27 febrero 2011

El Pacifico uterino y Rebelíon a Bordo

Las islas del Pacifico ocupan en mi imaginario un lugar importante. Nutrido por novelas , como la trilogía de Rebelión a bordo y vidas como la de Gauguin. Conozco dos versiones cinematográficas de la historia: la de de Clark Gable y la de Marlon Brando. Las nativas en tecnicolor, sin ambigüedades corporales, con las tetas suficientemente tapadas y al aire y una vida de botellón, exportada por los ingleses, con una sexualidad libre sin precisar, que luego leyendo a Margaret Mead ya queda totalmente mitificada, bajo el signo del matriarcado. El imaginario esa nebulosa sin concretar, ¿para que?, nuevas complicaciones. El mito masculino de no hacer nada, tumbado a la sombra, frutos silvestres abundantes, palmeras, mujeres por todas partes, todas muy cariñosas, como en un club de alterne pero sin el cansancio y el desprecio que el dinero provoca y sobre todo un clima ideal, el mar, todo ello aderezado con la sencillez de los nativos, no hace falta hacer un master para que te aprecien, ...¡que tranquilidad!.
Tengo el problema terrible de que en cuanto pienso un poco sobre otros mundos coloco las piezas como en el mundo en que vivo. ¿Cuánto tardaría en comenzar con mis rutinas habituales aun viviendo en otra cultura?. ¿Cuánto resistiría sin una tienda de periódicos cerca?.
En Hombres contra el mar, la odisea de una travesía oceánica en un simple bote hay una frase del narrador que siempre he recordado: "el maravilloso ungüento con el que trataron nuestras llagas..... Este texto semi-bíblico se refiere a los cuidados tras el mal estado en que llegan tras pasar hambre, sed, exposición continua al sol y diversas y graves calamidades y la curación tras el tratamiento y el reposo. Esta frase verdadero talismán para el insomnio, me retrotrae a un estado uterino, cálido, verdadero paraíso perdido....el Pacifico uterino. (Evaristo Cienpozuelos)

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