"Todo lo que es absolutamente real -es decir, extranjero a toda representación- es también absolutamente singular; y todo lo que es singular se muestra rebelde a la interpretación".
"El objeto real es en efecto invisible, o más exactamente incognoscible e inapreciable, precisamente en la medida en que es singular, esto es, en la medida en que ninguna representación puede sugerir su conocimiento o apreciación mediante la réplica".
"El ser humano habita un mundo en el que no hay historia, en donde no pasa nada". Y es precisamente ahí donde surge la alegría, ese saber que conoce lo más trágico, y que es "un regocijo con respecto a lo simple que no experimenta la necesidad de llamar a lo otro para autorizarse su gozo". (Clement Rosset)
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