20 octubre 2010

El orden

Toda mi vida ha sido, incluso sin saberlo, medida y planificada. Nací en el tiempo justo que correspondía, sin tardanzas ni adelantos. Enseguida me adapte a los horarios previstos regularmente para la toma de leche, sin que permitiera que mi hambre no coincidiera con ellos. Los demás hitos del desarrollo los hice a su exacto tiempo. Jugaba al fútbol como los demás niños pero nunca me permití el sueño de querer ser futbolista. Mis reacciones eran siempre previsibles, sin arrebatos de cólera ni peticiones caprichosas. Estudie una carrera con posibilidades laborales y comencé pronto, sin grandes problemas, a trabajar. Ascendí enseguida notando el distanciamiento y el respeto de los demás en mi rápida mejora. Me case con una chica elegante y buena conversadora con la que tras los seis meses reglamentarios de pasión comencé una convivencia ordenada y tranquila. Tuvimos dos hijos, un niño y una niña a los que desde el principio tratamos por igual sin distinciones de sexo siguiendo los consejos de Bernabé Tierno para su desarrollo emocional y educación. Una vez aligerado de las presiones laborales, y de crianza de los niños detectando un principio de aislamiento y preparando la crisis de los cuarenta comencé a colaborar con la ONG “Matrimonios sin fronteras” acudiendo a sus reuniones periódicas que coincidían a días alternos, en el mismo local con “Alcohólicos anónimos”. Una noche, saliendo de una de estas reuniones se me acerco un hombre y sin mediar palabra me acuchillo dos veces. También me cure en los tiempos previstos sin graves secuelas, tras lo cual pude hablar en la cárcel con el hombre que me había acuchillado. Me respondió serenamente y sin mirarme: “Al llegar a su altura sentí que todo el orden que se veía en su rostro y en su traje me lo había robado a mí, que he vivido toda la vida en el desorden y el desarreglo”. Esta situación imprevista me ha hecho reflexionar y cambiar mi vida y mis valores. Definitivamente este año no alquilaremos el apartamento en Salou, nos iremos a Cambrils. (Evaristo Cienpozuelos)

6 comentarios:

Teresa Vílchez dijo...

¿Vas a escribir también el relato del acuchillador? Aunque creo comprender sus razones.

Me gusta saber de Cienpozuelos y de ese viejo conocido que es Bernabé Tierno.

Un abrazo, Rafa

Rafa dijo...

Que tal Teresa?. Un placer saber de ti. Quizas me costaria escribir el relato del acuchillador porque, como decia Bennedeti, cuando le reprochaban que no aparecian obreros/proletarios en sus novelas sus vivencias eran de clase media, con toda su estabilidad y mediocridad. Imagino al acuchillador dramaticamente atormentado, mi posición es la de comodamente atormentado. ¿Le faltaria verismo?. Prometo intentarlo. Un beso

José Luis dijo...

Como comienzo para un libro es buenísimo, yo estaba enganchado. Ahora mira a ver si continuas y parirás un best-seller.
Abrazos.

Rafa dijo...

Que tal Jose Luis?. Te agradezco lo del enganche pero claro lo dificil es escribir 400 paginas que te mantengan enganchado. Gracias

José Luis dijo...

No creo que hagan falta 400 páginas. Si uno tiene claro lo que quiere contar, con un puñado de páginas es suficiente. Tiendo a desconfiar de los que para contarme algo necesitan escribir un tocho...
Abrazos.

sara dijo...

realmente entiendo por qué acuchillaron a este hombre ...
fdo: una mujer desordenadíiiiiisima.