"Para quien vive al día, el tiempo no constituye nunca un problema personal, o bien solo hasta el momento del ¡ oh-qué-rápido-ha-pasado-el tiempo !"
"Lo que creen los jóvenes que es el tiempo, se les revela bajo forma de impaciente espera del mañana y de cuanto les corresponde por derecho según el curso de la vida y de la muerte.
El tiempo para ellos es algo que naturalmente se mueve en el espacio, que sobrevendrá, que pasará a formar parte de su vida y de ellos mismos.
El anciano, la persona que envejece, por contra, experimenta el futuro a diario como negación de la espacialidad y por tanto de cualquier eficiencia.
El futuro, podemos decir, no es tiempo, sino mas bien mundo y espacio.
Ser viejo o incluso tan solo percibir que se envejece, significa poseer el tiempo en el cuerpo y en eso que concisamente podemos denominar alma. Ser joven equivale a lanzar el cuerpo en el tiempo, que no es tiempo, sino vida, mundo, espacio."
(Jean Amery)
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