28 noviembre 2014

La naturaleza siempre intenta matarme


En América todo el mundo quiere ser famoso, es una enfermedad típicamente americana. Ya no se distingue la diferencia entre ser alguien destacado o simplemente famoso. Mi madre decía que mi nombre nunca debía aparecer en un periódico, con tres excepciones, 'la noticia de tu nacimiento, la de tu boda y tu esquela funeraria'. En Estados Unidos creen que todos tus problemas se resuelven cuando eres famoso, pero lo único que haces es adquirir otros problemas, que por otro lado no me parecen tan graves. Detesto a las estrellas que se quejan como si tuvieran que bajar a una mina todos los días, como el que cada día se despierta y tiene que acudir a un trabajo que detesta. Tengo poca paciencia con las celebridades quejicas, '¡ay, fotos no, por favor!'. Entonces, ¿para qué te hiciste actriz, querida? Es parte del trabajo.

Ambos coincidimos en que el fallo de Gran Hermano son sus protagonistas, personas que no consiguen captar nuestra atención. "La vida de esas personas no me interesa lo más mínimo. Es como un mal casting para una película. Es muy warholiano. Warhol lo hizo primero, enchufar una cámara sobre alguien que duerme, como un documental dramatizado. Así que a mí ya no me puede interesar, y me sorprende que todo el mundo esté pendiente de ver cómo un tío se afeita. Es un ejercicio de voyeurismo para la gente de clase media que nunca ha tenido la oportunidad de ver una película de Warhol. Visto así, no está tan mal".

“Lo que más miedo da es quedarse en casa y no salir a ver lo que hay fuera. Eso sí que es algo que hay que temer”.

"No, nunca estoy aburrido. Mientras pueda observar a los seres humanos nunca me aburriré. Cuando era joven me gustaba hacer dedo y me planteé cuál sería la diferencia en hacerlo a esta edad. Y hay muchas. Una es que nadie intenta tener sexo contigo. Cuando tienes 19 años todos quieren. Otra es que ya no hay autoestopistas. La gente tiene miedo por los asesinos en serie, las películas de terror.

“Estoy muy bien aquí. Nunca he tenido un trabajo real. Lo único que hice fue trabajar en una librería, y ya casi no quedan. Para mí el éxito es poder comprar cualquier libro sin mirar el precio y no tener que estar rodeado de gilipollas. Eso es ser rico. No tiene nada que ver con el dinero”.

"Nada es seguro. Si te quedas en casa un avión puede estrellarse contra ella. Un amigo mío se cayó del tejado esta semana haciendo un trabajo. La naturaleza conspira para matarte desde que naces. La gente dice que ama la naturaleza. Yo no, siempre intenta matarme.

(John Waters)

19 noviembre 2014

Cambiar todo el tiempo para permanecer igual

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El amor es percibido como patológico si es muy intenso. Hoy lo normal es ser promiscuo. Hasta tal punto estamos obsesionados con la idea moderna de hacer cosas, de ser dinámicos. Pero yo soy un romántico.

¿Conoce usted Islandia? ¡Oh! Es el país donde querría vivir. No parece de este mundo, no hay árboles, ni hierba siquiera, es como otro planeta, como si Dios no hubiera terminado allí la creación.

Alain Badiou dice algo bonito, ‘el siglo XX ha muerto, la izquierda debe comenzar otra vez’. Ya no tenemos que enfrentarnos a esa dicotomía izquierda y derecha. El modelo del siglo XX ya no sirve. Ya no se trata de reinventar la socialdemocracia y su Estado de Bienestar, eso ya no funciona. No sabemos qué es lo que nos salvará pero que hay que trabajar en diferentes sentidos para buscarlo, y no hablo de utopías. Porque el liberalismo como tal está perdiendo Europa, y solo hay dos alternativas, una Europa autoritaria o inventar algo nuevo”.

"En el capitalismo, las cosas tienen que cambiar todo el tiempo para permanecer igual”. Lo anómalo no existe y, lo que es peor, no lo esperemos.

(Slajov Zizek)

18 noviembre 2014

La ficcion de la certidumbre

Carlos Labbe
Este libro (piezas secretas contra el mundo) busca que quien lo lea desmonte una ficción, la de la certidumbre; aquí la posibilidad permanente es lo incomprensible porque eso debe ser la literatura, lucha contra los órdenes impuestos al lenguaje, propuesta de otras narrativas más integradoras.

¿Por qué esa forma nervada de escritura, tanta vuelta hasta llegar al núcleo, hasta dar con el hueso? Me gusta pensar el revés de una escritura convencional como algo nervado como si pudiéramos dar vuelta cualquier ficción que un narrador jerarquiza en principio, medio y fin y, al hacerlo, aparecieran los nervios palpitantes, las arterias y más abajo el esqueleto. Pero todo eso está mezclado, es cochino, no puedes mirarlo sin mancharte. Eso quiero leer: un cuerpo.

¿Cómo eliminar el realismo jerárquico, estereotipado y ‘reductivo’ de las ficciones que fundan las narrativas de instituciones como jardines de infantes, escuelas y universidades.?
Dos espejismos, dos quimeras de múltiples cabezas: la filosofía buscando la experiencia del lenguaje y la novela el lenguaje de la experiencia”

¿Por qué organizar entonces la narración como si fuera un método de investigación científica? 
Para que en la lectura uno se dé cuenta de que la ciencia, como todo conocimiento arrogante, es nada más una ficción aplicada. ¿Qué pasaría si dejáramos de creerle masivamente a la estadística, la economía o la medicina occidentales?.

