26 noviembre 2020

Los veranos no son veranos, el triunfo de las creencias




"En España suele estar mal visto todo lo superficial. Lo frívolo, el entretenimiento, es pecado, de alguna manera. Generar algo que no existe con una intención que no sea lucrativa sino el disfrute en sí mismo, aunque después se convierta en tu profesión, está mal. Incluso la progresía más dura, quieras que no, lo tiene también en la cabeza. Aquí lo importante, lo bueno, es lo serio. Ya lo era con Felipe II: El Escorial es feo, pero es serio. La diversión, el entretenimiento, son cosas por las que hay que pasar, pero con cuidado y mucha vigilancia. La ficción en general se permite si sirve para algo, si supone una lección, una moraleja. Pero en sí misma, es pecado. En otros países el protestantismo acabó con esta visión de la vida. Aquí, nos ha llevado a un sentido del humor muy extraño, negro, a encontrar en lo oscuro la diversión. Nos lleva a Goya."

"Lo que da miedo es no tener las cosas claras. Por eso estamos aterrados ahora, porque nada es seguro. Los que nos vendían un mundo, un sistema coherente, un cierto orden de cosas, nos han mentido. Los veranos no son veranos, los inviernos no son inviernos, puedes morir sin un por qué y los científicos no siempre te lo pueden explicar. Todo eso nos llena de terror y por eso triunfan las creencias y no la ciencia. Las creencias te dicen verdad/mentira, bueno/malo. Las cosas están claras y tú te sientes bien. Cuando de pronto te invade la sensación de que vivimos en un mundo carente de sentido, prefieres que te digan: “No, no, no, tiene sentido, pero lo desconocemos; hay seres detrás que manejan los hilos”. Entonces tú dices, “Menos mal. El problema es que yo estaba mal informado”. Si te dicen que no hay nadie detrás, solo el caos, te mueres de miedo. Por eso hasta las películas de terror son reconfortantes."

12 agosto 2020

No volveré tocarte/No te veré morir

(Idea Vilariño)

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

(Ya no:Idea Vilariño)


Tal vez debí quedarme en los amores quietos que podrían llenar mi vida con un nombre en vez de buscar al evadido del hombre, despojado, sin alma, ser puro, esqueleto. (Idea Vilariño)

04 agosto 2020

La ficcionalizacion de lo real



(Matrix:Baterias humanas)

"........... Pero llega el lunes y todo vuelve a empezar. Nada termina nunca. ¿O sí? ¿Y si todo acabó hace tiempo y solo vemos las sombras de lo que fue y escuchamos el eco de nuestros gritos?"

 "Una cosa es el mundo real y otra el relato que describe el mundo real y ese es nuestro plano habitado: el de lo que leemos, vemos, imaginamos y pensamos que es el mundo real."

" Quizá 2020 y la pandemia del COVID-19 sea el clímax de esta serie que comenzó aquel 11 de septiembre. Llevamos veinte temporadas. En algún momento habrá que poner punto y final a esta ficción televisiva en que se ha convertido el mundo. Pero, ¿y si no acaba nunca? ¿Y si el plan es que nuestra vida sea como una capítulo tras otro de una sitcom y mientras estamos atrapados en esa sucesión de chistes malos y tragedias individuales, el mundo sigue adelante? Pero, adelante ¿hacia dónde?"

 "El 11 de septiembre de 2001 nos equivocamos. No estábamos viendo una película, la estábamos viviendo."

 "En unos pocos años, las fronteras entre Estados perdieron su función principal: mantener a los pobres separados. Y lo cierto es que desde que comenzamos a estar todos un poco más conectados, el proceso sinérgico entre la ficcionalización de la realidad y la hiperrealidad digital se magnificó. Ambas se sostenían y retroalimentaban la una a la otra, de forma que a medida que aumentaba la hiperrealidad digital, la percepción de la realidad se ficcionalizaba. Con el paso de los años, hemos trasladado la realidad de un lugar a otro."

"Nadie cree ya en el sistema, pero seguimos adelante por inercia. Energía que es utilizada por el statu quo para modelar el mundo a su medida, en la realidad y en la ficción. Es como la doctrina del shock de Naomi Klein, aunque un paso más allá: además de aterrorizados estamos hipnotizados por lo que pasa ahí fuera."

"Ni siquiera hay cortes para publicidad porque todo es publicidad."

"Caida del muro. Para la posteridad queda el mensaje: Thatcher y Reagan tenían razón, no había alternativa. Fin de una era. El modo de vida americano al alcance de todos. Sitcom, ven a mí. Libres del fantasma de la utopía pudimos centrarnos en lo que interesaba: consumir. Los años noventa fueron un colocón de liberalismo económico sin precedentes que sirvieron para establecer las bases de los que somos hoy en día y lo que conocemos como siglo XXI, la superproducción. Burbuja tras burbuja, producto financiero de riesgo y millones de dólares que pasan a lo alto de la pirámide. Y así aceptamos y normalizamos a todo trapo un sistema cuya tecnología, medios y bienestar avanzan, pero que no se ponen a disposición de los ciudadanos, sino de aquellos que pueden pagarlos. Una sociedad que se sustenta en la desigualdad de oportunidades, la necesidad de unos y la abundancia de otros, en la que está bien visto el lucro, no mediante el fruto del trabajo propio, sino mediante el beneficio conseguido gracias al trabajo de otros. No es que sea perfecto, pero es lo único que funciona. Y además encaja a la perfección con aquello que nos hace humanos: el deseo de ser más que los otros, pisar cabezas, medrar a cualquier precio y cambiar de teléfono todos los años."

"Tranquilos, no es culpa nuestra. No del todo. Por una parte es imposible escapar del realismo capitalista. De una sociedad disciplinaria a una sociedad de control. De Foucault a Deleuze. Hemos pasado de estar dirigidos en la escuela, la universidad y el centro de trabajo, a estar sometidos por una red invisible de control cuyas reglas y principios nos aplicamos, de tal forma, que somos nuestro propio carcelero y represor y primera línea de la represión de nuestros vecinos. Por otra parte, es el marco conceptual del realismo capitalista el que nos marca los límites y las fronteras de nuestra realidad. Incluso cuando creemos que nos oponemos, lo hacemos dentro de ese marco. Luchamos contra la máquina desde la máquina. Hace décadas que la oposición al sistema ha sido moduladora del sistema, aceptando que se pueden y deben cambiar las cosas, pero sin salirse del marco conceptual establecido. Solo se puede luchar contra el capitalismo para mejorarlo, no para superarlo. Como dijo Ursula K. Leguin: hubo un tiempo en que el poder absoluto de los reyes parecía indestructible. Nadie podía ver un futuro más allá. Y sin embargo, cayeron."

