29 abril 2011

Algo va a ocurrir

He vivido tan poco que tengo tendencia a pensar que no voy a morir; parece inverosímil que una vida humana se reduzca a tan poca cosa: uno se imagina, a su pesar, que algo va a ocurrir tarde o temprano. Craso error. Una vida puede ser muy bien ser vacía y a la vez breve. Los días pasan pobremente , sin dejar huella ni recuerdo; y después, de golpe, se detienen.
Otras veces tengo la impresión de que conseguiría instalarme de forma estable en una vida ausente. Que el hastío, relativamente indoloro, me permitiría seguir llevando a cabo los gestos habituales de la vida. Nuevo error. El hastío prolongado no es una posición sostenible: antes o después se transforma en percepciones claramente más dolorosas, de un dolor positivo; es exactamente lo que me está pasando.
(Michel Houellebecq)

26 abril 2011

El problema

Y ya no sé , ahora, cuál es el problema. Todos los caminos están acabados, también el mío.
(Pier Paolo Pasolini)

22 abril 2011

Lo nuevo está aquí para permitir que lo viejo sobreviva

Nos confrontamos con una sociedad en la cual la propia revuelta es desprovista de sentido, dado que, en ella, la transgresión misma no sólo es recuperada sino directamente solicitada por el sistema como la forma misma de su reproducción. Por decirlo en términos hegelianos, la "verdad" de la revuelta transgresora estudiantil contra el poder establecido es el surgimiento de un nuevo poder establecido en el cual la transgresión forma parte del juego, es solicitada por los artilugios que organizan nuestra vida como un permanente habérnoslas con excesos.
Entonces, ¿es el resultado último al que llega Lacan una resignación conservadora, una especie de clausura, o quizá permite este enfoque un cambio social radical?
Hoy día, en esta época de continuos y veloces cambios, desde la "revolución digital" a la retirada de viejas formas sociales, el pensamiento está, más que nunca, expuesto a la tentación de "perder los nervios", de abandonar precozmente las viejas coordenadas conceptuales. Los medios de comunicación nos bombardean constantemente con la necesidad de que abandonemos los "viejos paradigmas": si queremos sobrevivir, hemos de cambiar nuestras nociones más fundamentales respecto de qué sea la identidad personal, la sociedad, el medio ambiente, etc... Las sabias doctrinas del new age sostienen que estamos entrando en una era "post humana"; el pensamiento político posmoderno nos dice que estamos entrando en las sociedades postindustriales, en las que las viejas categorías de trabajo, colectividad, clase, etc.... son zombis teóricos, ya no aplicables a la dinámica de la modernización.... La ideología y la práctica política de la Tercera Vía es, de hecho, el modelo de esta derrota, de esta incapacidad de reconocer cómo lo nuevo está aquí para permitir que lo viejo sobreviva. En contra de esta tentación, lo que habría que hacer es, más bien, seguir el modelo aún no superado de Pascal, y plantear la difícil pregunta: ¿cómo hemos de mantenernos fieles a lo viejo en esta nuevas condiciones. Únicamente de este modo podemos generar efectivamente algo nuevo.

21 abril 2011

Una postura inofensiva y usual


El factor más grave de la línea de Mathilda era el hecho de que últimamente ella había tenido un amante ficticio.

Era una impostura usual en las esposas de Parque Remsen, donde ellos vivían. Una o dos veces por semana Mathilda se vestía con sus mejores prendas, se ponía un poco de perfume francés y usaba el abrigo de piel, y después, hacia el final de la mañana, tomaba un tren que la llevaba a la ciudad. A veces almorzaba con una amiga, pero era más frecuente que comiera sola en uno de esos restaurantes franceses de la calle Sesenta visitado por mujeres solas. Habitualmente bebía un cóctel o pedía media botella de vino. Quería aparecer corrompida o misteriosa – víctima del cruel enigma del amor – pero si un extraño la hubiese mirado fijamente la habría acometido un paroxismo de timidez, y con un sentimiento parecido al pánico habría recordado su hermoso hogar, sus hijos de expresión sincera, y las begonias de su jardín. Por la tarde, asistía a una función teatral o veía una película extranjera. Prefería los temas intensos que agotaban sus sentimientos – o como ella misma decía, que la dejaban “vacía”. Durante el viaje de regreso, en uno de los últimos trenes, se la veía serena y triste. A menudo lloraba mientras preparaba la cena, y si Mallory preguntaba qué le ocurría ella se limitaba a suspirar. Él tuvo un momento de sospecha, pero una tarde la vio mientras caminaba por la Avenida Madison, y ataviada con su abrigo de piel estaba comiendo un sándwich apoyada en un mostrador; entonces llegó a la conclusión de que las pupilas de los ojos de Mathilda estaban dilatadas, no por el enamoramiento, sino por la oscuridad del cine. Era una postura inofensiva y usual, y forzando un poco la compasión incluso podía considerársela útil.

