11 diciembre 2022

Pessoa, el amor romántico y la desilusión

(Fernando Pessoa. Cuadro de Joao Beja)

"Pero así es toda la vida; así, por lo menos, es ese sistema de vida particular al que, en general, se llama civilización. La civilización consiste en dar a algo un nombre que no le compete, y después soñar sobre el resultado. Y, realmente, el nombre falso y el sueño verdadero crean una nueva realidad. El objeto se vuelve realmente otro. Manufacturamos ideales. La materia prima sigue siendo la misma, pero la forma, que el arte le ha dado, la aleja de continuar siendo efectivamente la misma. Una mesa de pino es pino pero también es mesa. Nos sentamos a la mesa y no al pino. Un amor es un instinto sexual, pero no amamos con el instinto sexual, sino con la presuposición de otro sentimiento. Y esa presuposición es ya, en efecto, otro sentimiento".

"La vida perjudica a la expresión de la vida. Si yo viviese un gran amor, nunca lo podría contar."

"Todo hombre de hoy en quien la estatura moral y el relieve intelectual no sean de pigmeo o de paleto, ama, cuando ama, con amor romántico. El amor romántico es un producto extremo de siglos sobre siglos de influencia cristiana; y, tanto cuanto a su substancia, como cuanto a la secuencia de su desarrollo, puede ser dado a conocer a quien no lo perciba comparándolo con una veste, o traje, que el alma o la imaginación fabricasen para vestir con él a las criaturas, que acaso parezca, y el espíritu crea, que les cae bien.
Pero todo traje, como no es eterno, dura tanto cuanto dura; y en breve, bajo la veste del ideal que formamos, que se deshace, surge el cuerpo real de la persona humana, en quien lo vestimos.
El amor romántico, por lo tanto, es un camino de desilusión. Sólo no lo es cuando la desilusión, aceptada desde el principio, decide variar de ideal, tejer constantemente, en los talleres del alma, nuevos trajes con que constantemente se renueve el aspecto de la criatura por ellos vestida."
(Extractos del Libro del Desasosiego de Fernando Pessoa)

09 diciembre 2022

La Partida final contra uno mismo

(El séptimo sello: Película de Ingmar Bergman)

Definitivamente se trata de mi otoño,
un tiempo de alianzas imposibles,
la edad roja de todos los peligros
para hombres maduros y chicas solitarias.

La edad del adulterio y el olvido
sin ninguna esperanza, la edad fría,
la partida final contra uno mismo.

Permanezco en la mesa, sin esperar la suerte,
ya no cabe el azar en este juego.
Es el tiempo de hacer un solitario
con las cartas marcadas de la vida.

Joan Margarit

26 noviembre 2022

El sillón y la biblioteca


Me gusta sentarme en un sillón de la biblioteca, cerca de los grandes ventanales que dan a la calle. Cojo cualquier libro como excusa para sentarme y dormito. Me rodea El Silencio, alguna vez turbado por parejas, hablando en voz baja, seriamente,  de libros, como si quisieran asentar la conversación y la amistad, intuyendo temerosamente que el deseo no va a durar para siempre. 

Son los momentos del día en los que siento que no debo nada a nadie, he pagado el tributo que me permite aminorar la culpa que produce el egoísmo de no querer llevar ninguna carga, de nada ni de nadie. Dormito hieráticamente, intentando no roncar y con la dificultad de colocar la cabeza sin acabar con dolor de cuello.

El tiempo esta detenido, obedece a otro orden, el del sueño, cinco minutos parecen una hora o una hora pasa en un segundo. Intento no hacer ruido, esos ruidos y crujidos del cuerpo prohibidos en una biblioteca. La tripa siempre me traiciona, pero es como si perteneciera a otro cuerpo.

Pienso en dejar el libro que "no estoy leyendo" y coger un comic, esa vuelta a la infancia, pero un comic de adultos, ahora son tendencia, pero no consigo mover el cuerpo.

Miro a mi alrededor, todo el mundo sigue leyendo, con interés, con el interés suficiente para olvidarse por unos momentos de la pesadez de la vida... ya empezamos..

Pensar en soluciones obliga a crear problemas,....  

El sillón, el ventanal y la calidez de los libros me rodean. Tanta inteligencia archivada, autores muertos hace años con los que quizás hubiera congeniado.....

Cuando ya no puedo prolongar mas mi inmovilidad, y siento que debo levantarme e irme, devuelvo el libro en su estantería y salgo a la calle a zambullirme de nuevo en su movimiento, esa falsa actividad que encubre..... no se muy bien el que.

Convertir una biblioteca en un lugar de paso, un no lugar, no solo para la gente que allí coincide, sino para miles de vidas, ficciones, ideas, durmiendo en sus encuadernaciones.

Con la vejez, como un avatar, uno alterna el tiempo entre el magma de las ideas y el magma del sueño.... (recortado por las noches.....)¡Maldita próstata!..

(Evaristo Cienpozuelos)





25 noviembre 2022

Agustín García Calvo y los gilipollas

 

(Agustín García Calvo)

..así que "gilipollas" quería decir "el que hace, dice o piensa lo que le mandan desde Arriba, pero convencido de que lo hace, dice y piensa porque le da la gana, porque le sale de sus ideas y gustos propios". Y eso pienso que describe bastante bien el sentido con que el insulto se lanza ordinariamente, ¿no le parece a usted?

 "De acuerdo, pues, con la interpretación del insulto popular, ese muchacho que, nada más montarse en el tren, se cala los auriculares para tragarse la murga chocha que le han metido todas las veces que dure el viaje, mientras hojea la revista de motos a todo cromo que se ha comprado voluntariamente, es ciertamente un gilipollas; y la niña que se mete un cojincito de espuma plástica en el hombro, porque no es que se lo hayan mandado, sino que le hace ilusión a ella llevar hombreras, y si se rapa el pelo a lo  punky  o se lo enreda en cordelitos, es porque le ha venido ese gustito a ella, ésa es igualmente una gilipollas; y es un gilipollas desarrollado ese ejecutivo que se viste de ejecutivo y, con su maletín de ejecutivo y con su cara de saber lo que hace, porque es un hombre de su tiempo, se coge el avión para estar en Tokio mañana para resolver ese negocio que le han preparado por TELEX de tal manera que tenga que estar mañana en Tokio: ¿le parece a usté bastante gilipollez? ¿O no? Y en fin, esa joven señora que, según los consejos del Consultorio Psicológico, se pone a quitarse a golpe de rodillo las grasitas de la cintura y a comprarse sostenes de puntillitas con el fin de salvar su matrimonio, con un ahínco tan íntimo y personal como si fuera ella la que ha inventado el Matrimonio y la encargada por consiguiente de salvarlo, también, la pobre, qué se le va a hacer, es una gilipollas; ¿o no cree usté? Pues ya ve: de ésos y tales está compuesta la Mayoría democrática, y así va el mundo."