"Aunque una cosa es ser víctimas de este marco conceptual presente y otra cerrar los ojos y hacerse el ciego. Me fascinan aquellos que piensan que dentro de no mucho todos conduciremos coches eléctricos. Queridos, el coche eléctrico es una estafa. Parece el futuro, pero en realidad pertenece al pasado. Por el momento no es más que una distracción para exprimir al máximo los beneficios antes de que todo se vaya al garete. Dentro de veinte años las autopistas estarán vacías. Nadie va a tener coche propio tal y como lo hemos vivido en los últimos sesenta años. Se acabó. Lo que pasa es que, si los gerifaltes que se lucran y controlan el cotarro fuesen sinceros, una turba enfurecida saldría a la calle a quemar cosas. Y nadie quiere que se quemen cosas, especialmente los gobiernos, que son los primeros en ser arrojados a la pira porque la gente corriente todavía cree que son los que están al cargo y tienen capacidad para cambiar las cosas. Respuesta equivocada. Gracias por participar."

"......ya casi vivimos en esa distopía ciberpunk de metrópolis y conectividad, pero seguimos sin tener coches voladores como tampoco llegaremos a tener coches eléctricos. Ambas cosas no pertenecen al futuro. Es el trampantojo del sueño capitalista, la zanahoria que cuelga del palo. El único futuro posible crece en el extrarradio de ese camino tan bien delimitado desde hace años. Y es que todo futuro sustentado sobre la economía de mercado y consumo, materias primas inagotables, combustibles sólidos y energía barata, producción deslocalizada y explotación laboral, no es factible ni tolerable. Es una quimera. Acéptalo."

"Pero, entonces, si no voy a tener un coche volador que funcione con energía mágica, ¿qué va a pasar conmigo? ¿para qué estoy pagando una hipoteca? ¿Qué clase de mundo nos espera? Respuesta rápida: el abismo." 

 "El imaginario colectivo de la sociedad contemporánea va a la deriva desde hace décadas gracias al discurso dominante. Nos dicen que nada va a cambiar, todo seguirá más o menos igual, solo hay que añadir coches voladores y realidad aumentada, pero sabemos que es mentira, que no puede ser de ninguna manera porque esto no va a resistir ni una década más. Y la otra opción es el desastre." 

"Prisioneros de este presente capitalista, vivimos atrapados en la disociación entre el tedio y el consumo. Todo lo que no participa y alimenta la necesidad de consumo, resulta tedioso. Y a esa dicotomía se enfoca toda nuestra existencia, interior y exterior. Necesitamos más series, películas, libros, música, fútbol, talent shows… en una montaña rusa interminable de hype e insatisfacción. De ahí se explica que haya gente que ve series y películas a doble velocidad para seguir el ritmo del trending topic, la existencia de discos duros en los que acumular productos culturales que nos ocuparían tres o cuatro vidas para poder disfrutarlos o suscribirse a varias plataformas digitales solo para navegar en menús interminables sin llegar a decidirse por nada. Todo ocurre en el territorio de la ficción, la única ficción posible y dominante y donde se levantan los cimientos del mundo presente. Este es el uróboro por el que la ficción y la realidad están unidas, se complementan y alimentan. Entendemos el mundo, pasado, presente y futuro, por aquello que nos dijeron y vimos que fue, es y será."

"No es que el sistema se venga abajo, es que está muerto desde hace años. Somos necrófagos alimentándose de la podredumbre y ni siquiera nos hemos dado cuenta. Me recuerda ese chiste. Un tipo cae de un avión a diez mil metros y no para de repetirse: por el momento todo va bien; por el momento todo va bien. Pero lo importante no es la caída. Es el aterrizaje. Y en este momento, nadie sabe dónde ni cómo vamos a aterrizar."

¿Qué pasa con el futuro, Doc? ¿Nos volvemos todos gilipollas? (Marty McFly)

"El mundo real ha desaparecido de nuestras vidas. Está tan lejos que ya no podemos ni imaginarlo. En esta burbuja nuestra tenemos todo lo necesario para conocer la realidad, nuestra realidad. Las puertas de la revolución, recogida de firmas, testimonios de primera mano, la verdad sobre las vacunas, pornografía y palabras silenciadas. El tránsito de lo real hacia la hiperrealidad no va a detenerse, al contrario, seguirá adelante. Y mientras pasarán cosas que no creeremos a pesar de ser familiares, en cierta manera, esperadas. El mundo se nos muestra con una infinitud de capas en la que también se oculta, un juego de espejos. Como si viviésemos encerrados en nuestras pequeñas celdas individuales que a su vez convergen todas en planos virtuales que sentimos como propios, pero que no dejan de ser ficciones. Otra vez las hermanas Wachowsky, sí."

"El miedo, como dijo H. P. Lovecraft, es la emoción más intensa y primitiva de todas las que nos hacen humanos. A día de hoy, el primigenio que hemos adorado durante años ha aparecido en las aguas revueltas del Pacífico. Ya asoma en la distancia y no podemos huir porque somos incapaces de apartar la mirada; los ojos fuera de sí, al borde de la locura abismal venida a acabar con nosotros, insignificantes y aterrorizados humanos. El horror ante la incertidumbre, ante un mundo que todavía no tiene nombre, un lugar desconocido."

"Nuestros propios fantasmas nos persiguen: fantasmas de lo que fuimos, de aquello que nos narraron junto al fuego hace tiempo. Un cuento sobre propiedad privada y trabajo asalariado, una historia de amor y dolor, de individuos libres que consiguen lo que desean. Un relato de cosas que ya no existen, que no son nuestras. Lo hemos visto tantas veces. Hay quien está dispuesto a matar y morir por volver a ese mundo que quedó atrás. Otra quimera, falsas esperanzas. Porque todos somos fantasmas en una mansión victoriana. Espectros que por la noche escuchan murmullos, cadenas y crujir de dientes. Podemos levantar muros, inyectar miles de millones en la industria automovilística y pagar a los turistas para que vengan, da igual. El mundo no va a volver a ser lo que fue. Afortunadamente, por otra parte. La única pregunta que interesa es: ¿será lo que nos dijeron que sería?"

(Guillem Lopez: La fabrica de sueños: Hiperrealidad y ficcionalizacion de lo real. Jot Down)

31 julio 2020

El aburrimiento y la conversion en masa contable de Personas

(Agustin Garcia Calvo)

"El poder no puede nunca imponerse sin el empleo de la mentira............... el uso del lenguaje cuya retorica consiste en no decir jamas nada que no sea lo que esta dicho y asi tratar de aburrir a la gente y reducirla a masa contable de Personas"  

«La Realidad es a la vez un producto y un sostén del Poder que pesa sobre lo vivo y pueblo de nosotros, y trata de cerrar las posibilidades de vida y razón». 

