30 marzo 2014

La ceguera


Me he apartado de la autopista de la prisa y el progreso, no se si por convicción o porque no soporto el stress, siempre he sido acomodaticio en mi ideología, pero que no me toquen la siesta.

Además tengo una novia ciega, no por una promesa, sino porque a pesar de mi resistencia a las dificultades y a ser solidario me ha incluido en su viaje al regreso, el regreso al momento en que todo era uno y solo la palabra y la poesía llenaban los atardeceres.

Mi voz y sus matices han empezado a tomar relevancia, incluyo suspiros entre lo que digo, silencios con algún movimiento para expresar asentimiento. Un nuevo mundo en el que la visión del cuerpo desaparece. 

Me he reconciliado con el espejo, ya no importan tanto mi cara abotagada y caída o mis ojos saltones,  solo cuido mi voz, como un cantante de opera antes de cantar en La Scala.

El tacto y sus labios son una promesa de entrega, su cara excesiva en sus gestos una búsqueda de exactitud. Su palabra una onda que acorta mis latidos. 

Me voy de viaje con ella a la playa, por qué a la playa?, le pregunto, que mas da el sitio?, si no lo ves, atreviéndome a ser cruel. Porque tu voz con el sol capta los matices del trópico, se rellena de dulzuras y mi mundo lo embellece, solo por eso.....
Doy gracias por su ceguera...


El amor y la poesía son experiencias no productivas, son antiproductivas y han sido y son negaciones del mundo moderno" (Octavio Paz)

1 comentario:

José Luis dijo...

Muy lindo, Evaristo.