(Agustín García Calvo: El País) (1990)




20 noviembre 2022

El hombre que mas sabia de cosas que no interesaban a nadie

(Rafael Sánchez Ferlosio)

El escritor Rafael Sánchez Ferlosio es el hombre que más sabe de cosas que no interesan a nadie, nunca lee los libros que están de moda, vive solo, odia la literatura, puede vestir con suma elegancia un traje ajado, la camisa arrugada, la corbata torcida, y al verlo caminar así por la calle con babuchas y una garrota nadie podrá decir que no es un gran caballero. Estar loco no significa haber perdido la razón, sino haberse quedado a solas con la propia sabiduría. En cualquier debate banal de sobremesa, él utiliza argumentos de Tito Livio; si se habla de política actual, Ferlosio cuenta percances parecidos que le sucedieron a un Dux de Venecia; en caso de conflicto bélico, lo solventa siguiendo la estrategia de Alcibíades. Cuando discutes con él, enseguida se adentra en un laberinto de textos clásicos o de documentos medievales, y a través de ellos lo pierdes de vista de modo que, habiéndote dejado a este lado de la ignorancia, no hay más remedio que darle la razón aunque sea de lejos con la mano. Estar loco no es sino decir verdades sencillas con sentido común que suenan de forma explosiva en medio de un mundo de idiotas. De la anfetamina, Ferlosio pasó a los somníferos, y de éstos al germen de trigo. Ha experimentado la soledad hasta convivir en el mismo piso con las ratas, que de monólogo interior son las que más entienden, y mientras los platos sucios se iban apilando en la cocina también crecían montones de páginas dedicadas al estudio del infinitivo, meditaciones sobre viajes de Clavijo a Tamerlán, soluciones logísticas a la guerra del Peloponeso, hasta que tuvo que rescatarlo una noche Javier Pradera antes de que entraran con la fumigadora las brigadas del Ayuntamiento, las cuales también encontraron, además de cucarachas, baúles repletos de cartografías de una civilización paralela que Ferlosio está creando. Tiene una mirada entre desvalida e inquisitiva. El dolor de la vida lo ha dejado elegante, cansado, tímido, esquivo con los imbéciles, sabio y tierno con los amigos. Totalmente verdadero.

12 octubre 2022

Santiago Lorenzo y el mundo de los "mochufos"

(Santiago Lorenzo)

"Él atesoraba con avaricia los días de clausura. Miraba hacia atrás los que llevaba cumplidos y siempre le parecían pocos. Miraba hacia adelante los que le quedaban y nunca le parecían muchos. Estos días eran todos los restantes hasta que se muriera."

"Ya se dijo que este reconocía apenas la música de lo ecológico. No era un jambo que se iba al agro henchido de naturismo a practicar la autosuficiencia y la artesanía de formón, nudo o torno. No encarnaba al hombre que marchó al campo con el plan de volver luego a la urbe a reclutar conciencias para las huestes de lo primigenio. Al contrario, su idea era no volver a reclutar a nadie para nada. Su proyección era quedarse solo, pero solo. Revestía importancia relativa, muy escasa, si lo que bebía o respiraba era biológicamente puro o cibernéticamente artificioso. .. Pero, ante todo, un limbo vacío, hueco de personal, repleto de ausencia, profuso de ningunos."

LOS MOCHUFOS:
"Sentían un patente horror al silencio. No sabían estar sin hacer ruido, como si necesitaran la constante confirmación de que estaban presentes allí y en ese momento. Si el miedo al silencio es de gente acobardada ante sí misma, estos vivían en el pasaje del terror.

Todo el tiempo les sonaba el móvil, que contestaban a gritos. Contaban siempre a través del teléfono lo bien que estaban en la soledad del campo, gran paradoja si los fines de semana se los pasaban hablando con el exterior.

Todos hacían las mismas gracias todas las semanas, pero con cara de creerse que las inventaban nuevas y a estrenar. Las mismas, a repertorio fijo. Pero notándose anticipados, especiales, inéditos, originales, únicos: las cinco vocales iniciales para su novedad vieja. Y semana tras semana desfilaban los chistes sobre cómo vagueaban, los chistes sobre cómo se despatarraban, los chistes sobre el bajo estado de forma del otro, los chistes sobre lo pillos que eran porque se bebían una cerveza, los chistes sobre cómo se iban a poner a chuletas, los chistes picaritos y bienintencionados sobre celos cuando venían en parejas, los chistes diciendo «patata» al hacerse la foto de recuerdo.

La seriación de fotocopia persistía cuando abandonaban las regiones del humor y se lanzaban por las de la poesía. Se reiteraban entre ellos y a sí mismos cuando se veían en composición de estampas emotivas. Todos bebían una botella de vino al atardecer, convencidos de ser los primeros en pintar un cuadro de alta trascendencia gastronómica. Todos tertuliaban arrobados al atardecer, convencidos de ser los primeros en pintar un cuadro de vibrante estética filosófica. Todos enseñaban un efecto de la naturaleza a sus hijos al atardecer, convencidos de ser los primeros en pintar un cuadro de paternal pedagogía sobre la vida agreste y verdadera. Todos se besaban al atardecer, convencidos de ser los primeros en pintar un cuadro de evocador erotismo campestre. Durante estos ratos de pintar cuadros se callaban un poco.
En sus escenas, cómicas o líricas, los varones agravaban la voz y las hembras la agudizaban, que los papeles los tenían bien repartidos.

Llamaban «cariño» a todo el mundo, marca de quien ofrece un afecto devaluado por exceso de oferta verbal. Hablaban muy adscritos a fórmulas predeterminadas. «Recargar las pilas», «planes con niños», «escapada», tufihuelas así. Decían «divina de la muerte», «momentazo», paquetillos verbales a base de fraseo prestado, botes de caca semántica consensuada que se recambia década a década, pero constituyendo siempre la señal oral del lerdo. «Cómo ser madre y no morir en el intento», qué risa. La de «Los hijos vienen sin manual de instrucciones» siempre provocaba gran alborozo, así se repitiera a cada minuto. Chorrudeces a palangana llena. «Aquí estoy, al sol, como los lagartos».

Decían todo el tiempo «disfrutar». Es la palabra que a la altura del siglo, según Manuel, usaban todos los sinvergüenzas que querían vender algo cuando ese algo era una puta mierda. Es también vocablo propio de los que tienen ansias de follar y no las echan para afuera. Término de obscenidad latente, soltarlo u oírlo da un respiro, porque sugiere una promesa de íntimos orgasmines a los de las ganas cautivas.

Se habían dejado abducir por los comentaristas de la tele, que todo lo arreglan con la «hoja de ruta», las «espadas en alto», la «línea roja» y con que si «yo no tengo una bola de cristal», peditos reproducidos a millares con los que un tertuliano se echa al coleto un buen pasar en debates de cualquier horario. Salía mucho «calidad de vida», la formulación con la que los desmigados se intentan convencer de que están contentos.

A los adultos se les notaba que si tenían tantos hijos era porque tampoco se les ocurría otra distracción para hacer vida. Parecían convencidos, por otro lado, de que un crío solo vivía su infancia plenamente en la medida en que la activaba en cuanto a memo.