«Ninguna rebelión o política de izquierdas realista puede, por su propio sometimiento a la idea general de 'realidad' y al cómputo de las posibilidades, hacer nada más que contribuir al cambio de las cosas para seguir lo mismo
(Agustin Garcia Calvo).

La realidad es una construcción ideológica que nos informa de como "son" las cosas, mas bien como "deben" ser las cosas, como nos van a permitir que sean. ¿Como contamina esto lo cotidiano?. Este "aplastamiento" ideologico nos impone modelos que no podemos subvertir, todo se repite, y acabamos creyendo que somos nosotros los "aburridos", cuando como dice Garcia Calvo nos han reducido a la masa contable de Personas. 



(Roland Barthes)

"Me gusta escribir fragmentos, es decir trozos de discursos muy discontinuos. Esto, en primer lugar por una reacción táctica contra el género disertivo, el género de la disertación, este modelo de escritura que viene, por supuesto, de la cultura escolar y contra el cual pienso que siempre es bueno reaccionar".

"Además, usted tal vez lo sabe, siento una gran admiración personal por las formas de expresión extremada y voluntariamente breves, por una estética de la brevedad tal como se la puede conocer en esos minúsculos pero admirables poemas japoneses que uno llama haiku ; pienso también en las piezas breves de músicos como Webern. Me fascina la brevedad como principio estético. 
Traté entonces, en mis últimos trabajos, en El placer del texto y en Barthes por él mismo, de practicar sistemáticamente esta escritura discontinua, que, además, tiene para mí la ventaja de descentrar el sentido. La disertación, si se quiere, siempre tiende a imponer un sentido final: se construye un sentido, un razonamiento para concluir, para dar un sentido a lo que uno dice. Ahora bien, usted sabe muy bien que, para mí, el gran problema es el de eximir el sentido, imprimirle una suerte de trastornó y por la misma vía (...) (borrado) ... de alguna manera."  (Roland Barthes)"


"Quizás las relaciones, la sensualidad, deban ser así, no darles un sentido finalistico, me gusta lo discontinuo, lo parcial, tus labios, tus pies, el borde de tu oreja, tu mano que cuelga bordeando mi cintura, sin insinuar un movimiento, tus ojos abiertos o cerrados, como ausentes,nuestras palabras incompletas intentando expresar lo que ya sabemos. No intentar comprender, sonreír, dormitar, aprovechar todos los momentos de convivencia, no vamos a ninguna parte, sobrevivimos en el desierto del tiempo sin futuro, sin agua, solo tus labios humedecen mi corazón". (Evaristo Cienpozuelos)

Berardi, Savater y la Pandemia

(Fernando Savater)

Fernando Savater: "No pienso que esta epidemia marcará un punto de inflexión en la historia de la humanidad"

"Ni nos cambiará en lo profundo ni nos hará mejores, como sostienen quienes define como “predicadores laicos”.

“No creo que vayamos a salir más fuertes ni más buenos. No. Vamos a salir más pobres, porque esto será un golpe muy grande para todos los países"

“Las cosas que cuentan en la vida no son los grandes objetivos, sino los pequeños placeres”

"Cuando acabe la pandemia y encontremos la vacuna, la gente volverá a lo mismo que éramos. Pestes y plagas ha habido muchísimas y la humanidad no ha dejado de ser lo que era. La condición social de los humanos es mucho más importante que una plaga accidental, por muy grave que sea." 

(Franco Berardi "Bifo")
Franco Berardi «Estamos entrando en la época de la extinción». Solo se puede evitar la caída apostando por la igualdad en la era post-Covid. Berardi llevaba tiempo avisando de que vivíamos en el interior del "cadáver del capitalismo" y no nos dábamos cuenta. 

-Toca inventar formas de sobrevivir que privilegien lo útil por encima de la acumulación del (abstracto) valor monetario. Pienso que salimos de la época en que la expansión era posible y deseable para una parte de la sociedad, y estamos entrando en la época de la extinción.

-Para perseguir la expansión, el capitalismo empezó a destrozar masivamente los recursos físicos del planeta y las energías nerviosas de los humanos. Puso las bases de la extinción. Cuando la depresión produzca efectos políticos de agresividad, enemistad y miedo, la extinción es probable.

-¿No hay vuelta de hoja?
-No, si no logramos permanecer en el exterior del ‘cadáver’, si aceptamos volver a la normalidad del mercado, del capitalismo, de la aceleración psicótica. La condición pandémica -sumada al cambio climático- es el momento de redefinir el horizonte de la economía, de la relación social, de la intimidad misma.

-¿Por dónde pasará la felicidad fuera de la idea de crecimiento?
-‘Felicidad’ y ‘crecimiento’ son términos incompatibles. Propongo que olvidemos palabras complicadas como ‘felicidad’. ¿Me permite re-formular la pregunta?

-Adelante.
-La pregunta es: ¿por dónde pasará la satisfacción de las necesidades básicas de la comunidad?
«Igualdad no es renuncia, sino percepción frugal del gozo y de la riqueza»

-¿Y la respuesta?
-En lo que ya existe: en nuestro saber, tecnología y potencia de producción, pero enfocados al interés de todos. En los próximos meses –y años– nos veremos obligados a elegir entre una miseria creciente y la redistribución de la riqueza existente. Si una minoría explotadora pretende mantener sus privilegios, vendrán años de guerra civil en todos los lugares de la Tierra. ¿La manera de evitarlo? ¡La igualdad!

-¿Qué entiende por ‘igualdad’?
-No me refiero a la renuncia, sino a una percepción frugal del gozo y de la riqueza. ‘Riqueza’ es el placer de las cosas y de los acontecimientos, y sobre todo es el tiempo para gozar de lo que tenemos. La reconquista del tiempo –que paradójicamente ha posibilitado el covid– es crucial. Debemos de ser capaces de conjugar seguridad y sensualidad.

-Usted solía invitar a «reconocer el placer en el cuerpo del otro». Y ya ve.
-Cuando pienso en el futuro, lo más difícil de imaginar es cómo percibiremos el cuerpo del otro en la calle, en el café, en la cama. Es probable que salgamos del distanciamiento social con un miedo instintivo al cuerpo del otro, a sus labios.
«Puede que la dimensión ‘on line’ nos recuerde a una época angustiosa y volvamos a la sensualidad»

-Afectos, trabajo, escuela y ocio, de momento, pasan por las pantallas.
-La pantalla es el lugar de la seguridad, pero es también el lugar de la anestesia, de la ablación de la sensualidad. ¿Podemos imaginar una humanidad que se libere definitivamente de la ternura física, de la seducción de los ojos, de los labios, de las manos que se tocan delicadamente?

