20 febrero 2011

El domingo y las mujeres

Mi vida es como un domingo, familiar, con cierta libertad, sin mucho futuro y con la nostalgia del fin de semana que ha sido y no ha sido, adueñándose de todo. En este predominio vital han existido viernes plenos de futuro, sábados con actuaciones de presente y muchos lunes con comida a las cuatro. Mis brújulas siempre han sido femeninas. Mujeres terráqueas, románticas, con proyectos vitales tan ambiciosos que se derrumbaban nada mas nombrarlos. Mujeres fuego, verborreicas y apasionadas, que mi tendencia a la impotencia y las comparaciones me hacían temer. Mujeres aéreas tan sutiles y poéticas que me daban ganas de comer y mujeres acuosas, liquidas, siempre fugitivas de mi presencia, nunca las he tenido, siempre se han escurrido entre mis manos. Necesito capturar el misterio femenino. Tras su silencio que nunca cierra, su elegancia que nunca impone, solo insinúa ¿Qué se esconde?. Las mujeres románticas me horrorizan, es un camino seguro hacia el fracaso y el resentimiento. Las mujeres fuego me agotan, las mujeres aéreas me dan ganas de soltar tacos y las acuosas nunca consigo estar con ellas, siempre se me escapan. Por tanto ya se que me toca seguir viviendo con pequeñas esencias, perfumes de mujer, mujeres en cantidades homeopáticas. El domingo con su sol matinal, su periódico, el pastel de postre y la aburrida tarde es la mejor vida que puedo llevar. La calle esta llena de peligros con faldas. La tentación vive fuera. (Evaristo Cienpozuelos)

5 comentarios:

El hombre de goma dijo...

Hay mujeres que tocan y curan, que besan y matan...
También mujeres al borde de un ataque de nervios.
Pobre Evaristo y su asumido tedio dominical.
Hay mujeres.
Ay!!! Mujeres...!!!

Unknown dijo...

Quizá Evaristo debiera probar con una mujer brava, de esas de las que habla Héctor Abad Faciolince en la entrada 1/11/10. Buen día a todos.

Rafa dijo...

Evaristo, por lo poco que lo conozco siempre ha tenido problemas, de confusión, de decisión y sobre todo de entender la aparente complejidad de las mujeres, que a lo mejor se queda solo en aparente, esto ya lo digo yo. Lo de la mujer brava me parece que no es muy buena idea.... para pelear siempre hay tiempo. Un abrazo

José Luis dijo...

¿Y qué tal el sexo de pago? Puestos a que las mujeres más deseadas se escurran entre las manos, para eso se paga y al menos se las puede retener el tiempo que aguante la Visa...

Por cierto, magnífico el texto de nuestro querido Evaristo.

Anónimo dijo...

Llevaba tiempo sin leer textos en que se relacionara a mujeres y elementos, según ese misterioso nexo que nos une a la naturaleza. Sinceramente, me recuerda a un anuncio de perfumes o a una canción de Sabina.

Hasta donde llego a conocer, lo que nos separa a hombres y mujeres son los métodos. Cuando rascas la corteza encuentras las mismas miserias y a veces las mismas grandezas. Ni aires, ni fuegos.

Saludos

Teresa