¿Y qué juego le permite el videojuego en la novela? 
Pensar las narrativas que nos gobiernan la cabeza, nos reglamentan el cuerpo, nos señalan qué sentir, hacia dónde ir y hacia qué página avanzar. La posibilidad de ese juego es para lo cual existen aún los libros literarios, los artefactos estéticos. Un trance que no promete necesariamente revelaciones o efectos placenteros: la confusión, el abrumarse, la desesperanza y el aburrimiento son experiencias comunes que podríamos ocupar para la búsqueda crítica y productiva que es la literatura.


17 noviembre 2014

Todos somos novelistas de nosotros mismos

Javier Cercas
  Por eso es una novela. Porque formula una pregunta, pero no la responde, o no al menos de manera clara y taxativa. El impostor juega en el filo de la ironía: ahí todo es una cosa y su contraria. Como en todas las novelas desde El Quijote, o como en todas las novelas que a mí me gustan. Don Quijote está loco, pero también está cuerdo: eso es la ironía; y eso es la novela como género. Este libro, que apela a El Quijote sin parar, juega en la frontera de la ironía, entendida como instrumento de conocimiento. La ironía significa que algo puede ser dos cosas al mismo tiempo. O más. La ironía muestra que la verdad moral es una verdad poliédrica, que somos muchas cosas a la vez. Por eso la novela es el antídoto absoluto contra los fanatismos. La respuesta a la pregunta del libro es que no hay respuesta; la respuesta es el propio libro, la propia pregunta: eso es una novela. El Quijote es eso; y de ahí venimos todos. La novela no es el género de las respuestas, sino de las preguntas, y cuanto más complejas, mejor. En El impostor intento presentar a Marco en toda su complejidad. ¿Este hombre es un mentiroso? Sin ninguna duda. ¿Ha engañado? Por supuesto. ¿Ese engaño tiene alguna justificación? Ninguna. Lo interesante para mí es tratar de entender por qué hizo lo que hizo. Esa es la pregunta que me interesa. Mi propósito, de entrada, no era ni salvar ni condenar. Marco se inventó una vida para sobrevivir. Eso, en mayor o menor medida, lo hacemos todos: todos somos novelistas de nosotros mismos. Y ofrecemos a los demás una imagen que no siempre es la verdadera. Marco no puede soportar lo que es, un hombre corriente que ha tenido miedo, que ha sido cobarde, que ha sido humillado. Ha vivido una existencia miserable, y se inventa otra, como Alonso Quijano se inventa a Don Quijote. Y, después de pasarse la vida encerrado en un taller mecánico, se fabrica una vida de héroe, vive lo que no ha vivido nunca, cambia de mujer y de trabajo y de ciudad, de todo. La ficción de algún modo le salva, como nos pasa a todos. Pero lo que dice este libro es que, al final, hay que afrontar la verdad, como la afronta Don Quijote, que antes de morir vuelve a ser Alonso Quijano. Y esto vale para los individuos, pero también para las colectividades.

13 noviembre 2014

La vejez y la observación

 "No hay nada bello en la vejez", sostiene Geraldine Chaplin

"No hay nada bello en la vejez, es una desgracia, una masacre". 
"Desde los 45 años veo la muerte en cada esquina".
"La vejez es el preludio de la muerte, un país sin mapas donde sólo existe una autopista que lleva al fin".
"Muchos viejos descubren de repente una isla desconocida dentro de ellos mismos, que es el pasado, y comienzan a vivir en él. El problema es que yo no me acuerdo".
"Cuando uno envejece puede ser un poco más observador porque nadie le ve".
"Cuando te enamoras, pierdes la dignidad y ver a una persona vieja pelleja que pierde la dignidad es algo obsceno"
"Antes creía que el cine podía cambiar el mundo pero ahora no estoy segura, sólo creo que una película puede cambiar la forma de pensar de una persona sobre el mundo".





10 noviembre 2014

Amar al enemigo y odiar al amigo

 
Alberto Boco
En alguna etapa de la vida es probable que la amistad tenga más que ver con esa suerte de apareamiento de los afectos con un otro, más por lo que se nos parece que por lo que difiere de nosotros. Me parece razonable que así sea cuando el humano, en los primeros años de su vida, busca reafirmar su identidad, siempre frágil, ante la evidente superioridad, tanto de lo llamado real como de lo imaginario. Después, es discutible si los amigos son o no son otras versiones de uno mismo, o cuan bueno es que sea de ese modo. 

Tengo para mí que si algo me enriquece es lo diferente y no lo semejante, y que si algo me hace crecer como persona es lo que se me opone y no lo que me facilita las cosas o me mantiene en zonas de comodidad. Ya que estamos con esto recuerdo una frase del Zaratustra de Nietzsche que dice que el hombre del conocimiento tiene que aprender a amar al enemigo y a odiar al amigo. Si la experiencia poética es, como sostengo, una forma azarosa e inefable de acceder a espacios de conocimiento (y a lo mejor por puertas no convencionales), además de una experiencia estética, de un lenguaje para dar testimonio, y muchas otras cosas más, entonces esa frase se comprende más fácilmente aunque no sea sencillo digerirla.
(Alberto Boco)

13 septiembre 2014

La indolencia: Si apenas queda tiempo de llorarse




A veces la Indolencia no es mas que la impotencia, la insensibilidad o la fatiga de tanto luchar inútilmente.