-¿Puede usted?
-Yo no lo puedo imaginar, y punto. Si lo imagino, es la peor distopía: un mundo eficiente, exacto, perfectamente compatible con la matemática financiera, pero muerto. Me hundiría.




28 julio 2020

La felicidad ya no se declina en futuro, ya pasó


(Tatsuo Horiuchi)

A estas alturas, todos nos hemos dado cuenta de que este verano todo lo que antes nos parecía normal se ha cubierto con un velo de tristeza, todo tiene un sentido nuevo que además nos parece peor. Porque, de alguna manera, todos sentimos que ya no volveremos a ser felices, al menos no de la misma manera. Creo que es porque, hasta ahora, la felicidad la veníamos declinando en futuro, igual que el éxito. Así que era algo que estaba lejos y que estallaba de pronto en instantes de consecución de un logro o de un objetivo. Un momento de gloria que nos impulsaba hasta la siguiente meta. Pero la covid-19 nos ha dejado a todos desnudos ante el futuro. Porque esta pandemia ha invertido la flecha del tiempo y ahora la felicidad ya no es algo que está por llegar sino aquello que nos pasó sin darnos cuenta. El paradigma ha cambiado: éramos felices y no lo sabíamos, recordamos ahora mientras estrenamos una felicidad que se declina en pasado.


Esta pandemia ha invertido la flecha del tiempo y ahora la felicidad ya no es algo que está por llegar sino aquello que nos pasó sin darnos cuenta

Vivimos una vida sin pandemia y ni siquiera nos enteramos de nuestra fortuna. Fuimos tan libres que nunca imaginamos que pudiéramos vivir encerrados. La pregunta obligatoria es qué hicimos con aquella felicidad, a qué dedicamos nuestra vida y nuestros esfuerzos. “La vida mejor no es la más agradable”, me silba Séneca desde la tumba. Sin duda no supimos vivir la vida mejor. Cuando todo iba bien, nos hicimos expertos en anestesiar todo lo que estaba mal. Y ahora, atravesados por la flecha del tiempo, la felicidad nos parece algo que dejamos atrás y no tenemos ni idea de qué vamos a hacer con la vida que nos queda por delante. Las noticias hablan de primas de riesgo, de paro, de ERTE, de muertes, de Europa, cada vez menos de Siria o del hielo de los glaciares, aunque allí siguen. Y mientras tanto, nosotros intentamos ser felices incluso en el peor verano de nuestras vidas.

Quizás sea hora de recordar que antes de la covid-19, cuando las cosas nos iban mejor y éramos más felices de lo que ahora somos, la felicidad fue también una forma de domesticarnos, de aprobar exámenes, de conseguir trabajo, de ligar. De avanzar hacia lugares a los que no sabíamos si realmente queríamos ir. La ideología de la felicidad flotaba en el aire hasta volverlo asfixiante. Entonces los jóvenes nos parecían siempre más felices que los mayores, por más que lo estuvieran pasando fatal. Porque en la medida en que la felicidad se declinaba en futuro, los niños y los adolescentes se consideraban sin duda los seres más afortunados de la tierra. Y se daba por hecho que a los viejos les quedaba ya poca o ninguna plenitud por descubrir. Esto no se decía, claro, pero se sentía. Y se ha sentido mucho más duro con la gerontofobia de esta pandemia. Por lo demás, no puede haber una ideología más triste que aquella empeñada en que el avance de la propia vida está reñido con la esencia misma de la felicidad. ¿Quién no estaría triste en un mundo así?

A vivir y a morir hay que aprender toda la vida, decían los clásicos. Pero hace mucho que esa asignatura nos la quitaron del programa de estudios y hasta del vital. En su lugar nos dieron un currículo y un smartphone. Las redes sociales usaron tecnología punta para convertir la idea de felicidad en una mentira social monetizable. Y nosotros hicimos el resto. Pero aquí estamos, inaugurando juntos un tiempo nuevo. Porque, por primera vez, no es más importante decirnos a nosotros mismos (individuos y sociedades) quiénes vamos a ser el año que viene o dentro de diez sino confesarnos cómo hemos llegado hasta aquí.

Es hora de asumir que aquella idea de felicidad que hoy añoramos, no nos trajo nada bueno. Nada tan bueno, desde luego. La mayoría de las veces no hizo que encontráramos nuestro sitio en el mundo ni que fuéramos capaces de conquistar el placer sin olvidarnos de todo lo que estaba mal. Y por tanto, en cierto sentido, fue inútil. Me gustaría que mi sociedad, mi ciudad y mi cultura no volvieran a olvidarse de todo lo que está mal. Que la felicidad deje de ser moneda de cambio y el placer un anestésico. Siento cómo empieza a soplar el viento de otra vida por vivir, como en la novela de Theodor Kallifatides. Y me digo que, con un poco de suerte, la felicidad nunca volverá a ser lo que fue.

(Nuria Labari) 

02 junio 2020

LA PANDEMIA (5): Envejecer participando

(Domingo por la mañana: Edward Hopper)
 
   Envejecer participando...... Sigo buscando consignas para suavizar este desierto hacia la extinción que es la vejez. Viajar no me sirve, mi cabeza, mis tics, mis manías son las mismas aquí o en Nueva Zelanda. Me cuesta mucho percibir sin sesgos. Mis agujeros negros modifican de una manera fundamental mi visión del mundo. No quiero verlos.

Hay que relacionarse........ aquí puedo aplicar casi el mismo argumento..... todos repetimos nuestras narrativas, que nos salvan de vernos como estúpidos, egoístas, crueles, ....... (y  podemos añadir mas o menos adjetivos sobre la naturaleza humana, depende de la capacidad para hacer el mal de cada uno). Incluso narrando hechos externos, sin relación directa con nosotros, los contaminamos con nuestra aburrida visión. 

Parques temáticos, rutas gastronómicas, degustaciones, mantas eléctricas, todos los artilugios para entretenernos, querernos mucho, mejorar nuestra autoestima o perdonar nuestra estupidez, quien sabe. 

Ahora tenemos que hacer el ejercicio de modificar nuestro pasado, nuestra memoria histórica, las personas que hemos dejado, lo que no dijimos, lo que dijimos, lo que no hicimos, no nos atrevimos, lo que hicimos, por no atrevernos....... los caminos cruzados de confusiones y deseos que nos han llevado hasta hoy.  

De repente nos encierran, el maldito virus, cuando te acostumbras a aceptarte en cautiverio, una especie de San Quintín sin abusos sexuales,  te liberan. Hay que volver a disfrutar del paseo, la pequeña libertad, la frescura del aire y el gorjeo de los pájaros. El sudorcillo del bigote con la mascarilla, el recordar los problemas que ya tenias y que habían quedado congelados con la pandemia. 

