22 junio 2007

El fragmento y el totalitarismo

Sobre eso de la honradez voy a decirle algo. Cuando uno emprende un ensayo de cuarenta páginas sobre lo que sea, comienza por ciertas afirmaciones previas y queda prisionero de ellas. Cierta idea de la honradez le obliga a continuar respetándolas hasta el final, a no contradecirse. Sin embargo, según va avanzando el texto, le van ofreciendo otras tentaciones, que hay que rechazar porque apartan del camino trazado. Uno esta encerrado en un circulo trazado por uno mismo. De este modo uno se hace honorable y cae en la falsedad y en la falta de veracidad. Si esto pasa en un ensayo de cuarenta paginas, ¡qué no ocurrirá en un sistema! Este es el drama de todo pensamiento estructurado, el no permitir la contradicción. Así se cae en lo falso, se miente para resguardar la coherencia. En cambio si uno hace fragmentos, en el curso de un mismo día puede uno decir una cosa y la contraria. ¿Por qué?. Porque surge cada fragmento de una experiencia diferente y esas experiencias si que son verdaderas:son lo más importante. Se dirá que esto es irresponsable, pero si lo es, lo sera en el mismo sentido en que la vida es irresponsable. Un pensamiento fragmentario refleja todos los aspectos de nuestra experiencia: un pensamiento sistemático refleja sólo un aspecto, el aspecto controlado, luego empobrecido. En Nietzsche, en Dostoievski, hablan todos los tipos de humanidad posibles, todas las experiencias. En el sistema solo habla el controlador, el jefe. El sistema es siempre la voz del jefe: por eso todo sistema es totalitario, mientras que el pensamiento fragmentario permanece libre. (Emile Cioran)

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