INDOLENCIA

¡No me digáis que sigo siendo
una pobre mujer
equivocada!
Lo sé.
y sé más cosas todavía.
Sé que he soñado tanto
que convertí en inútiles
las más puras verdades;
sé que inventé yo misma
los más altos obstáculos;
sé que la vida era otra cosa,
¡y entonces ya lo sabía!
Pero una nace a veces así, torpe
y desmesuradamente triste,
y todo cuanto toca
se le va convirtiendo en cenizas.
Porque yo tuve dieciséis años
y aspiré a ser como un dios en la tierra.
Aspiré a dignificar a los hombres,
a enorgullecerme de mí misma.
Pero, ¡ya pasó!
Todo cuanto vosotros podáis echarme en cara,
hace mucho que yo me lo vengo repitiendo.
Extranjera en el mundo,
he contemplado la dicha de los otros
con una desesperada indiferencia.
Pero ya nada importa nada.
Aquí sigo en mi puesto,
con mi adolescente actitud de ávido hastío,
con mi lamentable corazón de muchacha
apasionadamente muerto.
¿Qué más da sentirse desdichada
si apenas queda tiempo de llorarse?
Es tarde para rectificar toda una vida
y, además,
ya lo sabéis,
soy indolente...

(Susana March)

09 septiembre 2014

La sociedad del cansancio




A diferencia de lo que ocurría en tiempos pasados, cuando el mal procedía del exterior, ahora el mal está dentro del propio hombre, subraya Han: “La depresión es una enfermedad narcisista. El narcisismo te hace perder la distancia hacia el otro y ese narcisismo lleva a la depresión, comporta la pérdida del sentido del eros. Dejamos de percibir la mirada del otro. En uno de los últimos textos que he escrito insisto en que el mundo digital es también un camino hacia la depresión: en el mundo virtual el otro desaparece”. ¿Hay posibilidades de vencer ese estado depresivo? “La forma de curar esa depresión es dejar atrás el narcisismo. Mirar al otro, darse cuenta de su dimensión, de su presencia”, sostiene. “Porque frente al enemigo exterior se pueden buscar anticuerpos, pero no cabe el uso de anticuerpos contra nosotros mismos”.

Para precisar lo que sugiere recurre a Jean Baudrillard, el enemigo exterior adoptó primero la forma de lobo, luego fue una rata, se convirtió más tarde en un escarabajo y acabó siendo un virus. Hoy, sin embargo, “la violencia, que es inmanente al sistema neo-liberal, ya no destruye desde fuera del propio individuo. Lo hace desde dentro y provoca depresión o cáncer”. La interiorización del mal es consecuencia del sistema neo-liberal que ha logrado algo muy importante: ya no necesita ejercer la represión porque esta ha sido interiorizada. El hombre moderno es él mismo su propio explotador, lanzado solo a la búsqueda del éxito. Siendo así, ¿cómo hacer frente a los nuevos males? No es fácil, dice. “La decisión de superar el sistema que nos induce a la depresión no es cosa que solo afecte al individuo. El individuo no es libre para decidir si quiere o no dejar de estar deprimido. El sistema neoliberal obliga al hombre a actuar como si fuera un empresario, un competidor del otro, al que solo le une la relación de competencia”.

Retomando la idea hegeliana de la dialéctica del amo y del esclavo, Byung-Chul Han denuncia que “el esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento”. Y lo ha hecho a cambio de un modo de vida escasamente interesante, “la mera vida, frente a la vida buena”, dice, casi pura supervivencia. A cambio de eso, el hombre cede su soberanía y su libertad. Pero lo más llamativo es que el propio amo ha renunciado también a la libertad al convertirse en explotador de sí mismo. Ha interiorizado la represión y se ve abocado al cansancio y la depresión. Pero el cansancio y la depresión no se pueden interpretar como alienación, en el sentido tradicional marxista. “Solo la coerción o la explotación llevan a la alienación en una relación laboral. En el neo-liberalismo desaparece la coerción externa, la explotación ajena. En el neo-liberalismo trabajo significa realización personal u optimización personal. Uno se ve en libertad. Por lo tanto, no llega la alienación, sino el agotamiento. Uno se explota a sí mismo, hasta el colapso. En lugar de la alienación aparece una auto-explotación voluntaria. Por eso, la sociedad del cansancio como sociedad del rendimiento no se puede explicar con Marx. La sociedad que Marx critica, es la sociedad disciplinaria de la explotación ajena. Nosotros, en cambio, vivimos en una sociedad del rendimiento de autoexplotación”. El hombre se ha convertido en un animal laborans, “verdugo y víctima de sí mismo”, lanzado a un horizonte terrible: el fracaso.


(Byung-Chul Han)

08 septiembre 2014

El biombo y la ficción

 

“Llevamos siglos separando ficción y realidad con un biombo imaginario, el biombo —gran invento japonés— divide en dos espacios una habitación y nos ofrece la posibilidad de diferenciar las dos áreas. Pero la separación es artificial, puesto que oculta que, de hecho, hay un solo espacio. En la narrativa, hay también un solo espacio, pues nada hay tan equivocado como creer que se puede narrar lo que sucede en la vida cuando en realidad contarlo exige siempre inventar".

