"Estamos tan llenos de ocupaciones que a veces queda la duda de si estamos desperdiciando la vida. La abundancia de procesos y de conceptos que necesitamos para vivir agota toda nuestra vida. Tengo que aprender a conducir un coche, a manejar un ordenador, hablar un idioma y asimilar una serie de funciones necesarias para desenvolverme que me quitan tiempo para todo lo demás. O sea, para mirar críticamente el mundo y mi propia vida. La sobresaturación anula la reflexión y el mundo se queda desprovisto de referencias. El desarrollo del concepto de democracia ha producido una perversión: como todas las opiniones valen igual, con independencia de que sean o no argumentadas, el mundo se convierte en una selva simbólica sin postes de orientación. " (G. Bueno)
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