
“No creo que los novelistas, y las novelas que escriben, puedan ser útiles a la vida pública. Creo firmemente en su magnífica, maravillosa y libre inutilidad”.
“Mi oficio es escribir historias, cosas inventadas o cosas que recuerdo de mi vida, pero, en cualquier caso, historias, cosas en las que no tiene nada que ver la cultura, sino solo la memoria y la fantasía. Este es mi oficio, y lo haré hasta mi muerte. Estoy muy contenta con este oficio y no lo cambiaría por nada del mundo. Comprendí que era mi oficio hace mucho tiempo. Entre los cinco y los diez años tenía dudas, y a veces imaginaba que podía pintar, a veces que conquistaría países a caballo y otras que inventaría nuevas máquinas muy importantes”.
“Entramos en la edad adulta cuando las palabras que se intercambian los adultos entre sí nos resultan inteligibles; inteligibles pero sin importancia para nosotros”.
“El lenguaje de las palabras-cadáver ha contribuido a crear una distancia insalvable entre el pensamiento vivo de la gente y la sociedad pública”.
Natalia Ginzburg