05 septiembre 2014

La anestesia de la forma


"Siempre he pensado en mí como realista. El mundo en el que vivo consiste en 250 anuncios al día y en un montón increíble de opciones de entretenimiento, la mayoría de las cuales son subvencionadas por corporaciones que quieren venderme cosas"

"Una de las cosas que hace la televisión es ayudarnos a negar que estamos solos. Frente a las imágenes televisadas, podemos tener el fascímil de una relación sin el esfuerzo de una relación verdadera. Es una anestesia de la forma" 


04 septiembre 2014

Continuidad de los Parques

 
Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. 

Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restañaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.


Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.



    (Julio Cortazar)

02 septiembre 2014

Nada vivo tiene remedio

Roberto Bolaño
 No me importan las batallas aunque siga pensando en códigos finalisticos, en realidad todos son códigos de perdedores, nadie encuentra lo que anda buscando.

Por dos razones: nadie sabe que anda buscando y aunque lo consiga transmitir nadie entiende que es lo que "realmente" anda buscando.

Deberíamos callar pero no porque callar sea hermoso o discreto sino porque no hay nada que decir. Las palabras solo adornan, no cambian nada, me ha engañado su fuerza.

No sabia que se pudiera estar tan perdido y que el gimoteo patético y ridículo se convierta en un compañero habitual, de una vida aceptable, posible, razonable, todas esas palabras que solo reflejan el desgaste de una vida.

El mundo esta vivo y nada vivo tiene remedio y esa es nuestra suerte

(Roberto Bolaño)








04 julio 2014

Los Recuerdos





"... Al final, lo que queda siempre es lo imaginado. Porque al final no queda lo vivido, sino el recuerdo de lo vivido. Todo lo que nos ha pasado únicamente podemos ya imaginarlo. A la larga todo es imaginado.... no veo el problema" (Enrique Vila Matas).
  
 " Además, no veo mi memoria como algo preciso o estático. Por eso en la ficción autobiográfica mi objetivo sigue siendo la creación de un efecto, no trato de levantar acta de la realidad. Así que “autobiográfico”, para mí, es más cercano al significado de “ficción” que al de “autobiografía”. 


"Una literatura del yo, de la subjetividad extrema, claro que tiene que existir y debe existir. Pero si solo existieran literatos solipsistas toda la literatura terminaría convirtiéndose en un servicio militar obligatorio del mini-yo o en un río de autobiografías, de libros de memorias, de diarios personales, que no tardaría en devenir cloaca , y la literatura también entonces dejaría de existir. Porque ¿A quien demonios le interesan las idas y venidas sentimentales de un profesor? ¿Quien puede decir sin mentir como un verraco, que es más interesante el día a día de un triste profesor madrileño, por muy atildado que sea, que las pesadillas y los sueños y las ambiciones del insigne y ridículo Carlos Argentino Daneri?. Nadie con tres dedos de frente. Ojo: no tengo nada en contra de las autobiografías, siempre y cuando el que la escriba tenga un pene en erección de treinta centímetros. Siempre y cuando la escritora haya sido una puta y a la vejez sea moderadamente rica. Siempre y cuando el pergeñador de semejante artefacto haya tenido una vida singular." (Roberto Bolaño)

"Desconfío del recuerdo, como del sexo, pero los dos me atan a la vida. Siempre se desconfía de lo más importante, esa es nuestra cobardía"
"Lo que se recuerda, aunque no sea cierto, es en cambio la verdad" (Joan Margarit) 

03 julio 2014

La cumbre del vacio

(Bohumin Hrabal)
El hombre es como un collage, hecho de elementos no muy bonitos, que, vistos como un conjunto, comienzan a mostrarse interesantes y curiosos. "la debilidad es mi fuerza, la derrota es mi triunfo, los pensamientos que me pasan por la cabeza mientras bajo la escalera son los más válidos, son los que he olvidado decir ante el tribunal, ser miedoso es mi vitalidad, estar abandonado representa para mí permanecer entre muchedumbres, mi parloteo es mi retorica, el folclore de la capital es mi estética, el abandono permanente es mi puntualidad, el no cumplir con la palabra es mi fidelidad. De esta manera todos mis errores y vicios son mi aguja magnética que siempre señala hacia la bella y virtuosa estrella polar, quieta e inmóvil, en torno a la que todo gira...."

Sabia que cuanto más escribía menos quedaba de él mismo, y eso lo constataba con alegría, porque sentía que, en el fondo, cuanto más disminuía más crecía y que cada vez había de empezar de cero.......... "Cuando emprendí mis textos, era solo para aprender a escribir...." Y cada vez sabía con más seguridad que nunca aprendería de verdad, porque la cumbre de los esfuerzos humanos es "saber no saber", de acuerdo con la doctrina de Lao-Tse. Escribiendo intentaba enterarse de algo más sobre sí mismo, sobre el mundo, sobre todas las cosas...... y no era consciente de que lo que buscaba en el fondo era, escribiendo, llegar al máximo vacío, a la cumbre del vacío, o sea, a la cumbre de todo.......


30 abril 2014

Leer entre lineas y ser lo que no somos

Marta San Miguel

"Nos han dejado solos. ¿Quienes?. Nosotros mismos nos hemos dejado solos.

