20 mayo 2009

Bacon y los limites del yo

En esa búsqueda baconiana las formas sometidas a "una total distorsión" nunca pierden su carácter de organismos vivos, recuerdan siempre su existencia corporal, su carnalidad, siguen conservando su apariencia tridimensional. Y, además , ¡se parecen a sus modelos!. pero ¿como puede el retrato parecerse al modelo del que es conscientemente una distorsión?. Sin embargo lo prueban las fotos de las personas retratadas: el retrato se les parece; miren los trípticos, tres variaciones yuxtapuestas del retrato de la misma persona; estas variaciones difieren unas de otras y, no obstante, no dejan de tener algo en común a las tres: "ese tesoro, esa pepita de oro, ese diamante oculto", el "yo" de un rostro. Podría decirlo de otra manera, los retratos de Bacon cuestionan los limites del "yo". ¿Hasta que grado de distorsión un individuo sigue siendo él mismo?. ¿Durante cuanto tiempo sigue todavía reconocible el rostro de alguien amado que va alejándose de nosotros por enfermedad, locura, odio o muerte?. ¿Donde queda la frontera tras la cual un "yo" deja de ser un "yo"? (Milan Kundera)

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