Desde hace algún tiempo, una de las tácticas más exitosas de la clase dominante ha sido la responsabilización. Hacer creer a cada miembro individual de la clase subordinada que su pobreza, falta de oportunidades o desempleo es culpa suya y sólo suya. Los individuos se culparán a sí mismos más que a las estructuras sociales, que en cualquier caso se les ha inducido a creer que en realidad no existen (son solo excusas, invocadas por los débiles).
Lo que Smail llama ‘voluntarismo mágico’, la creencia de que depende de cada cual llegar a ser lo que uno quiera, es la ideología dominante y la religión no oficial de la sociedad capitalista contemporánea, promovida por los ‘expertos’ de los reality shows y gurús de los negocios, tanto como por los políticos. El voluntarismo mágico es tanto un efecto como una causa del nivel actual históricamente bajo de conciencia de clase. Es la otra cara de la depresión, cuya convicción subyacente es que todos somos los únicos responsables de nuestra propia miseria y que, en consecuencia, la merecemos.
Una doble carga particularmente cruel se impone ahora a los desempleados de larga duración en el Reino Unido: una población a la que durante toda su vida se le ha dicho que no sirve para nada, recibe simultáneamente el mensaje de que puede hacer lo que quiera. (Mark Fisher: Good for nothing)
El término voluntarismo mágico fue acuñado por David Smail, un psicólogo clínico británico que utilizó el materialismo cultural para explicar la angustia psicológica.
«Los llamados trastornos psiquiátricos […] son la creación del mundo social en el que vivimos, y ese mundo es estructurado por el poder». Smail describe como el voluntarismo mágico es «la doctrina de autoayuda que propone que los individuos pueden convertirse en dueños de su propio destino» y cómo «con la ayuda experta de tu terapeuta o consejero, tú puedes cambiar el mundo del que eres en última instancia responsable, de manera que ya no te cause angustia».
El término voluntarismo mágico fue acuñado por David Smail, un psicólogo clínico británico que utilizó el materialismo cultural para explicar la angustia psicológica.
«Los llamados trastornos psiquiátricos […] son la creación del mundo social en el que vivimos, y ese mundo es estructurado por el poder». Smail describe como el voluntarismo mágico es «la doctrina de autoayuda que propone que los individuos pueden convertirse en dueños de su propio destino» y cómo «con la ayuda experta de tu terapeuta o consejero, tú puedes cambiar el mundo del que eres en última instancia responsable, de manera que ya no te cause angustia».
Es una forma de privatización del sufrimiento que apantalla las cuestiones sociales, culturales y políticas que afectan negativamente la vida de las personas. En lugar de intentar cambiar el mundo, tal vez mediante la acción colectiva, se fuerza a las personas a que se cambien (se transformen, esa palabra) a sí mismas. Si no lo consiguen (y la depresión persiste!) es su responsabilidad.
(David Smail )