"el tiempo se escurre entre las manos como si fuera eso, agua, o algo aún más etéreo, algo que pasa sin ser visto si uno no se atreve a verlo y tampoco a nombrarlo. Contra esa manía nuestra de instalarnos en el habito, emerge la poesía para romper la marcha marcial; es una actitud que transfigura la realidad y la dota de contornos, de perfiles y matices debido a su vocación de subrayar las contradicciones que nos hacen ser reales. Hay de pronto un brillo especial en el paisaje de lo cotidiano"

"leer entre lineas es un poder más que una actitud, es ganar la batalla del tiempo hasta detenerlo en cada mínimo detalle donde realmente habita la vida: hay que leer lo que no esta escrito, ver lo que no esta a la vista, ser lo que no somos. Porque en la costumbre el tiempo carece de medida, sólo engulle, como un enorme agujero negro sin dimensiones"

"reconocer en los versos el peso de la renuncia, ver el espejo de la muerte, poner nombre a la tristeza y a la alegría y definirlas por lo que son y no por lo que deseamos que sean, son solo algunos de los gestos con que el poeta esquiva lo aparente y se planta ante el reverso de la obviedad. Porque si no, ¿Que nos queda? ¿Acaso una existencia plena en lo material? ¿Un entorno laboral donde no hay hueco a la imaginación?¿Un núcleo familiar donde es difícil reconocerse? ¿Que queda entonces si no es leer entre lineas a través de la poesía?

(Marta San Miguel: del libro Segunda poesía con Norte)

28 abril 2014

Todo poeta es un extrañado

(Izara Batres)

"....la poesía supone el único pasaje posible hacia la surrealidad, hacia esa otra ciudad secreta, por ello "todo poeta es un extrañado".


.....cada vez que el poeta es sensible a su lateralidad, a su situación extrinseca en una realidad aparentemente intrínseca, reacciona poéticamente; dicho de otra manera, escribe poemas que son como petrificaciones de ese extrañamiento, lo que el poeta ve o siente en lugar de, o al lado de, o por debajo de, o en contra de, remitiendo este "de" a lo que los demás ven tal como creen que es, sin desplazamiento ni critica interna.

Dudo que exista un solo gran poema que no haya nacido de esa extrañeza o que no la traduzca; más aún, que no la active y la potencie al sospechar que es precisamente la zona intersticial por donde cabe acceder. De este modo el extrañamiento es un "challenge" que requiere una "response" ya sea en forma de poema o de resistencia ante la "solapada deformación que la cotidianidad codificada va montando en la conciencia con la activa participación de la inteligencia razonante, los medios de información, el hedonismo, la arteriosclerosis y el matrimonio inter alia.

El poeta es quien percibe, siente y ansia; pero sobre todo es, quien es capaz de nombrar ese ansia y transmitir tan siquiera la sospecha del orden alternativo que alcanza a vislumbrar. Es ese en ultima instancia, el sentido de un perseguidor consciente de las fallas del sistema. 

Los extrañados a secas se integran en la excentricidad hasta un punto en que lo excepcional de esa condición, tiende a volverse condición natural del sujeto extrañado, que así lo ha querido y que por eso ha ajustado su conducta a esa aceptación paulatina. 

(Textos de Cortazar dentro del libro "Cortazar y Paris: ultimo round de Izara Batres)

27 abril 2014

Felicidad clandestina



"Ella era gorda, baja, pecosa y de pelo excesivamente crespo, medio pelirrojo........... poseía lo que a cualquier niña devoradora de historias le habría gustado tener: un papá dueño de una librería.

Pero que talento tenia para la crueldad......... como nos debía de odiar esa niña a nosotras, que éramos imperdonablemente monas, delgadas, altas, de cabello libre. 


En mi ansiedad por leer, yo no me daba cuenta de las humillaciones que me imponía: seguía pidiéndole prestados los libros que a ella no le interesaban.


Como por casualidad, me informó de que tenia El reinado de Naricita, de Monteiro Lobato. Era un libro grueso, válgame Dios, era un libro para quedarse a vivir con él, para comer, para dormir con él. Y totalmente por encima de mis posibilidades. Me dijo que si al dia siguiente pasaba por su casa me lo prestaría. 

Hasta el día siguiente, de la alegría, yo estuve transformada en la misma esperanza: no vivía, nadaba lentamente en un mar suave, las olas me transportaban de un lado a otro.

Literalmente corriendo, al día siguiente fui a su casa. ........me dijo que le había prestado el libro a otra niña y que volviera a buscarlo al día siguiente. Boquiabierta me fui despacio, pero al poco rato la esperanza había vuelto a apoderarse de mi por completo....................me guiaba la promesa del libro, llegaría el día siguiente, los siguientes serian después mi vida entera, me esperaba el amor por el mundo, anduve brincando por las calles y no me caí una sola vez.

Pero las cosas no fueron tan sencillas. ........ al día siguiente allí estaba yo en la puerta de su casa, con una sonrisa y el corazón palpitante. Todo para oír la tranquila respuesta: que el libro no se hallaba aún en su poder, que volviese al día siguiente. Apenas me imaginaba yo que más tarde, en el transcurso de la vida, el drama del "día siguiente" iba a repetirse para mi corazón palpitante otras veces como aquélla. 

Y así seguimos. ¿Cuanto tiempo?. No lo sé....... Yo había empezado a adivinar, es algo que adivino a veces, que me había elegido para que sufriera. Pero incluso sospechandolo, a veces lo acepto, como si el que me quiere hacer sufrir necesitara desesperadamente que yo sufra. 

Hasta que un día....... apareció la mamá..... Nos pidió explicaciones a las dos. Hasta que esa buena mamá, entendió al fin...... Fue entonces cuando firme y serena le ordeno a su hija: "Vas a prestar ahora mismo ese libro". Y a mí: "y tu te quedas con el libro todo el tiempo que quieras". 

