A delirar, para pegar
los caóticos fragmentos,
para justificar los intentos
siempre fracasados
de la coherencia.
A agotar la verborrea
que precede al silencio.
A llegar a los parajes
donde la razón se ausenta
porque ignora la contraseña
que abre las puertas del misterio.
A rellenar la fragmentaria vida,
el crucigrama a medio resolver .
A soportar el cansancio moral,
la dimisión de ciertos sueños.
Donde están los héroes?
El hombre es demasiado propenso
a la esperanza.
(Rafael Cid, fragmentos caóticamente organizados de una presentación de Luis Landero)
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