30 noviembre 2010

La confesión

Por seguridad debo seguir encerrado en casa, no llamar la atención para no despertar sospechas y tampoco me conviene un encierro demasiado prolongado porque los vecinos empezarían a murmurar. Desde los últimos atentados nada es igual, la seguridad se ha reforzado, los servicios de inteligencia están interconectados y actúan coordinadamente. Menos mal que mi nombre y mi rostro es desconocido para ellos. Ahora me alegro de no tener apenas recuerdos fotográficos, nunca me gustaron, no salgo nada bien.

Mi grupo operativo esta destruido y sus componentes en la cárcel. Tras la escisión nos quedamos con la responsabilidad de los atentados contra el clero y ahora solo quedo yo cumpliendo misiones. La de hoy ha sido genial.

Elegí una iglesia apartada, es mejor para la huida y tras un estudio detallado y preciso de horarios me acerque, a las seis y media de la tarde, donde sabia que el Padre Flores estaría en el confesionario, con la iglesia casi vacía, atendiendo fieles pecadores. Me arrodille e inicie el ritual de la confesión. Tras unos datos iniciales para romper el hielo me decidí a actuar, solo esperaba el momento oportuno, el propio padre me lo dio.

- A ver, hijo mío, pecados contra el sexto mandamiento –

Mi entrenamiento en campos terroristas holandeses no había sido en vano. Arremetí y comencé, poco a poco, a contarle todo tipo de aberraciones, perversiones y demás contenidos que hubieran hecho enrojecer al mismo Marques de Sade. Desplegué toda mi libidinosa habilidad, insinuando más de lo que decía. El padre Flores no soportó el ataque, fue enrojeciendo paulatinamente, su color fue haciéndose lívido-azulado y en un momento determinado perdió el conocimiento y se derrumbó. Estaba muerto.

Me fui retirando lentamente, no había testigos, solo una viejecita bastante distraída que creo que no había notado nada. Salí a la calle y media hora después estaba en casa. Esta noche tengo que relajarme y descansar. Creo que veré Sonrisas y lagrimas.

(Evaristo Cienpozuelos)

Armas silenciosas para guerras tranquilas (II)

6. Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.

Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido critico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

7. Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.

Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

8. Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

9. Reforzar la autoculpabilidad.

Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. Y, sin acción, no hay revolución!

10. Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídas y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

(Noam Chomsky) (de Puri)

27 noviembre 2010

Armas silenciosas para guerras tranquilas (I)

1. La estrategia de la distracción

El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. ”Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto ‘Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

2. Crear problemas y después ofrecer soluciones.

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

3. La estrategia de la gradualidad.

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

4. La estrategia de diferir.

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

5. Dirigirse al público como criaturas de poca edad.

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

(Noam Chomsky) (de Puri)

26 noviembre 2010

Doble vida


En cuanto supe que mi padre había llevado en sus últimos treinta años una doble vida, sucumbí a la curiosidad y averigüé el nombre de su otra mujer y la dirección del otro hogar. Llamé a la puerta con una excusa cualquiera -una inspección de la compañía de seguros, o algo así-, y una mujer alta y equina me invitó a entrar. Entonces no pude dar crédito a lo que veía: el interior de aquel hogar era una réplica perfecta del que habíamos compartido mi padre, mi madre y yo; los mismos muebles, los mismos sillones con el mismo tapizado distribuidos exactamente igual, y hasta los mismos cuadros, los mismos platos de porcelana y las mismas esculturas de yeso.

De vuelta en casa, esa noche me dediqué con malévolo placer a desordenar los muebles y a revolver las cosas en los estantes. Mi madre seguía perpleja mis movimientos, pero no le dije nada de mi visita a la casa y cenamos en silencio.

De pronto recordé la vez que, siendo un niño, rompí el jarrón chino que flanqueaba el diván. El enojo de mi padre al saber del accidente me había parecido desproporcionado. Ahora podía entenderlo. Podía incluso imaginarlo al día siguiente, destruyendo a conciencia el jarrón igual, sólo para conservar la simetría con su otro hogar.

(Eduardo Berti)

24 noviembre 2010

La trampa del teléfono


Éste es mi contestador automático.
Para herir, simplemente marque 1.
Para contar mentiras que me crea, marque 2.
Para las confesiones trasnochadas, marque 3.
Para interpretaciones literarias producto del alcohol, marque 6.
Para poemas, marque almohadilla.
Para cortar definitivamente la comunicación,
no marque nada, pero tampoco cuelgue,
titubee en el teléfono ( a ser posible durante varios meses)
hasta que note que voy abandonando el aparato
a intervalos de tiempo cada vez más largos
No desespere. Aguante.
Espere a que sea yo la que se rinda.
Le evitará cualquier remordimiento.
Gracias.
(Vanesa Perez-Sauquillo)