Al llegar a casa no empece a leer. Simulaba que no lo tenía, únicamente para sentir después el sobresalto de tenerlo. Horas mas tarde lo abrí, leí unas lineas maravillosas, volví a cerrarlo, me fui a pasear por la casa, lo postergué más aún yendo a comer pan con mantequilla, fingí no saber donde había guardado el libro, lo encontraba, lo abría por unos instantes. 

Creaba los obstaculos más falsos para esa cosa clandestina que era la felicidad. Para mi la felicidad siempre habría de ser clandestina. Era como si ya lo presintiera. ¡Cuanto me demoré!. Vivía en el aire.... Había en mi orgullo y pudor. Yo era una reina delicada.

A veces me sentaba en la hamaca para balancearme con el libro abierto en el regazo, sin tocarlo, en un éxtasis purisimo.

Yo no era una niña más con un libro: era una mujer con su amante. 

(Extracto del relato Felicidad clandestina)
(Clarice Lispector)

El juego de Tula



Una planta que se riega poco se seca y se pudre si se riega demasiado (proverbio oriental). 

Siempre he sentido dentro de mi la convivencia de dos personas, una mas infantil que la otra. Para los listillos y leídos decir que no tiene nada que ver con Eric Berne, el padre, el adulto y esos términos utilizados en las reuniones parroquiales para imitar cierta psicoterapia y permitir el “fíjate.... quien lo hubiera dicho”, "ya sabia yo que no era trigo limpio". 

Como colocar el deseo en el otro. Desde el Instituto intentaba captar ese barniz chulesco, de indiferencia, de no tener en cuenta lo femenino, sino utilizarlo, lo malo era que aun no sabia para que. Ahora cada día mas creo que sigo sin saberlo. 

Como conseguir que el otro/a llame antes. Como conseguir que el otro/a se angustie ante la perdida y llame. Como irte en una tienda y que el vendedor venga detrás porque les has hecho sentir la sensación de que estaba a punto de venderte algo y al final por poca cosa se ha estropeado.

Luego con Lacan el deseo, el goce, el placer etc... he entendido algo, pero entre nosotros, no mucho. Lacan es muy criptico aunque es el único autor que aunque no le entienda mucho siento que lo que dice es así. (curioso salto de lo racional, pero solo me sucede con el).

Bueno, sigamos. Yo lo resumo en el Juego de TULA, que jugábamos de pequeños antes de la prótesis de rodilla, "Tu la llevas....... ". Cuando te la dan tienes que pasarla corriendo detrás de alguien y luego intentar que no te la vuelvan a pasar.

Siempre tengo la sensación de que yo "la llevo" y no consigo pasarla. Lo digo sin amargura ni queja, es una sensación. 

Como decía BACH (el de las flores)  en una excursión siempre hay un niño que lleva dos mochilas y otro que no lleva ninguna. El que lleva dos no es el más fuerte y el que no lleva ninguna no es el más débil. La solución.....?. (Siempre se me ocurre el plátano, la solución standard de las adivinanzas. Sera un símbolo falico?).

Creo que voy a jugar a la Rayuela, el camino entre el cielo y la tierra.


23 abril 2014

La trascendencia aparatosa y la trascendencia oculta


“ Todo pasa  y todo queda”....En nuestro afán de trascender, no sé si mecanismo de supervivencia o simplemente hábito adquirido por el ser humano, se busca un tipo de trascendencia aparatosa, un estallido cósmico , que afecte a todo el planeta , con una intensidad y admiración sin límites, que llene nuestro vacío, por otra parte motor de la vida....  y sin embargo la trascendencia no es tan uniforme ni en su momento ni en su intensidad, se parece más a la naturaleza, oculta , constante, tranquila, sabia , a momentos , y exuberante en otros, como obedeciendo a algún orden universal que siempre nos sorprende y nunca acabamos de descubrir….


(Maria Jose Cid)

12 abril 2014

La vida fuera es peligrosa

Clarice Lispector
... Por caminos torcidos había venido a caer en un destino de mujer, con la sorpresa de caber en él como si ella lo hubiera inventado. El hombre con el que se casó era un hombre de verdad, los hijos que habían tenido eran hijos de verdad. Su juventud anterior le parecía tan extraña como una enfermedad de vida. Había emergido de ella muy pronto para descubrir que también sin felicidad se vivía: aboliéndola, había encontrado una legión de personas, antes invisibles, que vivían como quien trabaja con persistencia, continuidad, alegría...

Esa mujer de Clarice no es un personaje atrofiado, abúlico, irremediablemente alienado de su propia naturaleza. Ana tiene que tomar precauciones, «cuidarse en la hora peligrosa de la tarde», sofocar la ternura del espanto, controlar su corazón y alimentar anónimamente la vida. La pueden asaltar sentimientos extraños, una oscura ansiedad por lanzarse al vacío, a ese pozo sin fondo de ser en la nada, solitaria y final. Así, busca siempre tener las manos ocupadas, ir al mercado, hacer la compra y regresar al hogar con un bolso de huevos, en tortuoso tranvía. Y es aquí donde la escritora le da otro giro a la historia: en una parada Ana ve a un ciego masticando chicle, una escena que le resulta inquietante. Ella mira y el ciego no la ve; ella quiere comunicarse, al menos visualmente, pero el Otro ni siquiera se da cuenta de su intención, y esa ignorancia es insulto, rechazo; ella quiere otorgarle simpatía, amor, pero el invidente no está atento, se distrae en rumiar su ausencia. El problema, pues, no radica solamente en la condición social de la mujer, o en la estructura de la vida familiar. Hay algo más abajo, un asunto mucho más difícil de resolver, la incomunicación humana.