Los críos eran constantemente hiperfelicitados por cualquier parida, con un «¡Bieeeen!» que se oía a todas horas: porque el crío había encestado una canica en la piscina hinchable o porque había pedaleado cinco metros sin que le volcara la bici de cuatro ruedas. Quizá era por tanta anuencia y por tanto premio gratis que no sabían hacer nada. Todo había que dárselo hecho. Llegarían a adultos sin conocer la compleja receta del bocadillo de chorizo.

Metían ruido todo el tiempo, por paterna transferencia. Los padres, que jamás los recondujeron hacia formas evolucionadas de desarrollo, parecían agradecerlo. O porque les quitaban de encima ese silencio que parecía asustarles. O acaso porque con los chillidos y los golpes chequeaban que los descendientes no se les habían muerto."

(Extraído del libro de Santiago Lorenzo: Los asquerosos)

13 julio 2022

La comedia de la repeticion

(Santiago Lopez Petit)

Algunos analistas políticos, como Enric Juliana, dicen que vivimos tiempos interesantes. ¿Qué piensa?
El concepto 'tiempos interesantes' aplicado aquí no me parece muy adecuado. ¿Para quién son interesantes? ¿Por qué son interesantes? De hecho, te ponen en la situación de espectador. Es cierto que parece que se ha terminado la huelga de los acontecimientos y que pasan muchas cosas. Pero la pregunta entonces sería hasta qué punto los acontecimientos son portadores de una novedad radical, hasta qué punto vienen cargados de futuro. Yo tengo una sensación dividida. Hay momentos en que pienso que sí, que realmente son momentos históricos, que el bipartidismo en España está hundiéndose, que la gente está organizada en todas partes y, por ejemplo, hay más ateneos, más interés por la cultura.

Pero, por otra parte, desde otro punto de vista, tengo la impresión de que no es así; que estoy viviendo, al igual que otros miembros de mi generación, la repetición de una historia ya conocida, de un teatro, de una comedia que realmente no abre espacios posibles, sino que repite una historia ya sabida, un mero cambio de élites. Estoy con un pie a cada lado. De hecho, el proverbio chino que dice "¡Que vivas tiempos interesantes!" es una maldición. Quiere decir que vivas tiempos problemáticos. En este sentido, desde mi punto de vista, ojalá viviéramos tiempos problemáticos. Tiempos que nos permitieran ir al fondo de las cuestiones esenciales.

La Nueva Politica?
La nueva política se engaña y nos engaña porque presupone la autonomía de lo político. Y no es así. El subsistema político, con su código gobierno/oposición, no tiene autonomía respecto a una realidad que se ha hecho plenamente capitalista.


En sus libros defiende el concepto de odio libre: "Hay que odiar la vida". Es una afirmación muy fuerte que no aparece nunca en los medios ni en los libros de autoayuda.
El trabajo, que era la forma de control político por excelencia, hoy se ha transformado en la obligación de tener una vida. Esta obligación la llamo la movilización global. Es la que organiza la existencia dentro de este vientre de la bestia. Dentro de la movilización global, vivir es tener una vida, cargar con una vida, hacer de uno mismo un yo marca. Películas como El club de la lucha representan muy bien esta realidad. El querer vivir está capturado dentro de esta máquina de movilización. Todo lo que he intentado durante 40 años es hacer del querer vivir un desafío que para mí sería la apertura hacia otra manera de hacer política, aunque no solamente. Para hacer del querer vivir un desafío, tenemos que salir de esta movilización en la que estamos metidos y a la que llamamos vida.

Vivir no consiste en tener el mejor curriculum vitae pegado en culo. ¿Cómo podemos salir de esto? Durante algún tiempo pensé que el odio, un odio libre, podía ser la manera de salir de ella. Tú sólo puedes hacer de tu querer vivir un desafío si una pasión fuerte expulsa tu miedo. Esta pasión es el odio. Hablo del odio a la vida que tienes. Si tú no odias a fondo tu propia vida, no la cambiarás nunca. Hay un odio que libera. Si odio la vida, levanto una línea que separa lo que quiero vivir de lo que no quiero vivir. Cuando tuve que plantearme la cuestión de la enfermedad, introduje la idea de anomalía. En el momento en que la enfermedad se hizo más fuerte sobre mí, tuve que plantearme más radicalmente el odio a la vida. Fue cuando empecé a hablar de la noche.

Sufre una enfermedad difícil de diagnosticar, el síndrome de fatiga crónica. ¿Cómo afecta a su pensamiento?
Con el paso de los años, la enfermedad que padezco se fue haciendo cada vez más fuerte. Llegó un momento en el que la idea que me había movido a estudiar filosofía, y que era "¿Qué quiere decir querer vivir?" , se convirtió directamente en una necesidad vital. Me preguntaba "¿Por qué sigo vivo?". Y "¿Qué es el querer vivir?". Fue en ese momento cuando me topé con la necesidad de pensar la enfermedad en ella misma. Por esta razón escribí Hijos de la Noche (Bellaterra, 2014), que contiene y resume muchas de mis ideas.

El punto de partida es la constatación de que existen unas enfermedades de la normalidad. Son enfermedades que se deben a que justamente estamos movilizados permanentemente porque trabajar consiste en estar permanentemente movilizado. Esta movilización, esta máquina de muerte que es el capitalismo, nos tritura. Las enfermedades de la normalidad son las enfermedades que surgen como consecuencia de esta imposibilidad de vivir. De querer vivir y no poder hacerlo. Enfermos de normalidad, por lo tanto, son las vidas que se rompen ya que no pueden seguir este ritmo de movilización exigido la misma realidad.

09 mayo 2022

Felicidad o plenitud

(Pablo D'Ors)

"No me interesa la felicidad, sino la plenitud, que es diferente. Puedes estar caminando de forma rotunda hacia tu plenitud y no ser particularmente feliz. Hay muchas propuestas de felicidad, pero la asociamos más bien con el bienestar. Y esa es la trampa, esa es la mentira. Me gustaría introducir el término “bienser”, frente a bienestar. Supone que no solo tenemos instintos y deseos, sino también un anhelo. Los instintos obedecen al cuerpo; los deseos, a la mente, y el anhelo, al alma. Puedes tener instintos y deseos, pero si te falta el anhelo…"

 "Lo más interesante de la vida es aprender. En la medida en que tenemos una actitud discipular, es decir, de receptividad y de humildad, la vida es interesante. La humildad es el punto de partida y el punto de llegada. Lo que nos impide ser humildes y receptivos son nuestros prejuicios. La realidad no está en primera instancia para ser cambiada, sino para ser vivida." 