El Whattsapp deja de echar humo y a pesar de las protestas volvemos a lo de antes de la epidemia, que casi nadie nos escribía ni llamaba y gracias, porque nunca he tenido conversación.

Alfredo, mi único conocido-amigo, esta mas tranquilo, el Marca ha aumentado el numero de paginas, vuelve el fútbol. 

Bueno, dejo de quejarme, estoy haciendo un curso de envejecimiento activo, pero he incluido la clausula de no-madrugar ni andar con bastones, parecen esquiadores despistados. Tampoco quiero relacionarme con mujeres optimistas, me deprimen y las depresivas me aburren. 

En realidad solo me queda el cine, como dice Woody Allen : "Es estupendo. Es como hacerle novillos a la vida (Hablando sobre ir al cine durante el día).



01 junio 2020

El publico no debe darse cuenta que un autor escribe bien

Korovin: Rue de Montmartre

Probablemente el mirar dentro de uno mismo sea una curiosidad malsana.
- Buenos días
- Buenos días

- Hace un tiempo esplendido
- Si, pero podría ser mejor

- ¿Que quiere decir con mejor?
- Un clima mas adecuado

- ¿Que quiere decir con mas adecuado?
- Mas acorde con mi aversión al calor

- Pero el tiempo es lo que es, calor o frío según venga
- Disculpe pero con Vd. es difícil hablar

- Vd. no habla,  solo responde en el orden adecuado

Nadie habla. Todos mienten, o solo responden en el orden adecuado. La verdad, la convicción solo llega en soledad. 

Estoy contento de no necesitar consolarme a mi mismo, no necesitar que "me animen" pues la soledad, tan cotidiana,  ya la venden actualmente en Ikea.

"Sólo eso: llueve y estoy mirando la lluvia. Qué simplicidad. Nunca creí que el mundo y yo llegáramos a este punto de acuerdo. La lluvia cae no porque me necesite, y yo la miro no porque necesite de ella. Pero nosotras estamos tan juntas como el agua de lluvia está ligada a la lluvia. Y no estoy agradeciendo nada. Si, después de nacer, no hubiera tomado involuntaria y forzadamente el camino que tomé, yo habría sido siempre lo que realmente estoy siendo: una campesina que está en un campo donde llueve. Sin siquiera dar las gracias a Dios o a la naturaleza. La lluvia tampoco da las gracias. No hay nada que agradecer por haberse transformado en otra. Soy una mujer, soy una persona, soy una atención, soy un cuerpo mirando por la ventana. Del mismo modo, la lluvia no está agradecida por no ser una piedra. Ella es la lluvia. Tal vez sea eso lo que se podría llamar estar vivo. No es más que esto, sólo esto: vivo. Y sólo vivo de una alegría mansa." (Clarice Lispector)

Vivimos en otro país, somos emigrantes de emociones, ya no me reconozco en nada del Viejo Mundo, aunque añoro la ilusión de familia y cierto orden. La única familia posible es aquella en que nadie se da cuenta de que todo esta bien. 

Como dice Tallon: " Algunos días -no muchos, para no abusar- conviene que el autor no sepa del todo qué está haciendo mientras lo hace. Digamos que es la clase de ignorancia que uno se puede permitir en septiembre, cuando todos parecemos traumatizados por alguna clase de estupidez típica del verano. No deja de ser conveniente que los comienzos despierten dudas, y que la gente crea que estás acabado; que ya nunca escribirás como en el pasado; que ya diste lo mejor de ti mismo, y que probablemente, un día de estos, simplemente aparecerás flotando boca abajo en tu piscina, muertísimo, como colofón a una bella y breve carrera. Tal vez en la siguiente columna, con suerte, aún puedas resucitar. La muerte siempre infunde ese tipo de esperanzas, la de que, en el fondo, solo estás haciéndote el muerto. Existen profesiones en las que te es dada una segunda oportunidad.
La historia está llena de carreras que empezaron bien, que prometían, y que no resistieron la atracción precisamente del abismo, al que ni siquiera esperaron a caer despacio, como una pluma muerta, y se arrojaron de cabeza, por propia voluntad. Es muy peligroso hacerlo bien desde el principio. Si puedes, disimula, aunque no tanto que lo hagas mal. Julio Camba sostenía que el público no debe darse cuenta nunca de que un autor escribe bien. Su estilo sería tan bueno, que se ocultaría, mientras el lector no pararía de preguntarse por qué demonios sigue leyendo a su columnista favorito, si no parece que escriba bien". (Juan Tallón)



25 marzo 2020

La Pandemia (4): El poema de la Pandemia


La situación actual se va a prolongar por mucho tiempo. El encierro cederá pero la situación de protección y prudencia continuará meses. Navego mucho por la red buscando noticias, consuelo, explicaciones. Me he encontrado con "El poema de la Pandemia", un texto sereno
“Y la gente se quedó en casa. Y leía libros y escuchaba. Y descansaba y hacía ejercicio. Y creaba arte y jugaba. Y aprendía nuevas formas de ser, de estar quieto. Y se detenía. Y escuchaba más profundamente. Algunos meditaban. Algunos rezaban. Alguno bailaban. Algunos hallaron sus sombras. Y la gente empezó a pensar de forma diferente.
Y la gente sanó. Y, en ausencia de personas que viven en la ignorancia y el peligro, sin sentido y sin corazón, la Tierra comenzó a sanar.
Y cuando pasó el peligro, y la gente se unió de nuevo, lamentaron sus pérdidas, tomaron nuevas decisiones, soñaron nuevas imágenes, crearon nuevas formas de vivir y curaron la tierra por completo, tal y como ellos habían sido curados".



Este texto ha sido publicado en un blog inglés, aunque no es original de la autora del blog sino que se remonta al año 1800, en una epidemia de peste. 

No somos los primeros que viven una situación que nadie pensó que podría volver a ocurrir. No se si aprenderemos a vivir de otra manera. Porque los buenos propósitos de hace 200 años no se han cumplido. Cuando todo esto acabe la vorágine seguirá, seguiremos ocupando el tiempo para evadirnos de la conciencia de que no sabemos que hacer con nuestra vida. 

La famosa frase achacada a John Lennon, resume la situación: "La vida es eso que sucede mientras hacemos planes. 

(Evaristo Cienpozuelos)





22 marzo 2020

La Pandemia (3)

El grito: Edward Munch

El mundo se reduce a nuestra vivienda. El enemigo esta dentro, acecha para la invasión,  en el pomo de una puerta, en cualquier superficie. Nos hemos reducido drásticamente el espacio exterior y al mismo tiempo también podemos tener invadido el espacio interior. Estamos evolucionando de la ciencia ficción al terror.