21 noviembre 2010

Los otros

El golpe seco y fuerte no llego a despertarme, me despejo la urgencia de orinar. No pude abrir la puerta del baño lo que confirmo mis incansables temores ."Los Otros" , los del lado oscuro, lo habían tomado. Pronto tomarían la cocina y no pasaría mucho tiempo sin que tomaran el resto. Solo me quedaba resistir en el dormitorio, con el orinal y la caja de galletas, hasta que se apoderaran de mi. Unos golpes fuertes en la puerta y voces crípticas me sacaron de mis negros pensamientos. ¡Abra.... Abra.... 061....061..... ! Como pude llegue a la puerta y abrí. Entraron impulsivamente, con un vecino que parece que los había llamado. Me llamaron por mi nombre, "quítese de ahí, abuelo", no se de que me conocían. Trajes brillantes y luminosos, que casi dañaban la vista, emisarios de la luz. Con dificultades abrieron el baño y rescataron a una mujer de las garras de la oscuridad. No la conocía de nada. Creo que se llamaba Cadera, ya que eso era lo que repetían continuamente mientras se la llevaban, se ha roto "la cadera". En estos tiempos de globalización y confusión nada es lo que parece. 

20 noviembre 2010

Georges Perec y la escritura


"Escribir es tratar meticulosamente de retener algo, de hacer que algo de todo esto sobreviva: arrancar algunos pedazos precisos al vacío que se forma, dejar en alguna parte, un surco, una huella, una marca, o un par de signos".

(Georges Perec)

18 noviembre 2010

Y sin embargo......

24/10/2010 Con los años estériles que nos quedan por detrás y los años sin esperanza que nos quedan por delante, y seguimos dedicándonos a practicar incompatibilidades inútiles. (por eso creo que el presente es el tiempo que necesita más los relatos, porque contarse previene de los excesos: de énfasis, de sofismas, de dispersión, incluso de la locura) 29/10/2010 Sí, como hemos convenido, una de las claves importantes es contarse bien, a uno mismo y a los demás, la mejor versión es la más breve; por ejemplo la que le he contado después de mucho tiempo sin vernos a R y que ha durado como mucho un cuarto de hora, con sus preguntas, certeras, incluidas. Cinco minutos de pasado, cinco de presente y cinco de futuro. Suficiente. 10/11/2010 -Escribir otro Musil para el calidoscopio analizando una de sus fórmulas preferidas de pensamiento: el “y sin embargo”. Por ejemplo: “Y sin embargo en la vida ocurre casi siempre lo contrarío a lo que un espíritu cultivado esperaría”. (Marta Sanuy)

17 noviembre 2010

El triunfo

Mi vida es estupenda, cansada a ratos, pero yendo hacia el progreso. Casi se me arrasan los ojos al decirlo y por eso mi mujer dice que tengo la lagrima fácil. Mi asesor de emociones me dijo que estaba de moda llorar, que era muy femenino, aunque las mujeres lloran cada vez menos y que a ellas les encantan los hombres con una parte femenina muy desarrollada. Esto ultimo no lo entendí muy bien pero luego me explicaron que no se refería a las tetas, vamos, sino a una parte que no se ve, que era , no se si dijo emocionante o emocional o algo parecido.

Me levanto a las seis de la mañana junto con mi mujer, que trabaja como yo a unos cien Kms. pero en otra dirección. Dejamos a la niña en casa de su abuela y nos vamos . Mi trabajo esta bien, no paramos en todo el día y el sueldo no es muy bueno pero si aguanto diez años más tengo posibilidades de que me hagan fijo y preferencia para elegir vacaciones en junio o septiembre, además de posibilidad de plaza en la residencia de vacaciones que la empresa tiene en Torrevieja. Acabo a las cinco de la tarde y a las seis y media estoy en casa, una vivienda de 65,23 metros cuadrados, con trastero de 3 mts. y plaza de garaje. Fue una buena oportunidad que acabaremos de pagar en quince años y que se lleva la mitad del sueldo, pero tuvimos suerte. Al llegar a casa recogemos a la niña y cenamos, vemos la tele o vamos a dormir. Con mi mujer hay buena relación, aunque estamos tan cansados que apenas hablamos y solo los viernes hacemos el amor. Una vez me dormí haciéndolo y luego me dijeron que eso es un truco para mantener la erección. Creo que sé más de lo que parece. El sábado para mantener el contacto con la naturaleza nos vamos a un pueblo a una hora de viaje en coche donde tenemos una casa rural que estamos restaurando. Me canso bastante picando y trabajando, pero mi mujer dice que eso combate el stress mental. Es muy inteligente e informada. Allí disfrutamos de la naturaleza hasta el domingo que volvemos, cansados pero satisfechos. La verdad es que me gustaría hablar con mis antiguos amigos del colegio, los que me llamaban “el tonto” para que vieran en que me he convertido, un triunfador.

