como si la muerte y su poder anduvieran mas cerca.
La vejez me hace volver mas al pasado. Me entretengo con una fantasía, como un guion de una película: "padezco una enfermedad incurable que me augura un corto tiempo de vida y decido reconciliarme con las personas que he conocido a lo largo de mi vida. Aquel malentendido, aquella situación que provoco una ruptura, aquella persona a la que quería y jamas se lo dije, aquella decisión que no tome y aquella otra que tome."
No se si seria una película romántica, de auto ayuda o de terror. Hago una lista y comienzo las visitas.
Película romántica: Todas las personas se acuerdan de mi, me aprecian, lo pasado "pelillos a la mar". Con algunas de ellas reanudo la relación. Todos me ayudan a "conocerme mejor", mi vida "ha tenido sentido". Muero en paz. (Encontrar en el ultimo momento un tratamiento para mi enfermedad incurable creo que seria demasiado)
Película de auto ayuda: Lo mismo que la romántica pero con frases lapidarias, silencios y mas escenas en la naturaleza, conversaciones en el campo.
Película de terror: En las sucesivas visitas casi nadie se acuerda de mi y sufro varios episodios de no reconocer físicamente a las personas que visito. Cuando cito circunstancias y desencuentros (con arrepentimiento y emoción), tengo que repetirlos varias veces para que se acuerden. No he significado nada en sus vidas, apenas una experiencia de acierto/error. Las relaciones reanudadas no terminan de comenzar, no tenemos nada que decirnos y el pasado que compartimos lo guardamos en la memoria de manera diferente, no es el mismo pasado. Vuelvo a casa deprimido y fallezco antes de tiempo por el stress. Aprendo, tristemente, que el pasado, la memoria del pasado, es inútil, es únicamente un laboratorio de mentiras piadosas para justificar nuestra desidia, cobardía y a veces maldad.
Mis vecinos de enfrente, a los que no conozco y solo observo a través de su ventana indiscreta, me tranquilizan, solo vivo su presente. Siempre hacen lo mismo, ven la TV, cenan, apenas hablan entre ellos, cualquier noche es igual a la anterior, no hay pasado, solo repetición y presente.
En el libro de P. Ouspensky: La extraña vida de Ivan Osokin, se narra la historia de Ivan, un joven que se enamora y llega a la ruptura, al desencuentro. Tiene la oportunidad, por una circunstancia mágica de volver atrás y reparar o cambiar lo que hizo. El autor reescribe la novela de manera idéntica lo que nos hace entender que somos siempre inevitables repeticiones, asignaturas pendientes a las que volvemos una y otra vez como Sisifos encarnados, como una forma de resistencia al cambio.
El cambio obliga a ejercer cierta violencia, cierta acción, cierto pensamiento lateral.
"Cuando creíamos que teníamos las respuestas de repente cambiaron todas las preguntas (Mario Bennedetti)"
27 enero 2021
LA PANDEMIA (6)
Recuerdo, ahora, a pesar del horror y la muerte acechando, con cierta nostalgia, los días del confinamiento. (Calla..... ni lo pienses....como te pille algún restaurador es tu fin).... el mundo se redujo a la casa, los paseos por el pasillo, las horas organizadas, las comidas como el clímax diario, el teatro de la vida representada en un pequeño guiñol.
Una vida sola y miserable pero con medida humana, todos fuimos iguales unos días, el dinero no daba gran ventaja, no podías salir a gastarlo, los privilegiados se median por el tamaño de la vivienda, el congelador y los rollos de papel higiénico.
Las películas antiguas, los guisos de la abuela, esas sopas de ajo y huevo, la siesta sin culpa, el tiempo y su aprovechamiento no existían. Estuvimos cerca de la felicidad..........Pero todo volvió a cambiar, volvimos a salir a la calle, comprar en la ferretería, odio las ferreterías, quedar a tomar un café y comprobar con desesperación que todo seguía igual, la misma estupidez y aburrimiento de siempre.
Ahora salgo con mascarilla, he aprendido a sonreír con los ojos, puedo jurar por lo bajini, y mantengo las apariencias.
Me gustaría ser como Bartleby: "No sólo resulta que el diligente escribiente que se había entregado como pocos a su tarea de copista se desentiende de hacer lo que se le pide, es que ni siquiera se rebela para no participar en el trabajo, ni se enfurece, ni se enfrenta a nadie, ni alza la voz, ni se pertrecha como un enemigo. Simplemente prefiere no hacerlo. Y Bartleby, así, se desentiende de todo vínculo, de toda empatía o solidaridad con los que son como él, de todo compromiso con el que lo emplea, de toda sintonía con el proyecto que a gusto o a regañadientes comparten los demás. Al poco llega el día en que prefiere ya no copiar ningún documento. Y se queda como un pasmarote mirando el muro que hay delante de su ventana."
Estos días en que vemos que nada ha cambiado, ni siquiera el apocalipsis hace cambiar a la gente, los políticos, me hace añorar el Bartleby en el que me convertí unos meses.
Pero nadie soporta a los Bartleby: “Se diría que se consideran responsables. los gobernantes, de las acciones y del destino individual de sus súbditos, y que han comenzado a guiar e iluminar a cada uno de ellos en los diversos actos de su vida y, si es necesario, a hacerlos felices incluso contra su propia voluntad”. (Tocqueville).
Cada vez nos tratan peor, quieren hacernos felices a pesar nuestro. Malditos........
26 enero 2021
El libro vacío de la escritura
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(Josefina Vicens) |
En el libro de Josefina Vicens: "El libro vacío", se describe la necesidad de escribir, del personaje principal, y como lo hace en dos cuadernos. En uno escribe todo lo que se le ocurre, sin limitación y en el otro, una selección mas filtrada y meditada del primero. El personaje no consigue escribir nada en el segundo.....
Al leerlo reconozco alguna de mis obsesiones (ni siquiera llegan a obsesiones épicas), como dice Borges: "Mi vida ha sido un fracaso, pero hasta en eso he fracasado", el ansia de escribir, aunque no tengo nada que contar, no tengo conversación, no soy nada narrativo, no me interesan los detalles. ¿Por que querré escribir? y otra el sistema de filtrado de las ideas, como si hubiera ideas "en limpio". Quizá sigamos atrapados en la mente escolar, la satisfacción de la escritura sin "manchas de Tinta", el dibujo lineal y el tiralíneas, aun no existían los Rotring.
Ir filtrando las ideas, nivel 0, todo lo que se te ocurra. Napoleón tenia un ayudante que permanecía despierto por la noche, cercano, para apuntar las ideas que el Emperador tenia en las horas de sueño. Freud apuntaba sus sueños nada mas despertarse, los surrealistas, el inconsciente..... El material onírico es muy lábil y vaporoso....
No tengo nada que contar, ninguna de mis experiencias tienen valor universal, no son divertidas ni hacen que nadie mejore su vida, por que debo escribir?
Por narcisismo?. Quizás por encontrar el hilo de mis obsesiones. Cuando leo, tomo notas y selecciono lo que me parece de interés. Con que criterio lo hago?. Tiene que haber dentro de mi una guía aunque no sepa que existe, que me permite seleccionar. Lo que reconozco fuera lo llevo dentro, aunque he necesitado la encarnadura de la escritura de otro para verlo.
¿Por que yo no puedo escribirlo?.
"Mientras nos mudamos
de una cuna a un ataúd....
¡Cuanta palabra inútil! (ISSA)
(Evaristo Cienpozuelos)