07 marzo 2011

El ascenso

Aquel domingo era soleado. No había brumas, había dormido bien, no habia fumado y no había tomado ningún café. Aparte de eso tampoco estaba sudoroso y me llevaba bien con mi mujer. Para acabar mi currículo le acababa de comprar a mi hijo una Play Station después de darnos una vuelta, para comparar precios, por los principales hipermercados. Pasaba mucho tiempo con mi hijo. Todo esto me dolía, algo no iba bien, no era como debía ser y como me proponía periódicamente. Siempre hacia planes para cambiar, vivir en otra ciudad mas contaminada y oscura, fumar desmesurada y peligrosamente, dormir poco y a deshora, tomar café constantemente y buscarme una mujer rubia despiadada y pasional, que me acabara abandonando, a pesar de nuestra loca pasión. De jugar con mi hijo ni hablar, debía olvidarme y conseguir que me recordara por las fotos. Se que me iba a costar pero siempre he sido tenaz y voluntarioso. Una voz me saco de mis pensamientos: Jaime, (debería cambiar de nombre, Jimmy, por ejemplo), ¿ya estas otra vez?. ¡Te ha dicho el medico que no leas novelas policíacas que vas a acabar como Don Quijote con las novelas de caballerías! ¡Además si no asciendes es porque no te estudias los temas de legislación, que siempre te tumban en el primer ejercicio, no porque no seas un buen policía! Era una buena mujer pero no entendía nada, en un país con sol, llamándose Jaime y sin fumar ni tomar café no se puede ser un buen policía. ¡Maldito destino!. Mi psicoanalista me advirtió que no saliera contigo, pero eras tan guapa que cambié de psicoanalista. (Manhattan. Woody Allen) (Evaristo Cienpozuelos)

2 comentarios:

José Luis dijo...

Magnífico.
Woody Allen estaría encantado con Evaristo si le leyera.

Rafa dijo...

Gracias Jose Luis. En NOLA la juerga debe ser continua porque tu blog esta algo apagado. Un abrazo