(Evaristo Cienpozuelos)

16 noviembre 2010

Critica de la razón cinica


La pregunta crucial que yo plantearía aquí, una pregunta para la que no tengo respuesta, la verdad, sería: ¿Pueden erosionar al capitalismo las formas de oposición cultural que surgen en un momento? ¿Precisa este sistema caracterizado por la posmodernidad y globalización el mismo tipo de oposición que la que se generó en la época de lo moderno?

En el momento moderno hablábamos de subversión, crítica, oposición, pero me pregunto si todas estas formas de resistencia son realmente válidas en las condiciones presentes. Recuerdo ahora el título de un famoso libro de Sloterdijk, Crítica de la razón cínica. Mucha gente usaría esos términos para describir la situación, e incluso Zizek se refirió a ello en una conferencia a la que asistí en Los Ángeles el año pasado.

Sí, creo que nos encontramos inmersos en una cultura de la razón cínica, en la que todo el mundo ya sabe todo de antemano, en la que ya no hay sorpresas, un momento en el que todo el mundo sabe lo que es el sistema y lo que hace, que el sistema no ofrece ilusiones a nadie y que simplemente está basado en el beneficio, en el dinero, etc. Si es así, si todos somos tan conscientes de este hecho, entonces es evidente que la función de la cultura de desenmascarar y revelar ese mismo hecho deja de ser necesaria. Aunque al mismo tiempo, si todos lo sabemos ¿por qué no resistimos? Estos son los nuevos tipos de interrogantes a los que hoy se enfrenta la cultura, y los que tendría que acometer una cultura posmoderna de izquierdas.

10 noviembre 2010

Viajar es muy dificil




Dice Elias Canetti en Voces de Marrakech:

“No había leído nada sobre el país. Sus lugares me resultaban tan ajenos como sus gentes. Lo poco que a lo largo de una vida le llega a uno por los aires, de cada país y cada pueblo, se pierde en las primeras horas”

Si es que siguen existiendo los viajeros, a veces lo dudo, son esos que saben lo importantes que son las primeras horas y dejan que el lugar se los trague.

El turista podría aprovechar esa fortuna del recién llegado, pero suele estar demasiado informado, un gran inconveniente, además padece de poco tiempo y del síndrome del que va de paso; dolencia que consiste en mirar y mirar de una manera enfebrecida, con una mirada voraz que busca constatar exotismos, almacena oropeles repetidos y le hace creer que atrapó la esencia, cuando lo más que pudo alcanzar es a documentar con muchas imágenes el mismo prejuicio.

El viajero es raro, porque en nuestra época es muy difícil viajar. Para empezar porque no hay sorpresa, y todo lo que vamos a ver ya lo hemos visto. Viajaban quienes llegaban no muy lejos de su casa hasta el siglo XIX pero, a partir de entonces, aunque el traslado sea a la esquina más remota del globo, no sé si se puede decir con propiedad que se viajó: en todos los países existen espacios neutros e idénticos que nos harán sentir como si no hubiéramos salido, y el viajero siempre fue un terco que practicaba anacronismos impropios del individuo civilizado, como la incomodidad. El viajero es quien se puede permitir que sucedan cosas no imaginables de antemano, pero estos viajeros que me acompañan han decidido tenerlo, por una vez, todo previsto.

Los buenos viajeros son despiadados, recuerdo que decía Canetti, mientras salimos de Ouarzazate con un chofer Tuareg y transformados en turistas.

(Marta Sanuy)

08 noviembre 2010

La quiebra

Nunca pensé que la quiebra de “Servidores en la red S.L.” me iba afectar tan profundamente. Me he quedado solo, y mi edad ya no me permitirá, de ahora en adelante, muchas licencias. Todo comenzó diez años atrás. Mi novia Olivia, una chica preciosa y simpática, demasiado perfecta para ser real, había entrado en mi vida sin sobresaltos. Tiempos de compañía y proyectos, de cerveza y besos, pero.......... siempre hay algún pero, había notado algo extraño que no me atrevía a compartir con ella. Cuando estábamos juntos me invadía una urgencia imperiosa de que se fuera, que desapareciera de mi vista. Cuando no estaba deseaba profundamente volver a tenerla cerca. Solo me sentía bien en los tiempos cercanos a encontrarnos, en la espera ultima. Hable con un psicólogo, anunciado en la panadería integral, dedicado a la autoestima y relaciones virtuales. Me diagnostico de Síndrome de Viernes y me recomendó un tratamiento con novia virtual, que comencé aplicadamente. Una vez suscrito a Servidores en la red y tras hacerme un perfil de preferencias se me adjudico una cibernovia, a la que yo puse el nombre de Amni, conectada las 24 horas y siempre con la respuesta y el afecto oportuno. Estuve en un tris de apuntarme a una geisha virtual, pero sobrepasaba mis posibilidades económicas. Mi vida cambio, una novia sin exigencias, me excitaba con sus palabras, me emocionaba con su afecto y poesía. Con Olivia mantenía la relación pero llego un momento en que me sentía infiel, porque al acostarnos pensaba en mi cibernovia . Rompí con Olivia, no podía ser infiel a Amni, y nunca me he arrepentido, han sido diez años de felicidad sin exigencias. Años serenos y excitantes.

