Una nación es como un matrimonio: funciona si hay intimidad y planes de futuro. Una pareja romántica es estable si intima psicológicamente y planifica la vida conjuntamente. Los hijos, recuerdos, hipotecas y ahorros en común pesan, pero son irrelevantes sin proximidad emocional ni proyectos venideros. El amor se puede alimentar del ayer, pero vive del mañana.
Para un país, el porvenir también cuenta más que el pretérito. El camino andado, aunque sea muy glorioso, importa menos que la senda por delante.
"Quizás no exista por-venir, ni por-llegar, solo la aceptación de lo que es en cada momento aunque no coincida con nuestros proyectos. Cuanto esfuerzo inútil en intentar adecuar y explicar lo que "realmente" nos sucede, nos sorprende, con los "proyectos" que teníamos. En realidad somos las historias que nos contamos a nosotros mismos"
1 comentario:
Muy bonitas reflexiones.gracias
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