En realidad y no es pose, no me importa mucho morir, no creo que me suceda nada tremendamente nuevo e interesante en la vida que me queda. El mundo actual es tan cambiante e imprevisible que nunca pensé que me sentiría tan perdido.

Primero las etapas de la vida nos las indican,  sutilmente, como se indican  estas cosas, sin nombrarlas. No sabes lo que vas a hacer pero sabes lo que no vas a hacer, porque no se te ocurre, porque en tu modelo no cabe.

Luego, tras un arduo y  trabajoso periodo de reflexión, de vivencias y  errores empiezas a pensar que sabes lo que haces, que decides. Craso error. Si, decides, pero dentro de los limites de tu modelo, inmodificable, inalterable, Puedes modificar el software pero no el hardware.

Cuando llegas a la vejez, ese periodo en que no esperan nada de ti, te tratan con amabilidad y hasta ternura, pero como si nunca supieras lo que haces o tu discurso estuviera siempre fuera de tiempo. Te llaman señor y te dejan el asiento en el autobús los chicos de la concertada. Te conviertes en una excusa para que los demás demuestren su bondad. 

Intento ser positivo, frase repetida que se ha convertido en un slogan vacío. Hay que recordar la frase de B. Russell diciendo que un optimista es un imbécil simpático y un pesimista un imbécil antipático. Puede que eso cambie en la vejez, seguimos siendo imbéciles pero ya no nos importa tanto caer simpáticos. 

Se ha producido el viraje, lo que parecía imposible ha sucedido. Lo real ha traspasado lo ilusorio, lo imposible ha sucedido, la publicidad del Corte Ingles resulta ridícula por su infantilismo. Se acabaron las carreras hacia las rebajas. La rebaja la tenemos en casa y ha venido para quedarse. 

"No somos soñadores. Estamos despertando de un sueño que se convierte en una pesadilla. No estamos destruyendo nada. Estamos viendo cómo el sistema se destruye a sí mismo." (Slajov Zizek)

21 marzo 2020

La Pandemia (2)



Sigue el aislamiento, el encierro, el intento de tragar lentamente lo que jamás imaginamos que nos podía suceder. He bajado la basura, he ido a comprar, pocas cosas, todo nos lleva hacia la austeridad , como si el permiso para la alegría del consumo  hubiera desaparecido. 

Nunca había sentido tan intensamente como ahora el cambio de paradigma. Creo que ha acabado una época y empieza otra impredecible. Los comentarios de tranquilidad, tan racionales, se quedan ajenos a la realidad. No se si sabremos vivir con la incertidumbre que acaba de nacer.

Me estoy envolviendo en esa seriedad depresiva con tintes de "la vida es asi", que tanto odio, ese hablar con pedantesca suficiencia, aunque ahora tras los cursos de habilidades sociales se disimula con cierta ironía y una falsa humildad. Esa suficiencia que encubre la falta de dones, de creatividad, la gente creativa que tiene "realmente" algo que decir no se preocupa tanto de la comunicación.

Alfredo sigue "agobiado", solo baja a la calle a comprar el Marca, como si la ruleta del deporte le hiciera olvidarse de la realidad. 

Yo me defiendo con mis mecanismos obsesivos, mis rutinas procrastinadoras, mis pequeñas tablas de gimnasia, los aplausos a las ocho y todas esas cosas que nos envuelven en la "solidaridad", esa que sentimos cuando nos pasa algo a nosotros, no al que pide en la entrada del supermercado. 

He reordenado los estantes del trastero y abierto huecos para mantener una "reserva estratégica" de papel higiénico, pañuelos, papel de cocina, algunos botes.

Íbamos hacia el futuro, lanzados, interconectados, y volvemos hacia el pasado, el virus del 18.

Miro por la ventana y a cualquier hora veo el interior de la casa de los vecinos de enfrente. No tienen cortinas ni bajan la persiana. Los veo leer, ver la TV, incluso hacer gimnasia. Siguen aparentemente igual, ahora me doy cuenta el agradecimiento que les debo, son hieráticos como los samurais, intemporales, las mismas rutinas que hace diez años, y transparentes, no tienen sótanos en su vida ni nada que ocultar. Son eternos, inmutables, lo que nos falta en esta azarosa época de cambios impredecibles.

Como diría Borges: "Me gustaría ser valiente. Mi dentista asegura que no lo soy".
(Evaristo Cienpozuelos)




19 marzo 2020

La Pandemia (1)



Hoy acaba el cuarto día de aislamiento, tras el avance de la epidemia provocada por el "maldito" virus, mas bien el "puto" virus. No me asusta la soledad, no me asusta morir, pero siento que algo ha cambiado. La narrativa social ha entrado en la Ciencia Ficción. Hemos visto películas y leído novelas sobre pandemias, pero como siempre,  únicamente como entretenimiento, para consumir y "emocionarnos" cuando al final la familia se reencuentra y tras las efusiones de rigor lloran al abuelo muerto, por la enfermedad.  Ya no oigo en las escaleras a los trabajadores sociales a ver si "el anciano no sale y le ha pasado algo", están atareados en que no se mueran en las residencias. 
Solo salgo a comprar, con mascarilla, así no tengo que afeitarme tanto y me muestro solidario, no acumulo papel higienico, aunque con mi estreñimiento tengo hasta el 2021. 
Sigo las recomendaciones, organizo mi tiempo, hago un leve ejercicio, el reloj de pulsera que me regalaron tras la jubilación me repite "muévete", cuento los pasos, veo las noticias, veo alguna película y leo y duermo mucho. El sueño es la única posibilidad de otra vida, no la "otra, otra" en la que no creo, sino una intermedia, como un avatar. 
Los discursos son constantemente tranquilizadores, lo que me pone muy nervioso y a determinadas horas hay aplausos y caceroladas como en una cárcel brasileña.
En realidad a mi no me ha cambiado mucho la vida, pero a los demás si, lo que me duele. Yo vivía un poco de la vida de los demás, y ahora esa vida ha desaparecido de la vista. El voyeur que hay en mi está sin alimento.
La pequeña seguridad que me daba la pensión, mis pequeños ahorros y mi aceptable salud ha desaparecido. El mundo esta globalizado y los problemas también. Qué nuevo problema se inventaran?, según Alfredo, mi amigo, esto es un virus que han soltado los americanos........al principio parecía que para hundir a los chinos, pero ellos han salido airosos, por ahora.
Recibo alguna llamada telefónica, Estas bien?. Si y tu?. Alfredo tras enviudar se encuentra mal solo, necesita "compartir" con alguien, o sea que le "hagan las cosas" y que le sostengan la cháchara. Siempre me cuenta lo que ha hecho en el dia, lo cuenta secuencialmente, por orden, lo que resulta el mejor remedio para el insomnio que conozco, se me olvidan los miedos, deseo ir a dormir y le agradezco el efecto pesado-sedante que provoca en mi.
Leo poco al ir a dormir, se me cansa la vista y no encuentro novelas refugio, que me metan en la historia y me saquen de la mía. Solo me queda prometerme que haré algo más de ejercicio al dia siguiente e imperceptiblemente casi me encuentro rezando al Niño Jesús. Me asombro de lo que consigue el miedo, la vejez y el futuro convertido en presente. Buenas Noches
(Evaristo Cienpozuelos)

17 marzo 2020

El Tiempo 1: Una época de inmovilidad frenética

(Luciano Concheiro)

"Si me viera obligado a señalar un rasgo que describiera la época actual en su totalidad, no lo dudaría un segundo: elegiría la aceleración. Este fenómeno explica en buena medida, como funcionan hoy dia la economia, la politica, las relaciones sociales, nuestros cuerpos y nuestra psique."

