12 julio 2011

La felicidad y los limites

“La voluntad de poder nos hace pensar que la felicidad consiste en NUESTRO poder y es lo que guía básicamente el mundo moderno. Está en nuestra vida cotidiana, en la voluntad de acrecentar la posesión de objetos y en otras muchas realidades cotidianas, en la organización social y económica, incluso en la cultura. La voluntad de poder no se refiere entonces sólo al poder político, sino a aquello que se dice de que siempre se quiere más. Cuando Spinoza dice lo contrario, sólo si reconocemos nuestros limites y lo hacemos a través de los afectos, y nos reconocemos como limitados en el seno de una totalidad, incrementamos nuestra potencia de obrar, es decir, nuestras capacidades, lo que es una paradoja: a medida que nos reconocemos como limitados reconocemos también esa totalidad, y cómo somos parte de ella, alcanzamos el máximo de poder. Por el contrario, si pretendemos no reconocer límites y que la naturaleza esté a nuestro servicio, como de hecho viene ocurriendo en los últimos siglos, no lograremos más que generar tristeza. La voluntad de poder que no quiere reconocer límites y que pretende imponerse sobre cualquier otro afecto es hermana de la mayor impotencia”. (Vicente Serrano: La herida de Spinoza)

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