“Llevamos siglos separando ficción y realidad con un biombo imaginario, el biombo —gran invento japonés— divide en dos espacios una
habitación y nos ofrece la posibilidad de diferenciar las dos áreas.
Pero la separación es artificial, puesto que oculta que, de hecho, hay
un solo espacio. En la narrativa, hay también un solo espacio, pues nada
hay tan equivocado como creer que se puede narrar lo que sucede en la
vida cuando en realidad contarlo exige siempre inventar".
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