(John Cheever: La geometría del amor)

20 abril 2011

El cuerpo como accesorio de moda

Mi mayor pesadilla es una cultura habitada por post-humanos que consideren sus cuerpos como accesorios de moda más que como fundamento de su ser, mi sueño es una versión de lo post-humano que incluya las posibilidades de las tecnologías de la información sin dejarse seducir por fantasías de poder ilimitado y de inmortalidad incorpórea, una versión que reconozca y celebre la finitud como una condición del ser humano, y que comprenda la vida como inserta en un mundo material de gran complejidad, un mundo del que dependemos para seguir sobreviviendo.
(Katherine Hayles)

19 abril 2011

El alma y su habitabilidad


El alma está siempre habitada por alguna potencia, buena o mala. Las almas no están enfermas cuando están habitadas, lo están cuando no son ya habitables. La enfermedad del mundo moderno es que las almas ya no son habitables, ¡y lo sufren! Se cree que se pueden reducir a nada las potencias maléficas con el pretexto de que ya no hay un ser sobrenatural. ¡Mal cálculo! Desde el momento en que existe un ser, existe la sobrenaturaleza.

(Pierre Klossowski)

17 abril 2011

Meter la cabeza en lo oscuro

La patria de un escritor es su lengua. Suena más bien demagógico y sé que a veces no nos queda más remedio que ponernos demagógicos, así como a veces no nos queda más remedio que bailar un bolero a la luz de unos faroles o de una luna roja. Aunque también es verdad que la patria de un escritor no es su lengua o no es sólo su lengua sino la gente que quiere. Y a veces la patria de un escritor no es la gente que quiere sino su memoria. Y otras veces la patria de un escritor es su lealtad y su valor. 

En realidad muchas pueden ser las patrias de un escritor , a veces la identidad de esta patria depende en grado sumo de aquello que en ese momento está escribiendo. Muchas pueden ser las patrias, se me ocurre ahora, pero uno solo el pasaporte, y ese pasaporte evidentemente es el de la calidad de la escritura. Que no significa escribir bien, porque eso lo puede hacer cualquiera, sino escribir maravillosamente bien, y ni siquiera eso, pues escribir maravillosamente bien también lo puede hacer cualquiera. ¿Entonces qué es una escritura de calidad?. Pues lo que siempre ha sido: saber meter la cabeza en lo oscuro, saber saltar al vacío, saber que la literatura básicamente es un oficio peligroso. Correr por el borde del precipicio: a un lado el abismo sin fondo y al otro lado las caras que uno quiere, las sonrientes caras que uno quiere, y los libros, y los amigos, y la comida. Y aceptar esa evidencia aunque a veces nos pese más que la losa que cubre los restos de todos los escritores muertos. La literatura como diría una folklórica andaluza, es un peligro. (Roberto Bolaño: Entre parentesis)

16 abril 2011

Un beso, un acontecimiento


El deslizo los brazos alrededor de ella como si lo que estuviera haciendo estuviese fuera de discusión y pudiese tomarse el tiempo que quisiera. La besó en la boca. Era la primera vez, le pareció a ella, que participaba en un beso que fuese un acontecimiento en sí mismo. Todo el asunto en sí. Un prólogo tierno, una presión eficaz, un sondear y acoger sin reservas, un agradecimiento prolongado y un apartarse satisfechos.
(Alice Munro)

14 abril 2011

El crepúsculo y la mujer amada


El anochecer es indescriptible. Como guinda comienza a subir la luna llena. Louis me incita a pintar lo que vemos. Le digo que , a lo sumo, haré un boceto. Naturalmente fracaso frente a la naturaleza. Pero aprendo algo. Me obligo a reconocer la distancia entre mis recursos y esta naturaleza. Es un asunto que debo desarrollar los próximos años.

