13 marzo 2014

La corte de hombres debilitados

 
 
Paul Auster comienza algunas de sus novelas con frases definitivas:

"La adversidad se presenta en las primeras líneas. "Mr. Bones sabía que Willy no iba a durar mucho" abre Tombuctú (1999). "Todo el mundo creía que había muerto" abre El libro de las ilusiones (2002). "Había estado enfermo mucho tiempo. Cuando llegó el día de salir del hospital, apenas sabía caminar, casi no recordaba quién era" abre La noche del oráculo (2003). Su nueva novela, que acaba de publicar Anagrama en España, prolonga esa línea:"Buscaba un lugar tranquilo donde morir" (Brooklyn Follies, 2005). Pero en los cuatro casos, los maltrechos protagonistas atraviesan la metamorfosis que se produce en cada una de las historias y llegan a cierto bienestar. No chocan de frente contra un camión, como Jim Nashe en La música del azar. Han encontrado alguna clase de sentido a sus vidas. Estos libros arman mi Corte de Hombres Debilitados", dice Auster. Será que el envejecimiento me ha despertado una nueva percepción de mi finitud. Desde los 50 años mi cuerpo cambió. Así, sin más, en esta década que termina algunas pequeñas cosas comenzaron a fallar".
(Paul Auster)

Me reconozco en la expresión de Auster como un hombre debilitado, algunas pequeñas cosas, sin mas, sin enfermedad aparente, comienzan a fallar. A partir de aqui la sumisión aprendida, para que intentarlo si no voy a poder. Falla la energia. Comienza la retahila de limitaciones previas, la imaginación del horror antes de que suceda, me voy a aislar, lo importante es estar ocupado, debo apuntarme a alguna actividad, hay que hablar aunque uno no tenga nada que decir. Hay que ir preparando/asumir la jubilación. Los libros de autoayuda dan argumentos. Personalmente todo esto me parece una mierda razonable, pero mierda, y en esta campaña de la subjetividad no hay que ser razonable. No hay que organizar nada ni preparar nada solo tener el valor y la dignidad de abandonar la queja y convivir con el horror de la vejez. La unica referencia que me consuela es la del fisico Hawking que mueve el mundo de las ideas con un parpadeo, el unico movimiento que le queda.  ¡Vaya voluntad!

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