11 febrero 2009

El Extraterrestre

Aun tiemblo. He estado a punto de ser abducido por un extraterrestre. Además no se si voy a tener la tranquilidad necesaria para contarlo, no tengo paciencia para las narraciones. En las novelas policíacas solo leo el principio y el final. Cuando me aprieta el gusanillo de saber quien es el asesino me salto cien páginas y listo.

La llamada al timbre y el aspecto no infundían sospechas. 
- ¿D. Evaristo Cienpozuelos? - 
- Si, soy yo -
- ¿Le interesa la educación de sus hijos, D. Evaristo? 

Aquí tendría que haber sospechado algo, tanto Don y tanto Evaristo solo se escuchan en las llamadas de Orange para cargarte algún móvil robótico y un contrato con letra pequeña ilegible, como para mi presbicia. 

Sigamos, en realidad no me interesa la educación de mis hijos, solo que sean , como yo, moderadamente infelices, pero eso, ¿como se lo explicas a un extraterrestre trajeado?. 
El traje no era malo, no entiendo de trajes pero se cuando es malo por mi experiencia cuando andaba buscando piso y todos los chavales que los vendían llevaban uno que les venia un poco forzado. El silencio fue tomado por ET como un asentimiento y continúo. 

- D. Evaristo (empezaba a notar mis lagunas y mi poca paciencia), en estos tiempos que corren la educación es muy importante. Son épocas cambiantes y de flexibilidad laboral y la adaptación es precisa. 
Lo que me faltaba, apología liberal capitalista con la crisis que llevamos. 
- Mire, no tengo tiempo para atenderle, ¿Qué desea en realidad?- Entonces me di cuenta de su procedencia fantasmal y de sus objetivos malignos: 
- Soy de Planeta Agostini y le ofrezco una enciclopedia en treinta y cinco tomos además de ocho DVD con el resumen 
– Solo me dio tiempo a empujarlo y cerrar la puerta pese a sus protestas. A pesar de todo he tenido suerte y la alegría de pensar que hay planetas cercanos con habitantes tan imbéciles como nosotros (Evaristo Cienpozuelos)

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