09 abril 2012

¿No podríamos formar un ejército de débiles, de torpes, de ignorantes?


Ni siquiera la alienación es ya una alternativa.

El hecho de que no haya más tiempo, ni más alternativas, ni más rumbos futuros lleva a la idiotez y/o la muerte. La premonición de un desastre que nunca-llega-nunca-acaba, reforzada por un continuo bombardeo de vagas amenazas, deudas, números virtuales y gráficos incomprensibles, lleva a la subjetividad y la colectividad a un callejón sin salida.

“Si consideramos como depresión la suspensión del acto de compartir el tiempo, como el despertar a un mundo insensible, entonces tenemos que admitir que, filosóficamente hablando, la depresión es sencillamente el momento que más se acerca a la verdad”.

El comienzo del fin de este sistema —podrido hasta los órganos— se encuentra en dejar de servir al cuerpo humano como un campo de batalla. El hartal de Ghandi (el cese total de cualquier cosa funcional) debería enseñar a nuestros cuerpos ese ‘abandono’ y sus potencialidades.

Los cuerpos cambian sus ciclos, sus alientos, su presión sanguínea y sus hormonas. Se trata de colectividades que tratan de traspasar el tiempo social y reajustarse al tiempo corporal.

El capitalismo nos exige una disposición permanente al deseo, al contacto, a la producción. Un tiempo permanentemente ocupado, bajo presión, en pos de resultados. Hoy es obligatorio estar contentos, ser optimistas y positivos.

¿No podríamos formar un ejército de débiles, de torpes, de ignorantes? La consigna sería: “sí, estamos deprimidos, qué pasa”? El programa: “no sé”. La huelga, no hacer nada de nada, ni siquiera movilizarnos. Do nothing day… un miércoles, luego el jueves y así.

Amador Fernandez Savater
Alexandra-Odette Kypriotaki

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esto me ha parecido un poco obtuso... o estoy tonta a estas horas de la mañana.
La pregunta de ¿qué hacer? si que nos la hacemos muchos, y enlazando con la entrada anterior: hay mucha desesperanza, dudo que nos haga más libres. Me acuerdo de Camus, "El extranjero", cuanto dolor en no desear nada.
Pero sobre todo me alegro de que hayas vuelto, te echaba de menos, aunque nunca había dicho nada.
Mary Cruz

Rafa dijo...

Gracias Mary Cruz. Tienes razón, he vuelto a leer el texto y he recordado por que lo elegi. Quizas añoro una epoca de no tener que elegir tanto y quizas la esperanza sea la zanahoria para seguir "produciendo", la esperanza de que todo ira mejor. El final es la muerte luego la esperanza es un engaño, todo ira peor. Quizas nos libere el quitar adjetivos a la vida, mejor, peor sino "es lo que hay". Un beso Rafa