"Porque lo positivo nos vuelca hacia afuera mientras que lo oscuro nos remite hacia adentro. Y yo no creo que no se pueda hacer nada con los que ya han muerto o con los que han perdido a sus seres queridos. A unos se les puede recordar y a los otros se les puede acompañar. Me preguntaba por la tragedia. Lo que nos pone en cuestión lo queremos evitar, pero también nos obliga a pensar, a elaborar, a buscar qué hacer con eso. Normalmente, lo que hacemos frente a la tragedia es o bien escaparnos —­somos maestros de la fuga—, o bien intentar resolverla, dado que el ser humano actual tiene más bien una mentalidad pragmática, que siempre quiere soluciones. Y a ver, si una cosa se puede resolver, resuélvase, pero algo de la magnitud de esta pandemia no es simplemente una cuestión de resolución, sino más bien de disolución."

¿Qué quiere decir exactamente?
Que los verdaderos problemas, por ejemplo, la muerte de un ser querido, no se pueden resolver, por mucho que hagamos. Lo que hay que hacer es disolverse en ellos.

Quiere decir aprender a convivir con ellos…?
Disolverse en ellos quiere decir que la tragedia es tragedia y que no va a dejar de serlo por mucho que tú te trabajes interiormente. Pero sí va a perder su veneno, va a dejar de tener una resonancia destructiva en ti, aunque siga formando parte de ti. Ese trabajo consiste en mirar con benevolencia lo oscuro. En este caso, la tragedia se disuelve. Si la miras con rabia o desesperación, la agrandas.

(Entrevista a Pablo D'Ors)



07 mayo 2022

Prometer un mejor pasado


"....La ultraderecha está haciendo cosas similares en todas partes: si los populismos de izquierda prometen todo el tiempo un mejor futuro, los populismos de derecha han descubierto lo rentable que puede ser prometer un mejor pasado. Lo cual tiene la ventaja evidente de que no hay que hacer nada. Basta con hablar, contar una historia tranquilizadora y así alejar a los fantasmas que nos persiguen por las noches".
(Juan Gabriel Vasquez)


25 abril 2022

La verdad de la vida esta en trozos



......."La tensión entre dos clases sociales que la ha convertido en lo que la autora llama “tránsfuga de clase”. A un lado: los clientes que se tambaleaban borrachos al salir del bar dejando vomitonas que limpiaba su madre. Al otro: la educación estirada del colegio de pago y una moralina católica que convertía en pecado su curiosidad. Allí, la vulgaridad a la que no quería pertenecer, aunque pertenecía. Aquí, la “buena educación” a la que tampoco pertenecía, pero llave hacia la formación y las letras. Y en medio, pasadizos que se abrían entre ambos mundos como amenazas de que todo lo avanzado siempre podía retroceder: un aborto, una sonda roja en el extremo de unas pinzas que más que arrancarle una criatura le estaban arrancando una condena a permanecer." 

....."Para mí la escritura es una búsqueda de la verdad de las situaciones, de los afectos, de todo lo que ocurre en la vida.

P. ¿Y hay una verdad literaria distinta de la verdad de la vida?

R. Es que la verdad de la vida la encuentro en la literatura, la encuentro escribiendo. La verdad de la vida está en trozos, en atisbos, en sentimientos que no son necesariamente la verdad. Y la escritura es el medio para expresarlo, nunca de forma definitiva porque eso no existe, nunca hay una verdad definitiva. Esa es la trampa del lenguaje. Cuando empleamos palabras en la vida parece que nos lo hemos dicho todo de forma absoluta, pero esto es mucho más complejo. Yo no me fío de las palabras, no me fío del todo de las palabras.

"Para mí la escritura es el medio de aclarar las cosas que he sentido y que hasta ahora no tenían una realidad. Lo hago a través de mi propia experiencia, de ahí el término autobiográfico. Es un trabajo a la vez que una búsqueda de la realidad a través de la intimidad y a través de lo personal, que no es lo mismo. Se trata de buscar la realidad a través del sentir personal, sí, es eso."


05 abril 2022

Contar algo por escrito es quitárselo de encima




Un libro es, mientras se planea o no se planea y se escribe, un estado de espíritu, una manera particular de encontrarse en el mundo, un ángulo peculiar de observación.

Contar algo por escrito es quitárselo de encima. Por eso decía Nabokov, que después de escribir sobre un cierto periodo de su vida se olvidaba por completo de él. Se cultiva la memoria para desprenderse de ella. Lo que ya está en las páginas impresas no tiene por qué seguir pesando en la conciencia.

Fue a los mismos colegios que los hijos de la élite política y económica de Cataluña, pero a diferencia de ellos no heredó dinero ni poder, ni esa seguridad tranquila de tener derecho a todo y a no responder de nada que es el patrimonio moral de quienes se saben en la cima de una sociedad de castas.

Los retratos cercanos de unos personajes a los que el autor conoce “de toda la vida”, como solía decirse en esos ambientes: es esa perspectiva, ese conocimiento tan próximo, lo que le permite calibrar la escala y la rapidez de las conversiones fervorosas al independentismo, así como la irresponsabilidad inaudita de una clase social que hace compatible la defensa impúdica de sus extraordinarios privilegios con una deriva insurreccional y una gesticulación revolucionaria que se parece sobre todo a un gamberrismo de ricos. Las gentes de orden con yates y mansiones ahora se sienten heroicas votando a partidos de extrema izquierda. Una casta empresarial, funcionarial y política que tiene la vida más regalada de gran parte de Europa se siente ennoblecida por el sufrimiento bajo la opresión y el heroísmo de la resistencia. El extremismo, como escribió Saul Bellow puede ser el lujo supremo, the ultimate luxury, dice él, de los privilegiados.

(Antonio Muñoz Molina: sobre Cristian Segura)


04 abril 2022

La intimidad y los planes de futuro


Una nación es como un matrimonio: funciona si hay intimidad y planes de futuro. Una pareja romántica es estable si intima psicológicamente y planifica la vida conjuntamente. Los hijos, recuerdos, hipotecas y ahorros en común pesan, pero son irrelevantes sin proximidad emocional ni proyectos venideros. El amor se puede alimentar del ayer, pero vive del mañana.

Para un país, el porvenir también cuenta más que el pretérito. El camino andado, aunque sea muy glorioso, importa menos que la senda por delante.


"Quizás no exista por-venir, ni por-llegar, solo la aceptación de lo que es en cada momento aunque no coincida con nuestros proyectos. Cuanto esfuerzo inútil en intentar adecuar y explicar lo que "realmente" nos sucede, nos sorprende, con  los "proyectos" que teníamos. En realidad somos las historias que nos contamos a nosotros mismos"


"No vemos las cosas como son, las vemos como somos". (Anais Nin)


31 marzo 2022

Cristina Morales y la alienación

(Cristina Morales)
La alienación puede ser dos cosas: la originaria del abuelo Marx y la adaptada a la opresión de cada una, basada en aquella. El yayo Karl decía que alienación es la desposesión del obrero con respecto a su manufactura.

