22 junio 2011

La trampa del "yo también te quiero"


El verano angustia a los que tienen miedo de vivir, de salir, de estar con la gente y el invierno angustia a los que tienen miedo a la soledad, a la introspección. Nuestro antiguo amigo Silo, ya fallecido, decía que hasta que para ti no sea igual el verano y el invierno, la primavera y el otoño, no habrás superado tus contradicciones. Me gusta esta frase tan mística de haber superado tus contradicciones que posiblemente al final se convierta en aceptarlas simplemente sin intentar llegar a ningún sitio. 
Son días de reflexión, todo esta cambiando y en la próxima guerra ideológica que ha comenzado se van a caer todos los ídolos. Donde me colocare?. No estoy seguro de ser tan valiente de colocarme del lado del cambio y el que no se coloque ahí, del lado de la austeridad, la solidaridad, el reparto y la vida mas lenta y sencilla sera un muerto en vida. Necesitara gastar toda su energía en fingir que quiere un mundo mejor, babeara posiblemente con esa blandura de los pijos, para disimular la mano de hierro que ocultan. 
Mi cobardía me hace imperceptiblemente huir de los conflictos. Me manejo mejor en el cuerpo a cuerpo. 
Me gusta Lynda Davies cuando dice: ".....Siempre suena un poco soso cuando alguien dice: Yo también te quiero, porque se limita a responder, aunque hable en serio, y el problema es que nunca sabré si ella hablaba en serio, o quizá algún día me diga si hablaba en serio o no, pero por el momento no hay forma de saberlo, y lamento habérselo dicho yo, fue una trampa en la que no quería hacerla caer, reconozco que fue una trampa, porque si ella no hubiera dicho nada me hubiera dolido también, como si hubiera cogido algo mio, aceptándolo sin dar nada a cambio, así que ella, irremediablemente, aunque solo fuera por ser amable conmigo, tenia que decir aquello, y ahora irremediablemente yo no se si lo decía en serio. "

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