No me entristece lo ocurrido. No hay ninguna prisa cuando el deseo es tan inmenso. Este crepúsculo permanecerá en mi interior de forma profunda y para siempre. Cuando la clara luna del Norte se alce, recordaré esta noche, aunque sea ya un reflejo mortecino, y me servirá una y otra vez de advertencia. Sera como la mujer amada, como mi otro yo. Un estimulo para reencontrarme. Yo mismo soy la aurora de la luna del Sur.

(Paul Klee)

13 abril 2011

La modestia y la impostura

Puede surgir también la cuestión de la modestia como antídoto o como complemento de la impostura. Es verdad que, de entrada, la modestia es ridícula. Aun cuando representa un escudo correcto contra la arrogancia y la megalomanía, constituye además otro tipo de impostura, puesto que generalmente no es sino una pose. Pose paliducha, estrangulada, ruborizada, no muy bonita. La modestia, escribía Jules Renard en su Diario, es siempre falsa modestia, algo que como el mismo admitía, ya está muy bien. Pero la modestia, observaba después, "puede ser una especie de orgullo que llega por la escalera de servicio a hurtadillas". En cierto sentido el circulo se ha cerrado. (Jean Echenoz)

11 abril 2011

El resto del tiempo somos meros esclavos


Zizek propone una bella definición de revolución: es la representación de la utopía.

Presente y futuro se aproximan brevemente en el instante revolucionario y podemos comportarnos como si la utopía nos tocara. El futuro utópico se materializa fugaz y somos realmente felices mientras luchamos por él.

La utopía no es un sueño, una ilusión o un producto de la imaginación, sino un impulso surgido de la necesidad de supervivencia ante una situación sin salida. Nos vemos obligados a pensar la utopía ante la imposibilidad de solucionar los problemas dentro de las coordenadas existentes, ante la convicción de que la peor opción es continuar con lo que conocemos.

Los momentos en que somos más libres e iguales en este sistema son aquellos que dedicamos a la consecución de la utopía. El resto del tiempo somos meros esclavos.

(Slajov Zizek)

09 abril 2011

La aventura, el aburrimiento y lo serio

La aventura, el aburrimiento y lo serio son tres maneras distintas de considerar el tiempo.
En la aventura vivimos el futuro, el aburrimiento se vive más bien en presente, mientras que lo serio es una forma de contemplar el tiempo en su conjunto.

07 abril 2011

La centralidad antidemocratica de la economia


En opinión de Zizek, la referencia a Lenin es inapreciable para distanciarse de cinco actitudes que predominan en la izquierda.

La primera acepta la esfera de las luchas culturales ecológicas, feministas, gays, étnicas, nacionales, religiosas o multiculturalistas como el centro de la política emancipatoria y relega la esfera económica --casualmente la decisiva-- a un segundo plano o al silencio.

La segunda se encastilla en la defensa de las conquistas del Estado del Bienestar, defensa inviable porque ni las clases dominantes apuestan ya por el consenso social ni la base obrera tradicional que integró ese consenso mantiene su fuerza y tamaño.

La tercera alberga una ingenua ilusión sobre las potencialidades de la tecnología, especialmente Internet, para la creación de nuevas comunidades y opciones políticas.

La cuarta mantiene ortodoxias --como el trotskismo fiel al programa transicional de los años 30-- que aplican mecánicamente el mismo patrón a todas las crisis políticas: identifican un supuesto movimiento de clase trabajadora que, carente de una auténtica dirección marxista capaz de vehicular su potencial revolucionario, es invariablemente traicionado por las fuerzas anticomunistas y procapitalistas.

Finalmente, la quinta actitud asume la forma de terceras vías que son en la práctica simples certificaciones de defunción de las segundas vías, las anticapitalistas, y glorificaciones de las primeras vías, las liberales puras y duras.

Vivimos en un momento de despolitización de la economía, no por azar. Se puede opinar, proponer y legislar sobre todo: derechos humanos, racismo, medio ambiente, sexismo, homofobia, fundamentalismo religioso, violencia. Todo menos la economía. En la esfera económica reina el silencio, la censura y la inmovilidad más absolutos. Son muchos los que consideran más probable el fin del mundo que la más ligera modificación en la arquitectura del capitalismo. ¿Puede haber mayor prueba de la centralidad de la esfera económica? Zizek no tiene inconveniente en ser políticamente incorrecto en extremo y señalar que las demandas de las luchas del multiculturalismo posmoderno pertenecen esencialmente a las clases medias y altas occidentales; en ningún caso son comparables al horror que viven buena parte de las poblaciones del tercer mundo y no deben ser aceptadas por la izquierda como luchas fundamentales.