Yo digo que alienación es la identificación de nuestros deseos e intereses con los deseos e intereses del poder. La clave, sin embargo, no está en dicha identificación, que se da constantemente en democracia: creemos que votar nos beneficia y vamos a votar. Creemos que los beneficios de la empresa nos benefician y trabajamos eficientemente. Creemos que reciclar nos beneficia y tenemos cuatro bolsas de basura distintas en nuestros pisos de treinta metros cuadrados. Creemos que el pacifismo es la respuesta a la violencia y recorremos diez kilómetros haciendo una batucada. La clave, digo, no está en la ridícula vida cívica sino en su constatación, en darse cuenta de que una está haciendo lo que le mandan desde que se levanta hasta que se acuesta y hasta acostada obedece, porque una duerme siete u ocho horas entre semana y diez o doce los fines de semana, y duerme del tirón, sin permitirse vigilias, y duerme de noche, sin permitirse siestas, y no dormir las horas mandadas se considera una tara: insomnio, narcolepsia, vagancia, depresión, estrés.

Ante la omnipresente alegría cívica pueden pasar tres cosas.

Uno, que no te des cuenta de lo obediente que eres, de modo que nunca te sentirás alienada. Serás una ciudadana con tus opciones electorales y sexuales. O sea: seguirás estudiando danza clásica de tercero porque es tu obligación, que para eso te han dado una beca. Seguirás manifestándote al grito de No más sangre por petróleo, de Salvemos la Sanidad, de In-Inde-Independencia, que para eso vives en democracia y tienes libertad de expresión.

Segunda posibilidad: te das cuenta de lo obediente que eres pero te da igual. No te sientes alienada porque justificas la obediencia debida. Haces tuya la frase de que vivimos en el menos malo de los sistemas y de que los partidos políticos son males menores. Eres una defensora de lo público. Sigues estudiando danza clásica porque no te queda más remedio, porque mejor eso que estar poniendo copas y porque aspiras a un puesto de trabajo decente. Sigues manifestándote al grito de Los de la acera a la carretera, de Salvemos la Educación, de A-Anti-Anticapitalistas porque crees que hay que tomar las calles, que consideras tuyas.

Tercera posibilidad: te das cuenta de lo obediente que eres y no lo soportas. Entonces sí que estás alienada. ¡Enhorabuena! No soportas hacer cola para pagar. ¡Hacer uno cola para pagar en vez de ellos hacer cola para cobrarte es el colmo de la alienación! No soportas los domingos de elecciones. El electorado sale bien vestido y afeitado, se encuentra con el vecino y comenta lo que vota y por qué, mira con curiosidad todas las papeletas, se permite un mínimo margen de duda acerca de su elección pero siempre prevalece la que trae tomada de casa. Llevan a los niños, los niños juegan con otros niños, corretean, son subidos por sus padres a la altura de la urna para que ellos depositen el voto, o, si ya son mayorcitos, lo depositan sin ayuda. Hay hasta quien coge una papeleta de cada partido y se la guarda porque las colecciona. Luego salen y se echan una caña, en una terraza si hace buen tiempo. ¡La fiesta de la democracia! ¡Gane quien gane, la democracia siempre gana!

24 marzo 2022

Hay una violencia detrás de la gratuidad

(Cristina Morales)

"Yo tenía interés de escribir algo más ensayístico sobre cómo se enseña la danza en los centros cívicos. Me interesaba examinar esta idea de la danza democratizada o de acceso a todo el mundo porque yo he practicado danza en estos ámbitos y quería saber qué consecuencias tiene. Por una cuota muy barata o gratis todo aquel que no procede ni de la academia ni del conservatorio puede recibir una formación dancística. Pero aunque todo es aparentemente libre y democrático, hay una violencia que se oculta detrás de la gratuidad."

¿Como se expresa esta violencia en la danza?
"El binarismo mente y cuerpo es algo absurdo. La danza disciplina el cuerpo y la mente. El bailarín no solo tiene que tener aptitudes físicas, necesita un carácter especial y el estómago para obedecer a su director o coreógrafo. En mi novela, Nati es un personaje que se quiebra porque tiene habilidades dancísticas, pero carece de obediencia y eso la convierte en una bailarina mala para el establishment dancístico. Ese rechazo es violento."

"...Cuanto más radical políticamente es una, mayor porcentaje de discapacidad tiene. La radicalidad política es concebida como una discapacidad y una tara para ser miembro de la sociedad."

 "Ella no tiene las riendas de su deseo. Es el otro el que decide la relación sexual. Ese pasaje es muy crítico con ese feminismo que ella llama el “feminismo de la negación”. Una está legitimada para decir no, cuando no desea, no a la violencia, pero no está autorizada para ser un objeto se asentimiento, decir sí a un deseo naciente en nosotras. Creo que esto es una tarea pendiente de los feminismos."

"Una novela es un acto de libertad por parte de su creador. Y yo la hice con toda la libertad que puedo tener. Si alguien se siente incómodo es bueno para él, significa que está en crisis de su posición de privilegio y bienestar. A mí me gusta sentirme así como lectora y por eso intento provocarlo en mis historias."

"Si alguien no puede entender algo no es porque sea tonto, es porque hay otros que no quieren que lo entienda. Por ejemplo, los vocabularios de la medicina, del derecho, de la arquitectura, que no todos podemos entender, están destinados a una opacidad y a mantener a alguien que atesora los secretos del lenguaje como un sometedor de aquel que no lo atesora."

23 marzo 2022

El artista y el profeta

(Isaac Bashevis Singer)

«El narrador y el poeta de nuestra época, como el de cualquier época, debe ser un entertainer del espíritu en el cabal sentido de la palabra, no apenas un predicador de ideas sociales o políticas. No hay excusa para una literatura tediosa que no intrigue al lector, que no estimule su espíritu, que no le proporcione la alegría y el escape que el arte siempre asegura. Dicho esto, también es verdad que el escritor serio de nuestra época debe estar profundamente preocupado acerca de los problemas de su generación.

Ningún avance tecnológico es capaz de mitigar la desilusión del hombre moderno, su soledad, su sentimiento de inferioridad y su temor a la guerra, la revolución y el terror. Nuestra generación no solo ha perdido la fe en la Providencia, sino en el propio hombre, en sus instituciones y a menudo en aquellos que están más cerca de él.

Presos de la desesperación, no pocos de quienes han perdido su confianza en el liderazgo de nuestra sociedad han puesto sus ojos en el escritor, el maestro de las palabras. Esperan contra toda esperanza que el hombre de talento y sensibilidad tal vez sea capaz de rescatar a la civilización. Quizá el artista tenga algo de profeta después de todo.(Isaac Bashevis Singer)

21 marzo 2022

Transhumanismo y genero

 

(Yuval Noah Harari)

El tema central de Harari es la idea de que lo que impulsa a la sociedad humana ha sido, en general, la capacidad de nuestra especie de creer en lo que él denomina ficciones, esas cosas, ya sean dioses o naciones, cuyo poder reside en que existen en nuestra imaginación colectiva; nuestra fe en ellas nos permite cooperar como sociedad.

 "Además, mi idea central es sencilla. Es la autoridad de las ficciones, el hecho de que, para comprender el mundo, debemos tomárnoslas muy en serio. El relato en el que creemos configura la sociedad que construimos."

