03 abril 2011

El orden nos exime de ser libres

Una mujer temblorosa aprieta el brazo de su acompañante. Él vuelve hacia ella un rostro tan largo como un número de serie y dice: “El sesenta por ciento de los muertos por accidente en carretera son peatones”. La mujer deja de temblar: todo está controlado. A punto estuvo de creer que algo anormal ocurría, algo a lo cual debía responder con un grito, un espasmo, un ligero anticipo de la carne ante la gran salida, pero no: aquello es conocido y ya no la involucra; le pertenece a otros. Y él añade: “Han llamado a una ambulancia”, y ella se relaja, su angustia la abandona: el orden nos exime de ser libres, de despertar en otro, de despertar por otro. A punto estuvo de gritar, desde esa carne ajena, pero el orden contuvo a tiempo ese delirio. (Chantal Maillard)

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