14 abril 2011

El crepúsculo y la mujer amada


El anochecer es indescriptible. Como guinda comienza a subir la luna llena. Louis me incita a pintar lo que vemos. Le digo que , a lo sumo, haré un boceto. Naturalmente fracaso frente a la naturaleza. Pero aprendo algo. Me obligo a reconocer la distancia entre mis recursos y esta naturaleza. Es un asunto que debo desarrollar los próximos años.

No me entristece lo ocurrido. No hay ninguna prisa cuando el deseo es tan inmenso. Este crepúsculo permanecerá en mi interior de forma profunda y para siempre. Cuando la clara luna del Norte se alce, recordaré esta noche, aunque sea ya un reflejo mortecino, y me servirá una y otra vez de advertencia. Sera como la mujer amada, como mi otro yo. Un estimulo para reencontrarme. Yo mismo soy la aurora de la luna del Sur.

(Paul Klee)

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