"La nuestra es la época de la aceleración. La concepción temporal de la Modernidad era como una escalera ascendente sin fin: rectilínea, arrojada hacia el futuro y articulada por la noción de Progreso. En cambio, la concepción temporal que hoy predomina es más bien como una página web de scroll infinito. Percibimos una sucesión constante de eventos que se desplazan unos a otros rápidamente. No hay dirección, no se va a ningún lugar. Es un ciclo interminable cuyo único elemento es la aceleración. 
La Historia terminó porque no hay una narración coherente (un metarrelato hubiera dicho Lyotard) que aglutine lo que sucede. Cuando más podemos aspirar a construir un listado de hechos, parecidos a los Anales Medievales. 
La imagen que mejor explica cómo experimentamos el tiempo es la de una rueda para hámster que gira a una gran velocidad pero no se desplaza. Vivimos en una época de inmovilidad frenética."

"La aceleración ha sido utilizada por el capitalismo como mecanismo para cumplir su necesidad básica (la obtención sin fin de ganancias). 
En política ha generado una política oportunista y cortoplacista, que piensa ante todo en la coyuntura y depende de los medios de comunicación.
En las personas ha constituido un tipo de subjetividad: sujetos dispersos, estresados, ansiosos, deprimidos, necesitados de sustancias estimulantes, que siempre están con prisas." 

(Luciano Concheiro: Contra el tiempo, filosofía practica del instante)


15 marzo 2020

La nostalgia por un pasado que nunca fue

Joke J. Hermsen


La nostalgia significa sentir dolor por una patria que no existe

"La melancolía puede ser inspiradora, pero también peligrosa. Hoy mucha gente se siente amenazada y reacciona con ira si cree que alguien ofende a sus tradiciones, su cultura y su país"

"En nuestra moderna sociedad occidental no existe hoy demasiado espacio para lidiar con la tristeza, las malas noticias, la decepción o el dolor. Lo hemos escondido cada vez más. Decimos que estamos bien y que todo va bien porque no tenemos tiempo para pensar si va mal".

"Mi hipótesis es que la melancolía, como defendían algunos filósofos griegos, es constitutivo de lo humano.Es un sentimiento que nace, por decirlo de algún modo, de la consciencia del discurrir del tiempo y la asunción de que todo, absolutamente todo, perece o perecerá ante nuestros ojos"

"Está en nuestra naturaleza reflexionar sobre el paso del tiempo y, en ocasiones, anhelar algo que ya no tenemos", llámese juventud, pasado, infancia, patria o lo que fuere.

"Somos seres melancólicos por naturaleza pero en tiempos de falta de ataraxia, es decir en tiempos de inquietud, este carácter melancólico se acentúa y está a merced de ser manipulado", explica.

"Una de las peores manifestaciones de la melancolía es la nostalgia. Porque la nostalgia significa sentir dolor por una patria que no existe. Y este dolor reclama un retroceso en el tiempo que puede ser la génesis del fanatismo", reflexiona. Según Hannah Arendt hay que tener cuidado cuando un líder político azuza la nostalgia en lugar de hablar de futuro, en lugar de ofrecer esperanza. Hablar de 'vuelta a los orígenes' siempre puede terminar en fanatismo y totalitarismo".

El arte de tener tiempo para el arte

"Cada día que pasa, toma fuerza la nostalgia de un pasado glorioso que nunca existió realmente, pero que junto con el miedo al futuro, resulta una atractiva forma de fe. Hay que combatir esto con las herramientas que podamos".

"Parece que no tenemos tiempo de enfrentar la melancolía, de extraer algo positivo de ella. Porque para esto necesitamos un análisis pausado de nuestra situación, y el pensamiento neoliberal ha impuesto en nosotros una cultura del rendimiento perpetuo que destierra el tiempo de este análisis".

"Deberíamos tomarnos muy en serio el arte, la música, el cine, la lectura... la cultura en general. Porque son herramientas con las que los seres humanos se narran y mediante ellas nos enfrentamos a visiones distintas de nuestra realidad. A través de las cuales abrazamos la pluralidad y la multiculturalidad como genes mismos de una sociedad democrática".

"Arendt ya nos dijo que el totalitarismo es el acta de defunción de la pluralidad".

(Joke J. Hermsen: La melancolía en tiempos de incertidumbre)

14 febrero 2020

El miedo, el enamoramiento, la escultura

(Louise Bourgeois)

¿Qué podemos hacer con el miedo, el miedo común y corriente? ¿Escaparnos? Hay una larga lista de cosas que podemos hacer. Las personas inmaduras creen que pueden conquistar el miedo -aunque en realidad no lo conquistan, sólo creen que lo hacen desaparecer- enamorándose. ¿No es así? Uno se engaña, simula estar enamorado para no sentir la punzada del miedo. Nos “enamoramos” de alguien a quien tememos, provocamos un cortocircuito con el miedo y entonces no lo sentimos. Pensemos en la serpiente y el pájaro: el pájaro se siente cautivado, ¿no es así? Es exactamente lo mismo. El pájaro se siente atraído, no sufre, no siente miedo, de hecho está como hipnotizado, y la serpiente acaba engulléndoselo. Es así. Sólo puedo pensar por medio de imágenes. Ese es mi problema. Pero la diferencia con el verdadero amor es que no se llega al sexo, no hay verdadero deseo. Creo que la prueba de que se está enamorado –del amor verdadero- es el deseo de dar.


Pero no se puede “amar” a todo el mundo para ocultar el miedo, resulta muy agotador e improductivo. Así nunca creceremos, pasando de un enamoramiento pasajero a otro para no sentir miedo, creyendo que hemos conquistado algo cuando en realidad no hemos conquistado nada. Los años pasan y no habremos conocido la experiencia verdadera del amor –porque por lo general esa experiencia del amor no se materializa- y habremos perdido el tiempo. Y esa pérdida de tiempo se expresa en ira, porque sentimos que no hemos vivido, que la vida ha pasado en vano.