 "Para elaborar un relato atractivo es importante tener unos enemigos humanos. Con el cambio climático, eso no existe. Y nuestra mente no ha evolucionado para absorber este tipo de historia. Cuando evolucionamos como cazadores-recolectores, nunca se planteó que pudiéramos cambiar el clima de manera perjudicial para nosotros, así que esa era una historia que no nos interesaba. Lo que nos interesaba era que algunos miembros de la tribu estaban planeando matarnos. Por eso tenemos un problema narrativo con el cambio climático."

"Pensaba que el liberalismo y el humanismo eran los mejores relatos que ha creado la humanidad. Ahora tenemos que dejarlos atrás a causa de las revoluciones tecnológicas del siglo XXI, que ponen en tela de juicio sus ideas e hipótesis más básicas." 

"Veía que el nuevo fundamento es el flujo de datos en el mundo, hasta el punto de cambiar incluso la comprensión de lo que es un organismo, lo que es un ser humano; el ser humano deja de ser este yo mágico, autónomo, con libre albedrío y capaz de tomar decisiones sobre el mundo. Ahora, el ser humano, como todos los demás organismos, no es más que un sistema de procesamiento de información que fluye sin cesar. No tiene características fijas. ¿Qué consecuencias políticas tiene este cambio? ¿Y sociales? No estoy seguro. Eso es lo que me encantaría investigar."

"Ahora, con las cuestiones de género, nos hacemos más preguntas sobre lo que podemos hacer con el cuerpo, si podemos cambiarlo de esta manera o aquella." 

"....creo que el motivo de que los debates sobre las personas transexuales, no binarias y todo lo demás generen tanto ardor es que la gente quizá tiene la sensación subconsciente de que los debates del futuro versarán sobre lo que podemos hacer con el cuerpo y el cerebro humanos; cómo podemos rediseñarlos, cómo podemos modificarlos. La primera realidad práctica a la que nos hemos topado con estos interrogantes es el género. Podemos decir que la gente es intolerante y muy susceptible cuando se habla de sexo y género, pero creo que, en realidad, sabe de forma subconsciente que este es el primer debate sobre el transhumanismo. Habla de lo que podemos hacer con la tecnología para transformar el cuerpo, el cerebro y la mente de los seres humanos. Por eso es por lo que los debates son tan acalorados."



19 marzo 2022

Elon Musk quiere ir a Marte.


(Richard Morgan)

" Y por otro lado tuve una discusión con un budista en una fiesta en Londres donde hablamos de la reencarnación. No sé si conoces la idea budista de que si estás sufriendo es porque hay un equilibrio kármico que está equilibrando las cosas que hiciste mal en un momento de tu vida anterior. Si pienso en todas las religiones principales, creo que el budismo es la que menos mierda tiene. Y le dije «espera un momento. Entonces, lo que estás diciendo es que estoy sufriendo aquí en esta vida y que la razón por la que estoy sufriendo es por cosas que hice pero no recuerdo. De hecho, la persona que hizo esas cosas no fui yo. Pero puedes decir que es la misma esencia, la misma alma. Pero no fui yo porque no tengo ningún recuerdo de eso. ¡No es justo!».

Lo que realmente se me quedó grabado fue esa idea de hasta qué punto puedes ser responsable de cosas que no recuerdas. Es un tema candente. ....supón que sabes que vas a desarrollar alzhéimer, y supón que firmas una declaración jurada que dice que en cierto punto, cuando hayas alcanzado cierto grado de la enfermedad, quieres que te lleven a Suiza y te sacrifiquen. Esto es problemático porque, por lo que sabemos, en el momento en que eso suceda, esa persona ya no eres tú. Gran parte de lo que eras se ha ido porque acaba de ser destruido por la enfermedad. ¿Se trata de la misma persona o se trata de una persona diferente?». Aún no sabemos cómo responder esa pregunta. 

La conciencia y el yo están muy relacionados con la memoria. ¿Somos nuestros recuerdos?

Sí, lo somos. Ese es el problema. Somos básicamente lo que hemos hecho y lo que recordamos, y de lo que estamos aprendiendo ahora en neurociencia parece que también estamos constantemente reeditando nuestros recuerdos. Miras hacia atrás y crees que recuerdas algo, pero resulta que a un nivel objetivo probablemente no lo recuerdas del todo bien. Es un área realmente fascinante y un poco aterradora.

Los recuerdos son ficciones creadas por nuestro cerebro.

¡Exacto! Y el problema es que empieza a parecer que la conciencia es un truco. Realmente no existimos. Somos un truco creado por nuestro yo físico para darnos continuidad.

¿Hablas del yo en términos filosóficos o neurocientíficos?

Creo que el problema que tenemos en la actualidad como cultura occidental es que no parecemos capaces de unificar nuestro pensamiento filosófico y sociológico con lo que nos dicen los datos, y esto es realmente una mala noticia. Estaba bien tener estas vagas ideas filosóficas y sociológicas cuando no teníamos ninguna alternativa. Pero ahora estamos empezando a descubrir hechos muy, muy concretos sobre cómo funcionamos y la gente de filosofía y sociología están en fase de negación. Y eso es un problema, porque si sus decisiones se basan en datos incorrectos o inexistentes y continúan ignorando los datos, se dirigen a un colapso.

Creo que ahí es donde estamos en la actualidad. Creo que la filosofía debería tener una base neurológica. Tenemos que basarlo en la ciencia neurológica porque ¿qué más hay? Si tienes una idea filosófica de cómo los humanos pueden y deben comportarse, pero no la has construido sobre la neurología de cómo funcionan realmente el cerebro humano y la conciencia, es inútil. Es peor que inútil, en realidad te arrastrará en la dirección equivocada. 

Desde la perspectiva de un creador de videojuegos, ¿Qué opinas de ideas como el Metaverso de Facebook? ¿Crees que es poco más que un tributo a Neal Stephenson o es el paso natural en nuestra sociedad?

Todo eso está al caer. No hay forma de escapar, pero realmente no creo que Zuckerberg sea el tipo adecuado. Mi preocupación por la tecnología es que parece estar en manos de un pequeño grupo de personas extrañas que a menudo están muy desconectadas de lo que yo consideraría una experiencia humana normal, y desafortunadamente tienen este colosal poder financiero y económico. Las decisiones que toman son muy a menudo malas decisiones, porque claramente no son lo suficientemente maduros ni lo suficientemente neurotípicos para entender qué es la condición humana.