Ana llega al Jardín Botánico, aquí una metáfora del perdido Jardín donde florece el Bien y en silencio trabaja la raíz del Mal. Sentada en una banca del Jardín siente, como en un sueño, la náusea y la iluminación de la naturaleza y el mundo, una experiencia típica de los personajes clariceanos. Percibe la actividad callada de la vegetación, la fina estatura de las palmeras salvajes, la vibración del reino de los insectos, el rumor de la brisa entre las flores y, sumergida en un éxtasis, pasa una prueba similar a la mística vía unitiva de identificación con Dios, y tiene miedo del Infierno. Clarice Lispector, sin mucho aparato, ha llevado a esta mujer sencilla, con su bolsa de huevos rotos y pegajosa sustancia, a un momento excepcional del espíritu, a la noche oscura de Juan de la Cruz, «con ansias en amores inflamada, / ¡oh dichosa ventura!, / salí sin ser notada, / estando ya mi casa sosegada».



De repente, Ana recuerda a los niños y regresa corriendo al hogar. Abraza al hijo que la recibe, se protege, «porque la vida era peligrosa» (eso dice también el Riobaldo de Guimaráes Rosa), y ama con repugnancia el mundo que recupera. Prepara la cena, recibe al marido, come en familia y, después, se peina frente al espejo. Ha vuelto a su vida normal, terminó «el vértigo de la bondad» y, «Antes de acostarse, como si apagara una vela, sopló la pequeña llama del día». Clarice cierra el círculo de la historia. Mañana será otro día, que también tendrá su pequeña flama, su luz efímera bajo la cual, sin embargo, se podrá vislumbrar lo Prohibido. La mujer sin atributos, aparentemente ordinaria, vacía o domesticada, es capaz de mitigar el fuego fatuo de las circunstancias, y de encender otra vez el ritmo de la vida, un día tras otro día



(Textos de Mario Cossio sobre el relato AMOR de Clarice Lispector)

31 marzo 2014

El Humor y la superrealidad

(Cuadro de Rene Magritte)

"El humor es una manera de romper los moldes y abrir un camino positivo que no encontraremos jamas si seguimos plegandonos a las frías y sensatas reglas del juego del enemigo" (Cortazar: Nuevo elogio de la locura).

".......el lado surrealista brinca alrededor del drama existencialista acompañándolo livianamente y cumpliendo en un juego mas hedonico e irresponsable su cacería de ser........ Así, el humor incesante del surrealista lo mantiene lejos de la angustia existencial" (Cortazar: Humanismo mágico y heroico).

Desde la perspectiva de Cortazar, el humorista, en su dislocación, es otro extrañado, igual que el poeta, que canaliza este extrañamiento hacia la excentricidad, hasta hacerlo, prácticamente, un modo de vida (Izara Batres: Cortazar y París: Ultimo round).

"... Pienso en Jarry, en un lento comercio a base de humor, de ironía, de familiaridad, que termina por inclinar la balanza del lado de las excepciones, por anular la diferencia escandalosa entre lo sólito y lo insólito" (Cortazar: La vuelta al día).

".... quien tiene sentido del humor tiene siempre la tendencia a ver en diferentes elementos de la realidad que lo rodea una serie de constelaciones que se articulan y son, en apariencia, absurdas. Es decir, que el humor nos sitúa en ese espacio abierto a la sobrerrealidad, porque, humanismo mágico, el surrealismo niega todo limite razonable en la seguridad de que solo las formas, la dogmática lógica y las mezquinas condiciones deterministas de la comunidad gregaria han vedado al hombre el acceso a lo que él, provisoriamente denomina superrealidad" (Cortazar: teoría del túnel).

"Una revolución que no abarque todas las estructuras de la personalidad humana, y la lingüística es primordial, es una revolución a medias, una revolución amenazada desde dentro mucho más que desde fuera." (Cortazar: Papeles inesperados)

30 marzo 2014

La ceguera


Me he apartado de la autopista de la prisa y el progreso, no se si por convicción o porque no soporto el stress, siempre he sido acomodaticio en mi ideología, pero que no me toquen la siesta.

Además tengo una novia ciega, no por una promesa, sino porque a pesar de mi resistencia a las dificultades y a ser solidario me ha incluido en su viaje al regreso, el regreso al momento en que todo era uno y solo la palabra y la poesía llenaban los atardeceres.

Mi voz y sus matices han empezado a tomar relevancia, incluyo suspiros entre lo que digo, silencios con algún movimiento para expresar asentimiento. Un nuevo mundo en el que la visión del cuerpo desaparece. 

Me he reconciliado con el espejo, ya no importan tanto mi cara abotagada y caída o mis ojos saltones,  solo cuido mi voz, como un cantante de opera antes de cantar en La Scala.

El tacto y sus labios son una promesa de entrega, su cara excesiva en sus gestos una búsqueda de exactitud. Su palabra una onda que acorta mis latidos. 

Me voy de viaje con ella a la playa, por qué a la playa?, le pregunto, que mas da el sitio?, si no lo ves, atreviéndome a ser cruel. Porque tu voz con el sol capta los matices del trópico, se rellena de dulzuras y mi mundo lo embellece, solo por eso.....
Doy gracias por su ceguera...