Así hasta hace unos días en que me informaron que se había suspendido el servicio por quiebra de la empresa. Los nuevos tiempos, las web-cam y la posibilidad de ver al otro han hecho que las novias literarias, las novias sin imagen no tengan demanda. No se que hacer, mis recuerdos no tienen tanta cuerda, para seguir como antes. Menos mal que hay una vecina nueva en el bloque y con un amor platónico voy tirando. Únicamente que hasta que regule los encuentros en la escalera tengo mucho trabajo y me quita tiempo. Con lo bien que iba con mi cibernovia. La viudedad es terrible.

(Evaristo Cienpozuelos)

06 noviembre 2010

La gente normal


“Querían hacer como la gente normal cuando se interrumpen unos a otros, pero les salía demasiado bien. Cuando uno sabe hacer una cosa demasiado bien, si no se anda con cuidado empieza a pasarse, y entonces ya no es bueno”.

(J.D.Salinger)

04 noviembre 2010

Libros-todo y libros casi-nada

Siempre he creído que solo hay dos tipos de buenos libros. Por un lado, los del estilo de Jane Austen o William Faulkner, donde coges un microcosmos, dos hectáreas de terreno, y, a partir de ese único pelo de la cabellera de Dios, creas el Universo. El otro modelo es el libro sobre todas las cosas, donde intentas meter todo.
O tienes una cosa diminuta, reluciente y preciosa, o lo tienes todo. Son dos estrategias que funcionan. En el medio no hay nada.
Ambas técnicas tienen el mismo propósito: construir un universo y pueden dar resultados maravillosos. Dickens que seria un buen ejemplo del libro-todo y Austen del libro casi-nada, son iguales en grandeza, constituyen el Polo Norte y Sur de la literatura. Yo estaría con el primero.
(Salman Rushdie)

03 noviembre 2010

La falta de sinceridad en el amor


Resulta vergonzoso decirlo, pero la falta de sinceridad en el amor comienza siempre con la injerencia de sentimientos más elevados. Ese buen chico llamado cuerpo no miente por sí mismo, jamás exagera sus sobre-excitaciones y sus concupiscencias más allá de lo naturalmente posible.
Solo cuando la mente y el sentimiento se mezclan, esos dos elementos que, por naturaleza, tienden a lo infinito, toda pasión se vuelve exagerada y fantasea con eternidades en las relaciones terrenales.

02 noviembre 2010

El Secreto

No se muy bien como sucedió, más bien como suceden estas cosas, sin buscarlas y generalmente sin quererlas. Esta apatía y cierta pereza que habitualmente me invaden la suelen confundir los que no me conocen con cierta serenidad, reflejo de madurez o más bien de mi edad, no se muy bien. No hay en mí falta de deseo, sino pereza en llevarlo adelante.

 La noche se había ido alargando y yo me había dejado arrastrar sin ser capaz , en ningún momento, de interrumpirla. Todo era agradable y seductor y ahora me encontraba en una situación imposible. Estábamos silenciosos, desnudos y fumando en la cama. Ella, apenas la conozco, joven y agradecida de que no me echara atrás en el ultimo momento. Yo desesperado. No se como explicárselo. Se ovilla a mi lado con cara de sueño, con esa belleza especial de hembra satisfecha y, a borbotones, le cuento precipitadamente una historia terrible que ella se cree, con esa ingenuidad que la juventud y la bondad propician. Me levanto y la dejo en la cama pensativa, mientras intenta, a pesar de todo, dormir. Todo antes de revelarle mi secreto, mi nocturna cadena, quiebra de tantos amores. Ronco desaforadamente. 

01 noviembre 2010

Las mujeres bravas y los hombres



Estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas.

A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc., etc... En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.

La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran “no más usted me avisa y yo le abro las piernas”, siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias).

A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa, no se dejan amedrantar y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos. Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas.

Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.

Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir, para amar y para servir y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices o aprender a hacer felices a otros, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque éstas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso.

Los varones machistas, somos animalitos todavía y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza. Esas mujeres nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.



¡Vamos hombres, por esas mujeres bravas!

(Hector Abad Faciolince)

(De Puri y Silvia)