Elon Musk es otro ejemplo de ello. Tiene una obsesión por el espacio y Marte. Y es como, vale, vayamos a Marte, veamos qué hay ahí. Veamos qué aporta eso en términos de ciencia útil y desarrollo. Pero ¿de qué sirve ir a vivir a Marte? Musk tiene esa visión salida de la ciencia ficción de la Edad de Oro del hombre saliendo al espacio. ¿No tendría mucho más sentido si solo enviáramos máquinas dado que nuestras telecomunicaciones son muy buenas? Puedo vernos construyendo en la Luna. Puedo vernos llegando a Marte. Pero sigo pensando que lo inteligente es que la mayor parte de eso la hagan las máquinas. ¿Por qué tenemos que ir? ¿Sabes qué? ¡Aquello es horrible! Recuerdo que Bruce Sterling dijo que Marte es un millón de veces menos acogedor que el desierto de Gobi. Y no se ve gente corriendo a colonizar el desierto del Gobi. Nadie quiere vivir ahí. Entonces, ¿por qué queremos vivir en Marte? Los tipos como Musk no parecen entender eso. No lo hacen. Les falta un punto de algo. Hay cierta falta de perspicacia.

El Metaverso de Facebook proviene de las ideas de Snow Crash, donde las personas comienzan a estar cerca de vivir más tiempo en mundos virtuales que en los físicos. ¿Cómo crees que eso podría afectarnos?

Creo que aún pasará mucho tiempo antes de que puedas elegir vivir virtualmente y dejar tu cuerpo atrás. Y nuevamente surge la pregunta, ¿Qué haces con tu cuerpo? Porque alguien tiene que limpiarlo y asegurarse de que no se atrofie y demás. Somos seres físicos. A pesar de Carbono modificado, soy muy materialista en ese sentido: no estás en tu cuerpo, eres tu cuerpo. Así que mi pregunta siempre será «está bien, entonces vas a tu espacio virtual y realmente te gusta porque puedes parecerte a Brad Pitt o Angelina Jolie. Y puedes vivir para siempre y hacer lo que quieras, pero sigues siendo una entidad física en el mundo real. ¿Quién te va a cuidar?». Está genial si eres Jeff Bezos o Zuckerberg porque tendrás tanto dinero que podrás pagar a un equipo de médicos para que se aseguren de que tu cuerpo esté bien. Pero eso no es accesible para los humanos en general, por lo que tendremos el problema del mantenimiento. Con la ciencia siempre es una cuestión de «sí, pero ¿Quién va a limpiar los lavabos?». Es un tema muy interesante, especialmente con el auge del feminismo, porque obviamente la respuesta a esa pregunta a lo largo de nuestra historia siempre han sido las mujeres. Habrá que tenerlo en cuenta.

Y a un nivel más filosófico, ¿realmente queremos eso? Somos entidades físicas, ¿realmente queremos un futuro en el que tratemos desesperadamente de negar eso? ¿No sería mejor si prestamos más atención a nuestro yo físico o buscamos mantenernos en mejor forma, comemos mejor…? La buena vida, si se puede decir que existe tal cosa, vendrá de una revisión de cómo vivimos físicamente. Todo lo virtual no parece más que un refugio. Como si no pudiera hacer frente a la "fisicalidad" del universo, así que quiero esconderme aquí porque aquí puedo inventar las reglas. A un nivel muy básico, creo que es cobardía y me preocupa cuáles podrían ser las implicaciones sociales de eso, porque será como la versión expandida del hecho de que cuando veo una noticia ahora, es tan probable que vea una titular sobre un nuevo programa de Netflix como sobre una hambruna en Etiopía. Literalmente ha llegado al punto en que el entretenimiento se ha vuelto tanto o más importante que las historias sobre lo que realmente está sucediendo en el mundo. Y esto es la siguiente iteración de pesadilla de eso, donde no nos preocuparemos por el asteroide que se acerca o lo que sea, porque estaremos demasiado ocupados disfrutando de nuevas series o programas virtuales.

Los científicos a veces saben qué hacer, pero no piensan por qué tienen que hacerlo.

 "...Siempre con ese terror a las nuevas tecnologías. Creo que esa es una vía errónea. Somos una especie tecnológica. Todo lo que nos hizo es nuestra tecnología. La tecnología somos nosotros. No podemos ignorarlo. Parece que estamos en plena negación y eso realmente me asusta porque, por lo general, así es como surgen las guerras religiosas. Creo que el cambio climático es real y será un gran problema en el futuro y solo ahora estamos empezando a entenderlo. Y parece que no tenemos la voluntad política para abordar muchas de las desigualdades que tenemos en este momento. 

".. pero creo que el problema con el capitalismo tardío es que, habiendo satisfecho las necesidades básicas, ahora satisface nuestros caprichos y nos enseña a que no debemos sentirnos mal. ¿Tienes hambre? Come esto. ¿Están tus hijos aburridos? Déjales ver eso otro. Siempre hay una solución para tu malestar, y no nos damos cuenta de que una gran parte de la condición humana se basa en ese malestar. Si eliminas eso, tendrás una especie de humano desapegado, alguien que realmente no comprende cuál es su condición. 

Uno de mis fragmentos favoritos de cualquier novela que haya leído nunca no es de una obra de ciencia ficción, sino de una novela policíaca de Lawrence Block. Es un escritor de Nueva York que escribió una serie de novelas sobre Mathew Scudder, un policía alcohólico rehabilitado que vive en Nueva York. En la mayoría de los libros, el tipo va a las reuniones de Alcohólicos Anónimos, y hay una parte brillante en la que va a una reunión y una mujer está teniendo su pequeña charla con el círculo. Y ella dice «pasaron treinta y siete años de mi vida hasta que entendí que no hay ninguna ley que diga que debo sentirme bien en todo momento. Cada vez que me sentía incómoda, echaba un trago. Hasta que entendí que la incomodidad no me mataría y que tenía que afrontar mi malestar y lidiar con él». Recuerdo leerlo hace unos años y pensar que era casi la imagen perfecta de lo que estaba pasando en aquel momento. Hemos perdido la disposición para soportar el malestar y de sentirnos incómodos al comprender que, en realidad, nunca hay buenas opciones entre las que elegir. Hay que elegir lo menos malo.

Una de las razones por las que el Partido Laborista perdió las últimas elecciones en Reino Unido fue porque nadie tenía fe en Jeremy Corbyn como líder, o al menos nadie que tuviera más de quince años, ya que era literalmente incapaz de afrontar cosas malas. Cuando surgió la cuestión de que hay un desempleo perenne en áreas que solían tener comunidades mineras, habló de reabrir minas de carbón. «Tío, hemos dejado claro que las minas de carbón son una muy mala idea». «Oh, pero esta gente no tiene trabajo. Quizás deberíamos considerar la posibilidad de extraer el agua de las minas». ¡No! Con los submarinos nucleares estaba la cuestión de si Gran Bretaña renovaba su fuerza disuasiva. Él es antinuclear, pero dijo que hay muchos trabajos para la construcción naval y dijo con toda honestidad que quizás podríamos construir los submarinos pero no ponerles misiles nucleares. Si te conviertes en primer ministro de este país, todos los días te enfrentarás a situaciones en las que no hay una buena opción, donde la elección es la opción menos mala, y tendrás que comprometerte y tendrás que hacer cosas que realmente preferirías no hacer, y eso es porque así funciona la política. Y, lamentablemente, tenía muchos seguidores, especialmente entre los jóvenes. Era el partido enrollado, el de estamos a favor de las cosas buenas y estamos en contra de las cosas malas.