El objetivo de la izquierda debe ser trasladar la lucha de nuevo a la esfera clave: la economía. Es necesario volver a repolitizar la economía con una intervención política de signo inverso a la que, en los últimos 30 años, han efectuado las clases privilegiadas para revertir las conquistas logradas por los trabajadores en los dos últimos siglos. El desmontaje de los avances en materia de legislación laboral, derechos sociales y regulación financiera ha hecho retroceder a la humanidad más de un siglo. Frente a la democracia liberal, cabe preguntarse: ¿dónde se toman la decisiones públicas clave? Si no se toman en un espacio público y con la participación de la mayoría, tanto da que exista formalmente una democracia parlamentaria. Zizek no es el único que extrae esta conclusión. Eric Hobsbawm afirma que la extensión de la democracia liberal en el mundo a golpe de misil imperial no sólo es hipócrita, sino contraproducente y peligrosa. Una democracia así es cada vez menos necesaria en sitio alguno, puesto que las decisiones políticas y económicas más importantes tienen lugar en organizaciones transnacionales privadas y públicas no democráticas. En otras palabras: el deterioro del modelo democrático liberal está llegando a tal punto que la diferencia entre su existencia o no para amplias partes del mundo es cada día más pequeña, por mucho que nos empeñemos en buscarla.

(Slajov Zizek)

05 abril 2011

El amor es cosa de tres


¡Anda, aprovéchate!. La frase y la forma desganada en que fue dicha me desconcertó. Dada mi crónica y natural timidez no fue seguida de movimiento alguno. Una parte de mi se paralizó, esperando averiguar su significado, mientras aquel amigo, mas bien conocido, seguía, satisfecho con la mirada, el cuerpo de la real moza que tenía por novia. Un cuerpo de huesos sólidos, relleno con cierta elegancia, con mucho por todos lados. Seguí acodado en la barra mientras los demás bailaban enrojecidos y sintiendo que había pasado el peligro. Años después comprendí que el amor es cosa de tres.

04 abril 2011

La saturación de la racionalidad

Además de la anarquía del poder, mi film trata sobre la posible inexistencia de la historia, polemiza contra la idea de historia que tiene la cultura eurocéntrica, es decir, el racionalismo o el empirismo burgués de un lado y el marxismo del otro. Toma Francia, por ejemplo, con sus relaciones con Argelia y con el Tercer Mundo en general. Francia, que ha alcanzado el mayor racionalismo del mundo. Para Francia, la palabra "libertad" corresponde a "racionalidad". Ahora Francia ha llegado a una especie de saturación de la propia racionalidad. Entonces, ¿cómo soporta una nación como Francia esta irrupción de irracionalidad que trae consigo el Tercer Mundo, el mundo del hambre? Las poblaciones del Tercer Mundo, precisamente porque son reprimidas y tenidas al margen de la vida pública y de la vida política, han conservado, como todas las áreas marginales, un tipo de cultura anterior que, de algún modo, es el tipo de cultura prehistórica. Francia se ubica como la maestra de racionalidad para las poblaciones coloniales. De hecho, los educa muy bien. Francia no ha tomado nada de ellos, sólo ha dado. Les dio un modelo de educación, racionalidad, civilización, pero no supo aprender nada de ellos, porque este tipo religioso, irracional, prehistórico que el Tercer Mundo trae consigo, no es racionalizable. Entonces los franceses deben modificar su razón si quieren comprender, si no quieren quedarse atrás. París es una ciudad maravillosa que admiro porque la matriz de mi cultura está allí. No puedes dejar de admirarla, pero se siente que es... más remota, más lejana, más arcaica que una pequeña ciudad de cualquier nación subdesarrollada que se está creciendo. El mundo moderno será una síntesis entre el mundo de la burguesía occidental de hoy y el mundo de las poblaciones subdesarrolladas que se unen ahora a la historia. La racionalidad occidental será modificada por la presencia de otro tipo de visión del mundo que estos pueblos expresan. La modernidad consiste en esta modificación. Es verdad que el hombre es siempre el mismo, pero también es verdad que cambia. Tanto más porque en este momento nos está amenazando una verdadera mutación antropológica. El verdadero apocalipsis es que la tecnología, la era de la ciencia aplicada, hará del hombre algo distinto de lo que era antes. Ha sucedido algo que no tiene equivalentes en la historia del hombre. (Pier Paolo Pasolini)