El amor y la poesía son experiencias no productivas, son antiproductivas y han sido y son negaciones del mundo moderno" (Octavio Paz)

16 marzo 2014

La porosidad del niño y la madurez

Julio Cortazar

Todas las mujeres con las que he vivido, que no son pocas, todas sin excepción me han dicho en algún momento: “Lo que a veces es terrible en ti es hasta qué punto eres niño”. Tengo lados pueriles a veces excesivos, probablemente. Y es que frente a cierto tipo de situaciones ante las cuales los adultos reaccionan naturalmente como adultos, y no soy yo quien se los reproche, me parece perfectamente lógico, mi reacción suele ser pueril, de juego. Eso lo sentí en mi primera juventud cuando leí ese clásico de la literatura inglesa que es Peter Pan, la historia de un niño que no quería crecer. Y me asimile un poco a eso. Una vez una mujer en Buenos Aires me dijo: “vos te debería llamar Peter Pan”, y me pegó un golpe porque coincidía con esa especie de asimilación del personaje que yo había hecho definitivamente..

En momentos en que hay que adoptar una decisión de adulto, muchas veces yo me refugió en un estado de espera, pueril, realmente infantil, como si la solución fuera venir de otro lado, como si yo tuviera un padre todopoderoso que me va sacar las castañas del fuego.

Nunca he sentido que eso fuera un factor negativo porque la contrapartida es esa gran porosidad, la capacidad de captación que tiene el  niño y que al adulto, por razones obvias, se le va escapando.

Finalmente, ¿que es madurar?. Es una operación selectiva de la inteligencia que va optando cada vez más por cosas consideradas como importantes, dejando de lado otras. Para el adulto deja de ser importante jugar a la rayuela y pasa a ser importante pagar el alquiler. El niño, como a lo mejor ni sabe lo que es el alquiler, juega a la rayuela como algo muy importante.

Recuerdo muy bien cuando era niño el sentimiento de escándalo que me producían cuando llegaban los grandes y decían: “bueno, bueno se acabó el juego, hay que ir a comer y acostarse”. Me parecía  una especie de atentado, de irrupción: no habíamos terminado de jugar el partido de fútbol y nos salían con esas cosas. No pensaban un solo minuto que nuestra dimensión de niños era  tan importante como la de ellos. Y ese sentimiento me ha quedado. 

¿Vos crees que si yo no hubiera conservado esa porosidad que tiene el niño sería el escritor que vos conocés? Esto nos lleva a una tentativa de definición de lo lúdico no como una visión trivial sino como una actividad profundamente seria. El juego como algo que tiene su importancia en sí, un sistema de valores que puede dar una gran plenitud a quien lo está practicando.


En ese sentido la literatura siempre fue un ejercicio lúdico para mí. No creo haber cambiado de actitud entre aquel niño que construía un mecano y se pasaba horas inventando una nueva grúa y el hecho de inventar un “modelo para armar” en la escritura. Hay una equivalencia en la que los años no han mordido. No me han cambiado en ese plano.

La literatura como juego me parece el más serio de todos.

(Ernesto González Bermejo: Conversaciones con Cortazar)

13 marzo 2014

La corte de hombres debilitados

 
 
Paul Auster comienza algunas de sus novelas con frases definitivas:

"La adversidad se presenta en las primeras líneas. "Mr. Bones sabía que Willy no iba a durar mucho" abre Tombuctú (1999). "Todo el mundo creía que había muerto" abre El libro de las ilusiones (2002). "Había estado enfermo mucho tiempo. Cuando llegó el día de salir del hospital, apenas sabía caminar, casi no recordaba quién era" abre La noche del oráculo (2003). Su nueva novela, que acaba de publicar Anagrama en España, prolonga esa línea:"Buscaba un lugar tranquilo donde morir" (Brooklyn Follies, 2005). Pero en los cuatro casos, los maltrechos protagonistas atraviesan la metamorfosis que se produce en cada una de las historias y llegan a cierto bienestar. No chocan de frente contra un camión, como Jim Nashe en La música del azar. Han encontrado alguna clase de sentido a sus vidas. Estos libros arman mi Corte de Hombres Debilitados", dice Auster. Será que el envejecimiento me ha despertado una nueva percepción de mi finitud. Desde los 50 años mi cuerpo cambió. Así, sin más, en esta década que termina algunas pequeñas cosas comenzaron a fallar".
(Paul Auster)

Me reconozco en la expresión de Auster como un hombre debilitado, algunas pequeñas cosas, sin mas, sin enfermedad aparente, comienzan a fallar. A partir de aqui la sumisión aprendida, para que intentarlo si no voy a poder. Falla la energia. Comienza la retahila de limitaciones previas, la imaginación del horror antes de que suceda, me voy a aislar, lo importante es estar ocupado, debo apuntarme a alguna actividad, hay que hablar aunque uno no tenga nada que decir. Hay que ir preparando/asumir la jubilación. Los libros de autoayuda dan argumentos. Personalmente todo esto me parece una mierda razonable, pero mierda, y en esta campaña de la subjetividad no hay que ser razonable. No hay que organizar nada ni preparar nada solo tener el valor y la dignidad de abandonar la queja y convivir con el horror de la vejez. La unica referencia que me consuela es la del fisico Hawking que mueve el mundo de las ideas con un parpadeo, el unico movimiento que le queda.  ¡Vaya voluntad!