Creo que estamos en un problema de extrema inmadurez y alguien tiene que ocupar el asiento del conductor. Tenemos que tomar el control y volver a las verdades físicas sobre quiénes somos. Pero antes de que las personas que tienen el conocimiento para hacer esas cosas puedan hacerlo, se necesita una voluntad general de cambio entre la población. Tienes que elegirlos. Necesitas nombrarlos. Tienes que pagarles impuestos. Eso los financiará. Estas cosas tienen que suceder y para que eso suceda, el mundo occidental tiene que despertar. Hay que acabar con esta visión teñida de rosa de cómo deberían ser las cosas. Pero no tengo esperanzas al respecto.

«El noir es lo opuesto a Disney», dijo alguien del público cuando estabas tratando de definir ese término en una conferencia.

Ali Karim, sí. Lo clavó. Nunca lo escuché mejor expresado. El noir comprende que las cosas no irán bien al final. En el mejor de los casos, puedes sobrevivir y quizás hacer un poquito de bien. La forma en que suelo decirlo es que puedes salir con vida y quizás sacar a alguien de los escombros sobre tu hombro, pero eso es todo. Más allá de eso, lo que puedes lograr como individuo es extremadamente limitado. El noir lo entiende así, pero Disney trata desesperadamente de negarlo. 
Es una narrativa que se adapta mucho a los regímenes autocráticos. Si puedes evitar que la gente piense es muy fácil controlarlos. 
Los buenos futuros imaginados tienen textura y vas a tener un poco de esto, un poco de aquello, y nunca será solo una cosa u otra. Casi todos estuvimos de acuerdo en ese punto. Pero el moderador siguió presionando con ese tema. «Oh, sí, pero sabéis que debemos tener una nueva visión. Tenemos que movernos hacia una nueva forma de ver las cosas». Y yo dije, «no, acabamos de explicarte por qué no puedes hacer eso, nunca será tan simple». Pero se continúa impulsando esa narrativa y creo que es un problema que se origina en la sociedad. Lo económico te da la sensación de que tus caprichos y deseos son importantes. Refuerza esa subjetividad, ese centro de casi solipsismo. Lo que importa soy yo. Y luego las redes sociales simplemente lo potencian, es una máquina para reforzar ese ciclo que termina con estas personas increíblemente ensimismadas. Da miedo.


18 marzo 2022

Seth y la nostalgia

 

(El dibujante SETH)

“Me gusta arrastrarme por casa y sentirme melancólico. A menudo me decepciona la cultura contemporánea pero me puedo retirar en mi pequeño mundo y escaparme. Estoy muy agradecido de haber vivido en la era anterior a la penetración de Internet”. Seth cuenta que huye de la conexión constante. Tanto que una de sus actividades favoritas es encerrarse en su estudio y desaparecer. “La Red te grita para mantenerte distraído. Corta tu vida interior al tenerte ocupado todo el tiempo”

"Su filosofía se resume en “un empeño en estar fuera de la era moderna”. No se trata, aclara Seth, de añorar un pasado más feliz. De hecho, está en la mejor época de su vida. Simplemente, todo lo que se cocía “entre los veinte y los sesenta” le atrae mucho más. Y propone un ejemplo singular: “Me gusta cierto formalismo en la ropa y en los modales. Nuestra era es muy informal. Todos parecen obsesionados con la autenticidad, y con que para lograrla sea necesario no hacer esfuerzos. Qué idea más rara, como si cualquier cosa fascinante ocurriera por casualidad”.


"Son tiempos divertidos estos. Yo sí creo que los conservadores han utilizado la nostalgia como arma: es un miedo al cambio lo que lo provoca. Y eso tiene sentido para la gente que no quiere cambiar. Pensar que cualquier tiempo pasado es mejor te reconforta, pero que quede claro: nunca ha habido un tiempo pasado mejor, eso siempre es una ilusión. Todas las generaciones creen que su tiempo o los anteriores han sido mejores. Lo malo para alguien para mí es que la gente confunde mi visión al pasado con tener una opinión conservadora, creen que quiero vivir en 1955. Y no es cierto, mi gusto por el siglo XX tiene que ver con algo más relacionado con la estética. Desde que era joven, me esforzado en expresar lo poco que me gusta el mundo moderno. Y sigue siendo así, odio el mundo moderno, pero no soy tan tonto como para pensar que la década de los 50 fue maravillosa. Todos somos productos de nuestro tiempo y este es mi tiempo. Puedo reaccionar contra esta época, pero sobre todo no quiero vivir en el pasado."









14 febrero 2022

Nada vivo tiene remedio. Apuntes ante la imposibilidad de San Valentin

(Georges Pierre Seurat: Tarde de Domingo)

Que palabras nuevas necesito capturar para envolverte, para que germinen en las macetas de nuestros encuentros, en los balcones de nuestras primaveras.
Retales de palabras, buscando la aparente totalidad, o desde lo ínfimo, desde lo pequeño, porque lo cotidiano es grande precisamente en su pequeñez.

"Uno de los efectos estéticos que suele provocar la observación minuciosa del detalle y su puesta en escritura, permite, no sólo recuperar la textura de lo mínimo, casi de lo ínfimo sino que en su despliegue logra la reconstitución del sistema al cual el detalle pertenece; descubre así una perspectiva que, paradójicamente, suele perderse en visiones que se presumen totalizadoras". (Margo Glantz)

Tus miradas, tus ojos abiertos al miedo y a la esperanza, tus afiladas piernas que tantas veces desenfundas, como un florete, en nuestros duelos. Los matices de las salsas, la temperatura de los alimentos, la antropología de los detalles, presencias temporales, humo de encuentros y presencia de pequeños utillajes, casi inservibles, pero perfectos en su misión casi inútil.

Totalizaciones que empobrecen, en su perfección, en aras de una síntesis falsa. El fruncir de tus cejas y de tus labios, los silencios atronadores, los momentos que no estamos juntos para estar mejor juntos. Los momentos que apenas te olvido me doy cuenta de que tu presencia es el soporte de mi estructura.

Quizás las partes del cuerpo, la parcialidad de los rostros, orejas, ojos, labios, pómulos y su veneciana palidez, piezas de un puzzle nunca resuelto, variaciones matemáticas de mis imposibilidades, de tus emociones, los escasos momentos en que todo encaja.

La unión de lo pequeño, el rastrillo de nuestras minucias, esa forma en que nada encaja, y la muerte siempre negando nuestra pequeñez e imponiendo la épica, los grandes fines, las estructuras acabadas, deshumanizadas por su imposibilidad de trocearlas, de deglutirlas, de que pasen a formar parte de nuestra carne.

A veces intento llegar a ti sin saber muy bien lo que digo o sin saber muy bien como decirlo. ¿De donde procede esta búsqueda, esta ansia por devorarte, por hacerte carne de mi carne, este canibalismo para saciar el hambre de mi soledad, el ansia de las playas de tu sonrisa.
(Evaristo Cienpozuelos)