18 noviembre 2013

La Fiesta



... El objetivo de la fiesta es hacernos olvidar que somos seres solitarios, miserables y condenados a morir; en otras palabras, evitar que nos convirtamos en animales. Por eso el hombre primitivo tenía un sentido festivo muy desarrollado. Un buen sahumerio de plantas alucinógenas, tres tamboriles y ya está: cualquier tontería lo divierte.

 Por el contrario, el occidental medio sólo llega a un éxtasis insuficiente después de interminables fiestas tecno de las que sale sordo y drogado: no tiene sentido festivo alguno. Profundamente consciente de sí mismo, radicalmente ajeno a los demás, aterrorizado por la idea de la muerte, es completamente incapaz de cualquier exaltación. La pérdida de su condición animal lo entristece, le produce vergüenza y despecho; le gustaría ser un juerguista, o al menos hacerse pasar por tal. Menudo marrón.