03 abril 2011

El orden nos exime de ser libres

Una mujer temblorosa aprieta el brazo de su acompañante. Él vuelve hacia ella un rostro tan largo como un número de serie y dice: “El sesenta por ciento de los muertos por accidente en carretera son peatones”. La mujer deja de temblar: todo está controlado. A punto estuvo de creer que algo anormal ocurría, algo a lo cual debía responder con un grito, un espasmo, un ligero anticipo de la carne ante la gran salida, pero no: aquello es conocido y ya no la involucra; le pertenece a otros. Y él añade: “Han llamado a una ambulancia”, y ella se relaja, su angustia la abandona: el orden nos exime de ser libres, de despertar en otro, de despertar por otro. A punto estuvo de gritar, desde esa carne ajena, pero el orden contuvo a tiempo ese delirio. (Chantal Maillard)

01 abril 2011

Unos pocos tienen derecho a todo


Muchos se quejan de que Twitter o Facebook son comunidades artificiales, sucedáneos de la interacción humana cara a cara. Yo celebro estas comunidades artificiales; te permiten escapar de tu lugar asignado en la sociedad. Imagina vivir en un país como Arabia Saudí. Yo me sentiría liberado usando Twitter.

Hoy cualquiera con dinero puede viajar al espacio, cada mes anuncian descubrimientos contra algún tipo de cáncer, incluso se habla de avances para alcanzar la inmortalidad. Al mismo tiempo, en cada telediario, salen políticos y economistas explicando que no hay dinero para mantener la Seguridad Social. Vivimos una época que promueve los sueños tecnológicos más delirantes, pero no quiere mantener los servicios públicos más necesarios.

Las corporaciones intentan privatizar los recursos naturales, la biogenética o los conocimientos. El capitalismo actual se mueve hacia una lógica de apartheid, donde unos pocos tienen derecho a todo y la mayoría son excluidos.

Nos gustan las respuestas sencillas. En vez de pensar sobre la estructura del sistema, nos refugiamos en cuestiones morales. El anticapitalismo es muy popular entre las grandes estrellas de Hollywood. Todos están en contra de alguna compañía que explota niños o que contamina el medio ambiente. Hacen estas cosas para calmar su conciencia individual. Me opongo por completo a lo que suele llamarse estilo de vida ecologista. Hablo de la gente que recicla, tiene paneles solares y compra comida orgánica. Leí hace poco un informe que demuestra que si todos siguiéramos esas pautas de consumo provocaríamos una catástrofe, ya que los artículos ecológicos son mucho más caros de producir.

EP3. ¿Cuál es la alternativa?

S. Z. La solución que ofrecían era que la mayor parte posible de la humanidad viviera apiñada en grandes ciudades. Así, todos los servicios serían más baratos. El sueño de todos de la casita en el campo o en las afueras puede acabar en cataclismo.
El Plan Bolonia es una catástrofe. La derecha quiere suprimir las humanidades. En vez de pensadores, quieren convertirnos en expertos que cumplan los encargos que las élites plantean. Me parece importante defender que los grandes problemas nos conciernen a todos. La derecha debería estar en contra del Plan Bolonia. Convertir la Universidad en una empresa es mucho más peligroso para Europa que el fundamentalismo islámico.

Me encanta una anécdota, seguramente apócrifa, de la Primera Guerra Mundial. Un puesto militar alemán escribe un telegrama a sus aliados austriacos: "Aquí la situación es seria, pero no catastrófica". La respuesta dice : "Aquí la situación es catastrófica, pero no seria". Esta última frase define nuestra época. Nos cuesta tomar en serio la debacle a la que nos enfrentamos. No soy un ingenuo, ni un utópico; sé que no habrá una gran revolución. A pesar de todo, se pueden hacer cosas útiles, como señalar los límites del sistema. Muchos sabemos que unas cuantas reformas no van a sacarnos del atolladero.

(Slajov Zizek)