"Desde pequeña asocié el acto sexual con la muerte. En esa historia, los amantes, en prenda del amor que sienten, se dicen que si alguno de los dos muere, el otro ya no querrá vivir. Mis padres hubieran dicho lo mismo, como si actuaran el papel de Píramo y Tisbe. Pero esa es la historia de ellos, no la mía. Se juraban amor continuamente. Y eso a mí me resultaba muy extraño porque mi padre era una persona promiscua que le era infiel a mi madre cada vez que podía y mi madre lo sabía. Ese era un rasgo muy peculiar de mi padre, porque este hombre promiscuo que se acostaba con medio mundo tenía por ideal la historia de Píramo y Tisbe. Pensaba que si él moría su esposa ya no querría vivir, aunque no estoy muy segura de que eso funcionara en el sentido inverso. A mi madre no le gustaban mucho esas tonterías pero mi padre decía cosas como “¡Te quiero tanto que si te murieras, yo también me moriría!” El día anterior tenía marcas de lápiz de labios en la cara. Mi padre siempre tenía la cara manchada de lápiz de labios. Las declaraciones de amor siempre tenían que ver con la muerte. Mis padres concebían el amor como algo diferente del sexo.

El arte surge de la vida. El arte surge de las dificultades que enfrentamos cuando queremos seducir a los pájaros, a los hombres, a las serpientes o a quien sea. Como en una tragedia de Corneille, donde todos persiguen a todos. A ti te gusta A, y a A le gusta D, y a D le gusta C y así. Como hija de Voltaire, educada en el racionalismo del siglo diecinueve, creo que con el debido empeño, el mundo mejorará. Si trabajo como un perro en todos estos… artefactos, conseguiré el pájaro que quiero.

Hay muchísimos artistas, por supuesto, pero la mayoría son muy poco interesantes, porque la expresión personal no puede ser un fin en sí mismo o, mejor dicho, la expresión personal puede ser un fin en sí mismo pero no es interesante. Millones de personas toman el desayuno por la mañana pero es muy difícil lograr que el desayuno sea interesante, desde un punto de vista objetivo.

En la obra está mi incapacidad para hacerme querer. La resistencia de la piedra es mi incapacidad para hacerme querer.

En primer lugar, me casé con un intelectual. Solo le interesaban las ideas. Por lo tanto siempre le interesó saber qué es verdadero y qué no. Lo digo como un gran halago. Mi padre era un escéptico, un descreído. Siempre decía que necesitaba pruebas.

DK: ¿También su esposo decía eso?

No, mi padre decía eso, y me parecía admirable. Decía: “No creo en nada que no puedas probar. Y te corresponde a ti probarlo.” Intelectualmente, la idea era básicamente la misma, la misma perspectiva. Solo que Robert Goldwater era una persona completamente racional, con la mismas cualidades que mi madre. No me traicionaba. No traicionaba a nadie. Nunca en la vida lo vi enojado. Nunca. Y nunca oí que mi madre levantara la voz, nunca. No es poca cosa.

 El arte es un privilegio, una bendición, un alivio. Privilegio significa que has sido favorecido, que lo que haces no te corresponde del todo, no se debe sólo a ti, sino que es una especie de favor que te ha sido concedido. El privilegio te otorga ciertos derechos cuando en realidad no los mereces, te concede algo que los demás no poseen. El arte es un privilegio que me fue concedido y tuve que ejercerlo y estar a la altura, más todavía que con el privilegio de tener hijos. Todo el funcionamiento del arte descansa en una serie de privilegios, y ya es un privilegio ser parte de ese mecanismo.

DK: ¿Entonces, siguió haciendo arte para dar prueba de ese privilegio, para estar a la altura?

Absolutamente. El privilegio era el acceso al inconsciente. Tener acceso al inconsciente es un gran privilegio. Sentía entonces que debía merecer ese privilegio, y ejercerlo. Tener la posibilidad de sublimar a través del arte era un privilegio. Hay que aprender a sublimar. No todos pueden porque no tienen acceso al inconsciente. Esa posibilidad es algo muy especial y también algo muy doloroso. Pero no hay posibilidad de escape una vez que ese acceso te ha sido concedido, una vez que has sido favorecido con esa facultad más allá de tu voluntad.

Mi feminismo se expresa mediante un profundo interés en lo que hacen las mujeres. Pero soy una persona muy solitaria. Reunirme con otra gente no me ayuda; no me ayuda en lo más mínimo. Lo que verdaderamente me ayuda es reconocer mis propias incapacidades y exponerlas. Otra conclusión muy triste a la que he llegado es que sólo me gusta la gente que me ayuda. Es una conclusión realmente triste.

DK: ¿Pero no cree que hay un prejuicio particular con las artistas mujeres?

No. Hay muchos artistas que han sido ignorados. Ese es el problema. Ser ignorado no es lo mismo que ser discriminado. No creo que se haya discriminado a muchas artistas, pero sí que se las ha ignorado. En parte eso es así porque el hombre se comporta como un lobo frente el resto de los hombres, el hombre puede ser un lobo para el resto de los hombres.

DK: ¿Entonces no cree que ha sido discriminada por ser mujer?

No, no lo creo. Pienso que he sido completamente ignorada, un destino que comparto con otros. Pero no es culpa de nadie. Es esa la condición del mundo.


El sentido del arte moderno es seguir buscando nuevos modos de expresión para el artista y sus problemas, sabiendo que no existen caminos ni acercamientos preestablecidos. Se trata de una situación bastante dolorosa y el arte moderno consiste precisamente en enfrentarse a la situación dolorosa de que no hay caminos establecidos para la expresión del artista. Es por eso que el arte moderno sigue existiendo, porque eso sigue siendo así, porque es así la condición humana.

DK: ¿Cree que el arte moderno tiene una relación especial con la dificultad dolorosa para expresarse que enfrenta el artista en el mundo moderno?

Definitivamente. El arte moderno trata sobre el dolor de no poder expresarnos adecuadamente, expresar las relaciones íntimas, el inconsciente, no poder confiar en el mundo para expresarnos más directamente. El arte moderno habla del intento de conservar la cordura frente a esta situación, al menos tentativa y temporariamente, mediante la expresión. El arte surge de nuestros fracasos y de nuestras necesidades más acuciantes, de la dificultad de ser nosotros mismos cuando no nos prestan atención. La sensación de abandono, de desatención abunda en el mundo moderno, y también la necesidad de reconocimiento no satisfecha. El arte es una forma de auto reconocimiento y es por eso que siempre será moderno.