30 enero 2011

La rigidez

Me gustaba aquella cafetería, suficientemente espaciosa pero con un toque de bar cutre, que me reconciliaba conmigo mismo. Siempre he creído, como tantas otras cosas equivocadas, que lo eficaz y elegante es falso, la precisión también, que lo que esta contaminado por lo humano es imperfecto y sucio?, la limpieza, limpieza de sangre, limpieza de sabanas, pureza, detuve mis pensamientos porque se dirigían hacia ese terreno de la castidad, pureza e intolerancia que tan bien conocía.

Esperaba a una mujer, en realidad no he hecho otra cosa toda mi vida, pero esta vez no era una espera existencial sino real. No la conocía, ni su edad, ni su aspecto, solo sus palabras, ya sabéis, las redes sociales, refugio de soledades, la deshumanización, que te aíslas en tu cuarto, vicio solitario, bueno todos sabemos de que estamos hablando.

Ella llevaría un pañuelo rojo y yo también. Ya iba por el segundo café cuando apareció. Como siempre sucede, su aspecto no era como me lo había imaginado. Algo más vieja de lo que esperaba, demasiada necesidad en su porte y en su aspecto y una sonrisa amplia y con ganas de caer bien.

¿ Por que los hombres utilizamos las redes para relacionarnos, si nos quedamos con el cuerpo mas que con la palabra?. Me levanté, nos presentamos. Recordamos nuestras charlas en la red, pero yo desde el principio estaba deseando irme. Ella estaba separada, yo también, pero una unión-amistad-hacer la comida no me apetecía. Hablamos de sexo con esa libertad con la que se habla cuando no practicas, casi quedamos para acostarnos, pero faltaba algo. ¿Por que este rechazo?, Una mujer agradable (ese adjetivo burgués que define la tibieza), abierta e inteligente, no estaba enamorado claro, pero lo de la mentalidad romántica era uno de los propósitos que había hecho este año, quitarme de fumar y del romanticismo, no podía vivir más tiempo como Oscar Ladoire en Opera prima. De repente me di cuenta, era majestuosa, tenia algo en lo que sostenerse, una cierta rigidez que la mantenía en pie y yo nunca me he podido relacionar más que con el fracaso, cuando hay hambre sabe mejor la comida. Nos despedimos. Decidí acostarme pronto, no conectarme tanto y apuntarme como siempre me decía mi amiga Cristina a una escuela, cerca de casa, de bailes de salón. Puro cuerpo y movimiento. Me sentí como cuando me separé de mi mujer, un cierto alivio y una cierta tristeza, maldita ambivalencia.

(Evaristo Cienpozuelos)

"Hace 28 años que estás muerta y sin embargo te recuerdo mejor que a cualquiera de las otras, fuiste la única que comprendió la futilidad del arreglo con la vida. Las demás sólo estaban incómodas con segmentos triviales, criticaban absurdamente lo pequeñito." (Charles Bukowsky)

4 comentarios:

José Luis dijo...

Dormimos solos demasiadas veces, eso ya sabemos sobradamente a qué sabe. Y me arrepiento de ello, por fin.
Hay que "arriesgar" y encontrarse con la sorpresa de un cuerpo desconocido al amanecer. Sí, hay que aprovecharlo cuando milagrosamente suceda.

Rafa dijo...

Dormimos solos demasiadas veces. Me alegro que al fin te arrepientas, pecador de la pradera. Lo que no me queda tan claro en tu frase es si el "cuerpo desconocido" es uno "realmente" nuevo o es el mismo de siempre en el milagro del cambio de percepción. Yo apostaria por esta segunda opción...... pero en mi la resignación es proverbial. Un abrazo

José Luis dijo...

Me refería a nuevos seres, sí, seres distintos y desconocidos. Pero ya que lo dices, el cambio de percepción tiene también su punto. Tu comentario me ha recordado un anuncio no muy lejano (creo que de una compañía telefónica), en el que el chico se despertaba cada mañana sin acordarse de quién era su compañera (tipo alzeimer, vamos) y se emocionaba cada día al verla como si fuera la primera vez.

Otro abrazo, resignado también, ya que hoy toca dormir solo (como viene siendo habitual...).

Anónimo dijo...

Está sembrado, el Evaristo.
José Luis, lo tuyo no es asombro por el cuerpo desconocido...lo tuyo es propaganda!!!
Un abrazo a los dosxdos.